Capítulo Cinco.

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Inmediatamente mi piel se tornó pálida. ¿Cómo saldré de esta? Esta vez sí estaba en graves problemas. Miré a Perrie, ella estaba tan asustada como yo. Pobre, me dio lástima verla así, ella me ha ayudado mucho y ahora está metida en problemas por mi culpa. Volteé mi mirada hacia mi mamá, ella seguía mirándome seriamente. Bajó su mirada y vio la hoja que tenía en mis manos.

- ¿Qué tienes ahí? - preguntó acercándose a mí para cogerlo. Yo retrocedí - ¡____! ¡Dámelo ya! - gritó. Yo no movía ningún musculo, solo la miraba fija y temerosamente - ¡Dámelo! - se acercó y me lo quitó. Ella lo vio y yo empuñé mis ojos esperando el castigo - Vamos a casa - dio media vuelta y se fue. ¿Qué? ¿No me va a decir nada? Seguro se lo está reservando para explotar en la casa. Vi a Perrie y ella estaba con la cabeza agachada, me acerqué a ella.

- Gracias amiga - dije y ella levantó su mirada, me miró confundida - sé que no salió como lo esperábamos pero tarde o temprano mi mamá se enteraría que reprobé - me encogí de hombros, ella asintió - vámonos sino va a ser peor.

Salimos de la escuela y ahí estaba mi mamá en el auto, nosotras subimos también, en la parte trasera. Mi mamá mantenía su mirada en el camino, mientras que Perrie y yo nos mirábamos de vez en cuando, nuestras miradas eran de miedo. En todo el caminó nadie emitió palabra alguna. Llegamos a casa, mi mamá estacionó el auto y bajamos. Entramos a la casa y ya estaba lista para el regaño.

- Perrie anda a tu casa, tengo que hablar con ____ - dijo mi madre. Perrie me miró, yo asentí. Salió de mi casa y yo miré a mi mamá - Estudiar ____, ese es tu único deber, estudiar. ¿Pero qué pasó? Reprobaste. Y todavía lenguaje. Si te fue difícil debiste pedirme ayuda o pedirle ayuda a tu profesor o incluso a Perrie.

- Lo sé mamá, lamento por no haber puesto de mi parte. Pero prometo que cuando apenas empiece la escuela, estudiaré al máximo para no volver a reprobar - le sonreí, pero ella seguía seria.

- No solo estudiarás cuando empiece la escuela - ¿Qué? Explícame mami porque no entiendo - contrataré a un profesor para que te dé clases particulares en todas las vacaciones - ¡¿Qué?!

- ¡No! ¿Por qué? Yo voy a estudiar cuando entre a la escuela, pero en mis vacaciones no - me crucé de brazos y negaba con la cabeza.

- ¡____! Agradece que no te haya castigado como es debido - Gracias - y que solo esté contratando a un profesor para que te dé clases. ¡Así que no discutas porque tendrás un profesor si o si! - gritó - Es más ahora mismo voy a llamar a ver si hay alguno disponible - dijo y subió a su habitación.

¡¡No!! ¡Yo no quiero un profesor! ¡No quiero, no quiero! Al menos no me castigó con las salidas, pero igual, suficiente tengo con la escuela como para tener un profesor en mis vacaciones, en mis preciadas vacaciones. Y todavía lenguaje, ¡puaj! No era mi culpa que no aprendiera, ese profesor que parecía de la edad antigua, no enseñaba bien. Parecía que en vez de dictar la clase, cantaba una canción de cuna, ya que me quedaba dormida. ¿Cómo no reprobar con un profesor así? Y para colmo, en todas mis vacaciones tendré uno metido todo el día en mi casa. Me refundí en el mueble tratando de olvidar lo que me había dicho mi mamá. Ya me estaba transportando a mi lugar feliz y tranquilo, cuando tocan el timbre. ¡¡Ah!! ¡Sea quien sea, lo mataré! ¡No estoy de ánimos, ni para Niall! Fui hasta la puerta y la abrí.

- Hola - saludó una chica, con el cabello rojo, bien rojo. Una estatura promedio, piel blanca y tenía cara angelical. ¡Ash! Otra santita. Traía algo en sus manos, era una fuente cubierta con un mantel.

- ¿Quién eres? - pregunté. Nunca la había visto por aquí.

- Soy Ariana y soy tu nueva vecina. Yo vivo al costado - señaló la casa con su mirada ya que sostenía la fuente con sus dos manos. ¡Genial! Me cambian a los vejetes por una angelical, cualquiera me trae a una atrevida.

- ¡Ah! Seremos vecinas - fingí una sonrisa, ella sonrió también - ¿Qué llevas ahí? - pregunté mirando la fuente.

