Capítulo Dos.

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- ¡¡¡Peeerriiieeeee!!! - gritó Louis desde abajo. ¡Oh si! Lo habíamos olvidado, eso lo torturó más. Ahora sí, estoy satisfecha. Perrie bajó rápidamente y yo la seguí. El pobre de Louis ya tenía todo su brazo morado y ¡Aj! Estaba sudando, seguro por el esfuerzo que hizo para intentar sacar su brazo.

- ¡Ay, Louis! Déjame ayudarte - dijo Perrie mientras iba a agarrarle el brazo, pero yo nuevamente la detuve - ¿Ahora qué pasó? - alzó una ceja, creo que ya sabía que quería molestar a Louis. Y estaba en lo cierto.

- Antes que le saques el brazo, dime Louis, ¿cómo se atoró tu brazo en el lavadero? - lo miré fijamente. Imposible estar en tierra mientras miro sus profundos ojos azules-verdosos.

- ¡Sácame el brazo y te lo digo! - gritaba de dolor. Al parecer no estaba muy cómodo estando en esa posición.

- ¡No! Queremos saber cómo se te atoró el brazo, ¿no Perrie? - nuevamente la miré con mi mirada Nº 15. Ella asintió.

- ¡Bien! Lo que pasa es que tenía una zanahoria, me tropecé y se metió por acá. Intenté sacarla, pero ahora estoy atorado. ¡¡Sáquenme ya!! - exclamó.

- ¿Sigues obsesionado con las zanahorias, Bugs Bunny? - pregunté burlona. Me acuerdo cuando lo llamaba así cuando estaba con una chica. La chica se burlaba y él me miraba fulminante. Cuando la chica se iba explotaba y siempre me repetía que no le dijera así. Veamos si sigue explotando.

- ¡¡No me digas así!! - ¡Punto para ____! No me equivoqué, sigue explosivo como siempre. ¡Ñam! Eso me gusta - ¡Perrie! ¡Sácame ya! - gritó.

- ¡Bien, bien! Tranquilo que se te salen los ojos - solté una carcajada. Esta chica cada día me sorprendía con sus ocurrencias, luego le daré su premio. Perrie y yo agarramos su brazo, jalamos y jalamos pero no salía. Encima el chillón de Louis gritaba, ¡Pff! Como si doliera Tomlinson. Bien, mejor me callo.

- ¡Esto es imposible! Por querer parecerte a Bugs Bunny y comer zanahorias, te quedarás ahí por siempre - me encogí de hombros.

- ¿Qué? No me pueden dejar acá. ¡¡No quiero quedarme atorado acá para toda mi vida!! - gritaba desesperado. Hasta juraría que quería llorar. ¡Ahora pues Louis! Estas pagando todo lo que me has hecho. ¡Dios es divino!

- No te dejaremos ahí, Louis. Traeré un poco de jabón para suavizar la parte atorada - se fue Perrie al baño a buscar el jabón para su hermanito que me destrozó el corazón cuando apenas aprendía a amar a alguien.

- ____ por mientras intenta sacar mi brazo, por favor - ¡Así, suplícame! Si es posible arrástrate. ¡Ah! No puedes porque tu brazaso está atorado en la delgada cañería.

- Sabes, estoy cansada - me senté en una silla que había ahí.

- Por favor, no sabes cómo duele - suplicaba. Si te refieres al corazón, si se cómo duele, cuando te lo rompen en mil pedazos. ¡Tomlinson!

- La verdad no, yo no soy tan torpe como tú - reí - es increíble que tú, Louis Tomlinson, se atore en un lavadero y todo, ¿por qué? Por una zanahoria - estallé en risas.

- No rías tanto, cuando tú eras una niña, y que aún lo eres - ¡Auch! ¡Eso dolió Tomlinson! - te parabas metiendo en cada problema. Hasta a veces la jalabas a mi hermana.

- Ella es mi mejor amiga y nosotras nos apoyamos en todo - Perrie llegó con el jabón.

- Listo, ahora déjame ponerte un poco en el brazo - se acercó Perrie a Louis, ella le comenzó a jabonar la parte del brazo que estaba atorada - ____, ¿me ayudas a jalarle el brazo?

- Ya que - rodé mis ojos. Las dos cogimos el brazo de Louis y comenzamos a jalarlo - ya se está aflojando, jala más fuerte Perrie - jalamos lo más fuerte que pudimos y, ¡Por fin! Salió el brazo de Louis.

