Capítulo 3

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- ¿Que me pongo? - Le pregunté a mi madre desde la escalera.

- Pues cualquier cosa Megan, solo es una amiga. - respondió mi madre ya arreglada bajando por las escaleras.

- Me dices que me ponga cualquier cosa pero tú llevas des de las cinco de la tarde arreglándote. - sin exagerar, llevaba tres horas arreglándose, no sé cuantas veces se había cambiado de ropa.

- Court cariño creo que ya sé lo que está pasando aquí - dijo John entre risas - por lo que está preocupada Megan es porque viene el pequeño de los Clayton y quiere llamar su atención. - inmediatamente me sonrojé aunque no era cierto, a mí ese tío me daba igual.

- ¡No es verdad! Sólo es que no sé si es una cena informal o formal. - dije en mi defensa.

Subí corriendo las escaleras mientras ellos susurraban algo. Entré en el vestidor y después de acabar con una lucha interna sobre que ponerme, decidí meterme en un vestido azul cielo que me llegaba hasta medio muslo, en el que los tirantes se anudaban y quedaban dos pequeños lazos en lo alto de mis hombros. Me miré al espejo y me sentí bastante orgullosa del resultado, unas converse blancas nunca fallan. Sin saber qué hacer con mi larga melena, decidí dejarla al natural, con unas leves ondas surferas. Me puse rímel y un poco de gloss.

Aún quedaba media hora para que llegaran los invitados así que salí a fuera, estaba atardeciendo y hacía una temperatura perfecta, me senté en el sofá de mi terraza y retomé el libro de esa mañana.

- No me digas que eres de las que le van las novelas pastelosas - una voz detrás de mí. Cerré el libro de golpe y me incorporé. - Vaya, no sabia que eras muda. - me sorprendí al verlo - no puede ser - pensé para mí misma. Los mismos ojos verdes de esta mañana me estaban mirando.

- ¿Otra vez tu? - era más bien un pensamiento pero me salió del alma.

- Yo también me alegro de verte - moviendo la cabeza a lo Justin Bieber para apartar un mechón mojado de su frente.

- ¿Nunca te han enseñado que no se entra sin pedir permiso? - levantándome del sofá.

- No suelo pedir permiso - dijo con una sonrisa de superioridad. Que simpático él.

- Pues deberías - le dije entrando en mi habitación. Entró detrás de mí y se tiró encima de la cama. Definitivamente, no le enseñan modales en su casa. Si conmigo es así no me quiero imaginar cómo es con la gente que tiene confianza. Dejé el libro encima de la mesita de noche y me giré hacía él.

- ¿Siempre tratas así de bien a tus invitados?

- No, solo a ti. - le dije con una sonrisa. Soltó una carcajada.

- Vaya parece que ya os habéis conocido. - dijo mi madre desde la puerta - tranquila mama ya nos conocíamos, esta mañana me ha traído a casa en ese vehículo que tanto te gusta - le digo eso a mí madre y le da algo. Nunca había agradecido tanto sus interrupciones - Megan baja a conocer a Claire. - añadió antes de desaparecer por la puerta.

Él seguía en mi cama y no tenía la intención de moverse así que agarré el pomo de la puerta y le hice un gesto con la mano para que saliera de mi habitación, puso los ojos en blanco pero se levantó y bajé las escaleras detrás suyo. Lo seguí hasta la terraza, estaban todos sentados en la mesa comiendo unos entremeses. Una mujer de mediana edad se levantó para darme dos besos.

- Por fin te conozco, me han hablado mucho de ti, y eres más guapa de lo que me dijeron. - me sonrojé - Encantada, soy Claire. - añadió amablemente volviéndose a sentar.

- Gracias, a mí también me han hablado mucho de ti. - ofreciéndole una cálida sonrisa.

- Espero que bien. - y todos menos Edward nos reímos.

Justo cuando me iba a sentar, me di cuenta del sitio en el que me había tocado. Genial, a su lado. Lo tendría que aguantar durante toda la noche.

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