- Esto les manda mi mamá, son unos pastelitos de chocolate - ¡¡Si!! ¡Chocolate! - es para que tengamos una buena relación entre vecinos - sonrió y me entregó la fuente.

- Gracias - lo recibí - no tengo nada para darte, pero te daré… - miré adentro de mi casa buscando algo para darle, hasta que encontré una pulsera de tela - esto - le di la pulsera, ella lo recibió.

- Gracias - sonrió - es muy bonita. Ahora tengo que irme, pero espero verte después, adiós - se fue. Yo cerré la puerta y llevé la fuente a la cocina. Saqué la tela que lo cubría y olí los ricos pastelitos de chocolate. Mi mamá bajó de su habitación y fue a la cocina.

- ¿Quién era? - preguntó cuando entró. Tenía un papel en la mano. ¿Qué será?

- La nueva vecina del costado, Ariana. Trajo estos pastelitos - los señalé y cogí uno - ¿Qué tienes ahí? - pregunté mientras daba un mordisco a mi pastel.

- Acá está el nombre del profesor que me dieron - cogió un pastelito - voy a buscarlo en internet para saber más de él y ver como es - se fue nuevamente arriba. Seguro lo que quiere ver es si mi profesor vejete está bueno para ella, porque desde que mis padres se divorciaron y mi padre se fue a no sé donde, mi mamá ha estado sola y seguro ya quiere un acompañante. ¡Falta que mi profesor se convierta en mi padrastro! ¡¡No!! ¿Hay algo peor? Me senté en la mesa y seguí comiendo los pastelitos. Me estaba aburriendo, así que cogí dos pastelitos más y subí a mi habitación. Vi que en mi celular había dos llamadas perdidas, una era de Niall y otra de Perrie. Llamé primero a mi bombón.

- ¡Princesa! ¿Cómo te fue? - preguntó Niall apenas contestó.

- ¡Mal! Mi mamá nos descubrió y ahora contratará a un profesor para que me dé clases en todas las vacaciones - rodé mis ojos.

- Lo siento princesa, pero al menos no te castigó con salidas. Así que podremos salir juntos - este picarón.

- Si sexy, saldremos cuando el vejete de mi profesor no me deje tarea - bufé - debo colgar sexy, voy a llamar a Perrie.

- Esta bien princesa, luego hablamos - colgó. Marqué el número de Perrie.

- ¡____! Te estuve llamando - ¿qué nadie dice hola?

- Lo sé, por eso te estoy llamando - a veces pienso que mi amiga no tiene neuronas.

- ¿Qué te dijo tu mamá? - se notaba preocupada.

- No me castigó con salidas, sino con algo peor.

- ¡¿Qué?! - conociendo a Perrie, seguro pensaría que me castigó con llevarme al reformatorio, era muy exagerada.

- Va a contratar a un profesor para que me dé clases de lenguaje en todas las vacaciones, ¡todas! - escuché que ella dio un suspiro de alivio.

- ¡Ah! Eso - ¿cómo que ah eso? ¡Es una tortura! - pensé que te iba a llevar a un reformatorio - ¿Ven? Conozco bien a mi amiga.

- Que exagerada Perrie - rodé mis ojos - mejor ven a mi casa para hablar bien.

- Si, ya voy - colgó. Me senté en mi cama y comencé a comer mis pastelitos. Estaban deliciosos, creo que debería hacerme amiga de Ariana, solo para tener más pastelitos. Y también para que no se junte con mi cuñada y sus amigas las chinchosas. Tocaron mi puerta. ¿Perrie? Esta bien que vivamos cerca, pero no puede ser tan rápida.

- ¿Quién? - pregunté dudosa.

- ¿Cómo que quién? Soy tu mamá - respondió detrás de la puerta.

- Pasa - dije y ella entró - ¿qué pasó? - pregunté terminando el último pedazo de mi pastelito.

- Acá está la foto y la información de tu nuevo profesor de lenguaje - me mostró una hoja.

- No estoy con ánimos de ver vejetes - rodé mis ojos.

- Lo dejaré acá para cuando lo quieras ver - dejó la hoja encima de mi escritorio - solo te diré que vendrá mañana en la tarde - salió. ¡¡¿Qué?!! ¡¡No, no, no!! Mañana es mi día libre de vejetes y no puedo tener uno acá en mi casa. ¡Por qué mi maldito profesor de la escuela no me enseñó bien! ¡¡Por qué!! ¡Ni loca veré su foto! No quiero tener pesadillas esta noche. ¡No quiero!

Mi sexy profesor (Liam&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora