Jay se comportó como un caballero, antes de que pudiera bajar del coche él me abrió la puerta y me cojió de la mano. Entramos a la casa llena hasta arriba, muy distinta a aquella noche que me quedé a dormir.
- ¿Te apetece algo de beber? - poniendo una mano encima de mi hombro desnudo.
- Si, me gustaría el mismo que me preparaste el día de la playa - Nos dirigimos a la cocina donde la isla central estaba a rebosar de diferentes tipos de alcohol. Jay le pidió la bebida al chico que las preparaba, al parecer lo hacía por voluntad propia, ¿quien va a una fiesta a preparar bebidas por voluntad propia?
- Ey, ¿que pasa chaval? - otro tío rubio, parece ser que aquí todos se han escapado de un cuento de Barbie. - joder, hoy has venido en muy buena compañía - mirándome descaradamente de arriba a abajo deteniendo su mirada en mi escote, mientras se daban un apretón de manos. - encantado soy Jayden - quitándose un sombrero imaginario.
- Megan - en mi caso no estaba tan encantada de conocerlo, llámame desconfiada. Le dediqué una sonrisilla. El chico de las bebidas por fin nos la entregó y pudimos escapar del asqueroso de Jayden.
-¡Megan! - gritó Betty desde arriba de las escaleras cogida de la mano de Tyler. Bajó corriendo y se abalanzó encima mío. - Te la robo un momento - le dijo a Jay ofreciéndole una sonrisa falsa y sacándome de la casa.
- ¡Ahora vuelvo! - grité
- Tia, ¿porque? ¡¿porque?! - señalando con el dedo índice a la puerta principal.
- He venido a pasármelo bien ¡que más da con quien! Además es simpático no sé porque todos le tenéis tanta manía.
- Mira, Jayden y Jayson o como yo los llamo "Jay-Jay" son los tíos más asquerosos que he conocido.
- Solo soy su amiga, no pasará nada más, tranquila.
- Y, ¿Edward? - ya tardaba en salir el tema.
- ¿Que pasa con el? Puedo tener más amigos a parte de él.
- Yo creía que había algo más entre él y tú... como el cuatro de Julio Tyler y yo os vimos iros juntos y habéis pasado todo el verano muy unidos, pues no se... una piensa mal. - el calor me subió a las mejillas al instante.
- Pues te equivocabas. Además, no hemos hablado en toda la semana.
- Sois tan cabezones los dos - poniéndose las manos en la cabeza exasperada. - ¿No os dais cuenta de que estáis hechos el uno para el otro? - le pegué un trago a mi bebida y me senté en un banco.
- Betty yo... Yo no quiero todo esto. - se sentó a mi lado y me acarició la espalda.
- ¿A que te refieres con "todo esto"?
- Des de que conocí a Edward todo es más confuso. Cuando estoy con él tengo una sensación que no puedo explicar. Pero yo no quiero sentir esto, me siento débil, como si él tuviera el poder de romperme en mil pedazos. Que digo, lo tiene, me tiene en sus manos y no me gusta.
- Te gusta, te gusta de verdad Megan. Aunque no lo quieras admitir, y sientes eso porque no quieres que te hagan daño. Tú haces que Edward sea mejor. Con decirte que este cuatro de Julio fue el primero que no acabó colocado peleándose con alguien, y lo hizo por ti. - dándome en la nariz con el dedo índice - Y, o estáis ciegos o no lo queréis ver pero está clarísimo. - mirándome tierna - Y ahora volvamos adentro, ese gilipollas te está esperando. Pero quiero que hables con Edward y soluciones toda esta mierda que hay entre vosotros.. - todavía aturdida por la conversación que acabábamos de tener pegué un largo sorbo a mi bebida y entré en la casa.
- Disfruta del fin de semana con Tyler - dije guiñándole un ojo, se le rieron los huesos al escuchar mis palabras. Bett se despidió de mí lanzándome un beso y se fue con él. Yo seguí avanzando entre la multitud hasta encontrar a Jay, estaba sentado delante de unos amigos suyos en un sofá blanco.
- Vaya, sí que has tardado.
- Si - dije echandome el pelo a un lado - y voy a necesitar más de esto. - levantando el vaso vacío. Me dirigí a la cocina y le pedí al chico de la barra que me sirviera. Resultó ser muy simpático, me contó que llevaba viviendo ahí toda la vida.
Cuando volví al salón me senté en el sofá al lado de Jay y él me pasó el brazo por detrás, me sentía un poco incómoda, pero unos tragos más y con un poco de suerte ya no me importaría.
- ¿A qué deporte jugáis? - pregunté a los chicos al ver que uno de ellos llevaba una camiseta de la UCLA. ¿Conocerán a Edward?
- Hockey, entre otras cosas - respondió un chico moreno y todos se rieron. Me estaban poniendo de los nervios.
- ¿Alguien tiene un cigarro? - de golpe muchos de ellos se metieron la mano en el bolsillo y me ofrecieron. Los cogí todos.
- ¿Quieres que te acompañe? - preguntó Jay.
- No hace falta, solo me apetece tomar un poco el aire. - salí fuera y me senté en el mismo banco en el que había estado hablando con Bett. Busqué en mi bolso y saqué un mechero. Me puse el cigarro entre los labios y lo encendí. ¿Enserio lo que me había dicho Betty era verdad? No, yo no podía estar enamorada, me negaba. Miré hacia la puerta y vi a Blake dirigirse hacia dónde yo estaba.
- ¡Blake! - me levanté y lo abracé fuerte, seguramente había vuelto junto a Edward.
- ¿Que haces aquí sola? - devolviéndome el abrazo y sentándose a mi lado en el banco.
- Pensar - dándole una calada al cigarro - ¿Quieres uno? Tengo muchos - abriendo la mano y enseñándole el montón que me habían dado. Cogió uno, se lo encendí y metí los demás dentro del bolso.
- Y te puedo preguntar ¿sobre qué piensas pequeña Megan? - con el cigarro entre los labios.
- Sobre lo complejo que es todo. - mirando al cielo.
- Te refieres a Edward ¿verdad? - ¿porque todos los que se dirigían a mi tenían que dar por echo que yo estaba así por él? Aún que fuera verdad. Lo miré incrédula.
- No, dejemos ese tema. No empieces tú también - casi en una súplica - Por favor. Hablemos de otra cosa.
- Está bien, está bien. Solo quiero que sepas, que la vida esta echa para arriesgar, y aprender de tus errores. - dijo serio - Pero bueno, ¿como estás pasando la noche?
- Que filosofo, ¿no? - los dos nos reímos - Bueno, podría ser mejor - pegué la última calada y tiré la colilla al suelo pisándola con mi zapato. Escuché que sonaba una de mis canciones favoritas. - y lo cierto es que aún estoy a tiempo ¿entramos?
- Que empiece la fiesta. - levantándose del banco.
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Why you?
RomanceMe enamoré hasta de las letras de su nombre. De sus defectos, de su ternura disfrazada de frialdad. Eso me atrapó, me enloqueció, esa fue mi perdición. Amarlo #50 - romanceadolescente 13/6/18