Empecé a temblar por el aire frío que chocaba contra mi cuerpo mojado. Entramos corriendo a casa refugiándonos de la lluvia, mis dientes castañeaban. Me refugié entre sus brazos buscando algo de calor.
- Estas temblando nena - apretándome contra su pecho. Me agarró por la parte trasera de los muslos y lo rodee con mis piernas. - Te sentará bien una ducha caliente - dejándome en el suelo del lavabo y agarrándome el mentón clavándome su mirada. - Ahora me voy a ir y tú te vas a meter en la ducha porque no sé si sería capaz de ducharme contigo sin mantener las manos quietas - con una sonrisa maliciosa - bastante difícil se me está haciendo ya verte con toda la ropa pegada al cuerpo. - provocando que me sonrojara. Se acercó a mis labios hasta rozarlos, dio media vuelta y desapareció por la puerta dejándome con las ganas. Me mire en el espejo, sonriendo como una tonta sin darme cuenta, y fue en ese momento cuando me pregunté cómo había podido llegar hasta ese punto. Salí de la ducha y entró él. Aquella noche sin duda siempre tendrá un hueco en mi memoria. Nos sentamos en el sofá a ver una película, iba sintiendo los párpados pesados y me estiré encima de su pecho, me envolvió con el brazo y me quedé dormida antes siquiera de que acabara la película.
Me despertó un inoportuno rayo de sol, solté un gruñido y me di la vuelta, fue entonces cuando abrí los ojos y me di cuenta de que tenía un cuerpo a mi lado, entonces me vino a la mente la noche anterior. Estaba tan acostumbrada a estar sola que se me hacía raro tener a Edward a mi lado. Se le veía tan tranquilo, aún dormido seguía con el ceño fruncido. Un mechón rebelde le caía por la frente, le pasé los dedos por el pelo y le di un beso en los labios, cuando aún con los ojos cerrados esbozó una sonrisa y pasó una mano por encima mío pegándome a él lo máximo posible. Me acurruqué a su lado y me volví a dormir. Por la mañana me desperté buscando su calidez pero ya se había ido.
Había vuelto a tomar las riendas de mi vida, todo empezaba a irme bien, había estrechado lazos con Betty, deseaba que llegara el fin de semana para poder ver a Edward. Con respecto a Ava, simplemente pasaba de ella. Aunque como siempre, las cosas se tenían que torcer.
Ya había llegado el frío Diciembre, Betty y yo paseábamos por el centro comercial ya decorado con adornos navideños.
- He oído que en casa de Jacob Steel montarán una fiesta de fin de año. Dicen que va a ser una pasada, podríamos ir. - dijo Bett poniendo morritos.
- Ni siquiera sé quién es ese tal Jacob Steel. - dije embelesada apoyada en la baranda mirando como la gente patinaba en la pista de hielo que habían montado en la planta inferior.
- Es del curso de Edward, Ty y Blake. Madre mía como esta, si no fuera porque estoy con mi queridísimo Tyler se iba a enterar de quién soy yo. - las dos nos reímos. - y vas a venir, no hay más que hablar - tirando de mí para seguir con nuestro paseo.
- No me dejas elección ¿verdad? - frotándome las manos por el frío.
- La verdad es que no - dijo ella negando.
- Entonces supongo que tendré que ir. Aunque la verdad es que no habría rechazado la oferta, tengo ganas de salir.
- Entonces supongo que tendremos que ir a comprarnos algo para la ocasión - sonriendo con malicia.
- Si... - le contesté distraída mirando algo que me llamó la atención - Ese de ahí... ¿no es Edward? - le pregunté a mi amiga entrecerrando los ojos.
- ¿Donde? - girándose de golpe - ¿Esa es...? Oh... - dándose cuenta de la situación. - Meg vámonos - poniéndose delante mío para taparme la visión y empujándome en dirección contraria. La eché a un lado y los observé, se estaban enrollando. Ava y Edward.
- No puede ser verdad... - mirándolos sin ningún pudor. La escena me dio unas ganas de vomitar inimaginables.
- Lo se, es un carbón. No, no, que digo, es un hijo de puta, hacerle esto a mi mejor amiga... Vamos a patearles el culo. - dirigiéndonos a donde estaban ellos.
- Megan...? - dijo Edward quitándose a Ava del regazo. - ¿Que haces aquí?
- Que ¿Que hago yo aquí? ¿No crees que eso debería preguntártelo yo? - señalando a Ava con asco.
Sentia los ojos vidriosos, pero no iba a darle el lujo de verme así por su culpa. Delante mío veía a Bett discutir con Ava.
- Hemos venido a dar una vuelta. - lo miré a los ojos con rabia. - luego te llamo - dijo en voz más baja.
Le di una bofetada, me dio la sensación de que de repente todo el centro comercial se había quedado en silencio, hasta Bett y Ava dejaron de discutir, a esas alturas luchaba con todas mis fuerzas por no derramar ni una lágrima.
- Ni te atrevas - dije dando media vuelta y dejando rienda suelta a mis lágrimas. No paré de andar hasta llegar al coche de Bett.
- Meg - Betty abrazándome - todo saldrá bien - me encanta que me digan eso, aunque no sea cierto. Lo sabía des de el principio, no tendría que haber abierto mi corazón.
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Why you?
RomanceMe enamoré hasta de las letras de su nombre. De sus defectos, de su ternura disfrazada de frialdad. Eso me atrapó, me enloqueció, esa fue mi perdición. Amarlo #50 - romanceadolescente 13/6/18