- ¡Genial! En un momento pensé que me quedaría atorado para siempre - ni que tuviera tanta suerte - iré a mi habitación, cualquier cosa me llaman pequeñas - subió a su habitación. ¿Pequeñas? ¡Ya tengo 15 años, Tomlinson!

- ¿Por qué tu hermano se esmera tanto en tratarnos como bebés? - me refundí en el mueble.

- ____ porque lo somos para él. Louis tiene 20 y nosotras 15 - se sentó al costado mío.

- Cinco años de diferencia no hace que sea una bebé, ya soy adolescente, ¿acaso no entiende? - bufé. ¡Odio a cualquier persona que me trate como a una niña de 10 años o menos! ¡Lo odio, lo odio, lo odio!

- Lo que quieres que entienda es que tú eres la indicada para él - ¡Perrie! Tan bien me conoces que sabes lo que intento decir. Por algo eres mi mejor amiga.

- ¿Otra vez con eso? Mejor vámonos a buscar a mi bombón - me paré. Ver a mi rubio, lograría que sacara al antipático Louis de mi cabeza. Bueno, eso espero. Perrie le gritó a su hermano que nos iríamos.

Salimos de su casa y nos dirigimos a la casa de mi bombón. Los tres vivíamos en la misma calle, así que no nos demoramos mucho en llegar. Al momento de estar al frente de la puerta toqué el timbre. Mi suegrita linda salió. ¡Puaj! Soné sobona. Nah ya qué.

- Hola ____ - saludó amablemente la mamá de Niall. Por favor suegra, dígame nuera con confianza.

- Hola señora, ¿está Niall? - pregunté tratando de ver adentro de su casa. Si tenía suerte podría verlo sin camisa paseando por su sala. ¡Uy, que rico!

- No, hace media hora que fue a tu casa, pensé que estaría contigo - que, ¡¿Qué?! ¡No, no, no! Ruego a Dios que mi mamá haya salido y que Niall esté en la puerta de mi casa esperándome.

- Estaba en la casa de Perrie, pero ahora mismo voy a verlo - me despedí de la señora y fui a encontrarme con Perrie que me esperaba en la esquina. A ella no le gustaba ser el mal tercio entre Niall y yo. ¡Bah, pamplinas!

- ¿Y Niall? - preguntó Perrie extrañada.

- ¡No está! - grité desesperada. Perrie al parecer no entendía porque me ponía así, porque me miraba extrañada - Perrie, ¿no entiendes? - ella negó con la cabeza - ¡¡Perrie, Perrie!! ¡Niall sabe que mañana se entregan las calificaciones!

- Pues claro, él estudia con nosotras - dijo obvia. ¡¡Dios, por qué me mandaste una amiga sin cerebro!!

- ¡¡Si y está en mi casa, con mi mamá!! - le sacudí los hombros - Seguro ya le dijo que mañana se entregan las calificaciones. ¡Diablos! ¡Vamos rápido a mi casa! - la jalé del brazo. Corrimos hasta llegar a mi casa. Yo entré rápidamente. Ahí estaba Niall sentado en el mueble, pero mi mamá, ni rastro de ella. ¡Uf! Creo que me salvé. ¡Pero espera! ¿Quién le abrió a Niall?

- Hola princesa - se levantó Niall, se acercó a mí y me dio un ligero beso en los labios. ¡¡Rico!!

- Hola sexy, ¿quién te abrió? - pregunté preocupada. Que diga que la puerta estaba abierta, ¡Que diga que la puerta estaba abierta!

- Pues tu mamá - se encogió de hombros. ¡¡No!! ¡Por dios! Es mi fin. ¡¡Y ni siquiera hice mi testamento!! ¡¡No!! ¿Quién se quedará con mis preciados discos de One Direction? ¡Espera! Seguro Niall no le dijo nada a mi mamá.

- ¡Ah! ¿Y hablaron de algo? - pregunté mientras me dirigía a la cocina para ver si ahí estaba mi mamá, pero no estaba.

- Si, tu mamá me preguntó sobre la escuela - No, no. ¡¡No!! Perrie, anda cavando mi tumba y por favor tú quédate con mis discos.

- ¿T-te preguntó sobre las calificaciones? - pregunté nerviosa, ya veía mi futuro y no era nada bueno.

- Si, le dije que mañana tenía que ir a recogerlas - ¡¡No!! ¡¡¡Niaaaaaall!!!

- ¡¿Qué hiciste qué?! - dijimos al unísono Perrie y yo.

 - Estás en problemas ____ - escuché que dijo mi mamá mientras bajaba las escaleras. ¡Diablos! ¡Mi fin!

Mi sexy profesor (Liam&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora