Capítulo Cuatro.

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Abrí mis ojos. Hoy es el día. Miré mi reloj y eran las ocho de la mañana. Me levanté y fui al baño a darme una ducha y cambiarme. Cuando estaba lista, bajé a la cocina por algo de comer. Ahí estaba mi madre, como todas las mañanas.

- Buenos días, mami - saludé sorprendiéndola por atrás y dándole un beso en su mejilla. Ella sonrió. Buena señal. Olí lo que estaba cocinando y eran tocinos con huevo. Y claro, un jugo de naranja.

- Siéntate para que comas - ordenó mi mamá. Yo la obedecía, tenía que hacer todo lo que me diga para que me deje ir con ella a la escuela. Mi mamá me trajo mi plato y mi vaso de jugo.

- Mami, ¿a qué hora vas a ir a mi escuela? - pregunté mientras comía. Ella estaba terminando de cocinar su plato de desayuno.

- En la tarde - respondió sin voltear. Gracias por ser tan exacta mamá. ¿En la tarde? ¡Cómo puedo adivinar la hora! ¡Hora exacta mamá, hora exacta!

- Exactamente, ¿a qué hora? - bebí un poco de mi jugo de naranja. ¡Ay! Está ácido. ¡Rico!

- A las tres, cuando termine de cocinar el almuerzo - respondió. ¡Bien! Me dará tiempo para explicarle paso por paso el plan a Perrie. Mi mamá trajo su plato y se sentó al costado mío, las dos comimos mientras conversábamos de cosas sin importancia, como de qué color me gustaría pintar mi cuarto, a donde me iría a vivir cuando cumpliera los 18 años y cosas así. Cuando terminamos de comer, le ayudé a mi mamá a lavar los platos. ¡Puaj! Todo lo que tenía que hacer para lograr que me lleve con ella a la escuela. Terminé y me disponía a ir a la casa de Perrie.

- Voy a la casa de Perrie, al rato vuelvo - le dije a mi mamá. Ella asintió. Salí de mi casa y fui a la de Perrie. Toqué el timbre y rogaba que no abriera Louis. Pero lamentablemente, Louis me abrió. ¿Acaso tenías tampones en las orejas Dios?

- ____ ¡Qué sorpresa! - dijo sarcásticamente, Louis. ¡Uy si! ¿Ahora eres gracioso? La edad hace que seas bipolar. Pero ni creas que me quedaré callada.

- Si pues, espalda plana - dije sarcásticamente. Su mirada se tornó seria, yo le sonreí y pasé - ¡¡Perrie!! - grité para que bajara. Ella bajó rápidamente.

- Hola ____, ¿tan temprano? - preguntó. ¿Acaso ella también tenía tampones en las orejas ayer? Claramente le dije que vendría temprano para el plan.

- Si, vamos arriba, tenemos que hablar de lo que ya sabes - la jalé del brazo, pero Louis con un grito nos detuvo - ¡¿Qué?! - pregunté entre dientes.

- ¿Qué van a hacer? - preguntó. ¡¡Chismoso!!

- Eso no te incumbe, Tomlinson hombre - le decía hombre porque también Perrie se apedillaba así, y era un poco raro decirle Tomlinson a secas.

- Tienes razón - ¡¡Aleluya!! - sus juegos con las muñecas no me incumben - Inhala, exhala, inhala, exhala. ¡Ay no puedo! ¡Estoy que ardo de cólera! ¡Necesito ayuda de Perrie! Miré a Perrie con mi mirada Nº 7 'Llévame a otro sitio porque sino exploto'.

- Mejor vámonos - me jaló del brazo y subimos a su habitación. Entramos y nos sentamos en su cama - ¿ya tienes pensado el plan? - preguntó mientras cogía una almohada.

- Obvio que sí - sonreí - para eso vine acá, para explicarte todo - me acomodé para explicarle todo el plan que tenía pensado hacer. Empecé a contarle todo lo que haríamos, ella a veces negaba con la cabeza al saber lo que tenía que hacer, pero solo una mirada mía hacía que ella afirmara a todo lo que yo diga. Me quedé hablando con Perrie del plan y de otras cosas. Miré el reloj que tenía en mi muñeca y ya eran las doce del mediodía. Me paré.

- ¿Te vas? - preguntó sin ánimos Perrie. También pobrecita, ella era la única mujer aquí. Su madre no era como la mía, a la que podías contarle tus cosas o chistes; al contrario, era bien estricta, al igual que su padre. Y con el hermano que tiene, ¡uf! Peor. Aunque se quieren.

- Si, tengo que seguir siendo melosa con mi mamá - caminé hasta la puerta, me detuve y volteé - no olvides que te tienes que aparecer de sorpresa en mi casa antes de las tres - ella asintió. Di media vuelta y salí de su habitación, bajé las escaleras y caminé hasta la salida, pero en mi camino escuché que Louis estaba en la cocina. Decidí ir a molestarlo. Fui a la cocina, quise darle un susto, pero a la hora de entrar me tropecé con mi propio pie y caí. ¡¡Qué bruta!!

- ¿Sigues tropezándote con tu propio pie, tontita? - se acercó a mí para ayudarme. Si vas a seguir ayudándome cada vez que me caiga, pues lo haré todas las veces que quiera.

- Es un hábito que no se me quita - reímos. Él me extendió su mano y yo la tomé, me haló fuertemente e hizo que me parara de un solo tirón - ¡Wow! Que fuerza Tomlinson.

- Son los resultados de ir al gimnasio todas las mañanas - alardeó. Yo solté una carcajada. ¿Gimnasio? Claro Louis, lo que pare tu llanto, nene.

- ¿Todas las mañanas? ¿Seguro? - pregunté cruzándome de brazos. Él asintió confundido - ¡Louis! He estado aquí toda la mañana y no has salido para nada - reí.

- S-si he ido, solo que como tú estabas con Perrie, no me sintieron - tartamudeó. Yo solté una carcajada. ¡Ay Louis! Te las vienes a hacer de atlético, pero no te sale.

- Claro Louis y yo soy Carly Rae Jepsen - reí - mejor me voy antes de que me orine de tanta risa - salí de la cocina y me dirigí hasta la salida. Salí y me dirigí a mi casa. Ahí estaba mi mamá, en la cocina, preparando todo para cocinar. Me dirigí hacia ella.

- Hola hija - me saludó mi mamá, mientras sacaba un plato con un pedazo de carne de la refrigeradora.

- ¿Te ayudo en algo? - me ofrecí. Mi mamá me miró con cara de '¿estás bien?'. Lo admito, jamás me había gustado ayudarla en nada. ¡Nada! Pero por hoy tenía que hacerlo, todo sea por no quedarme encerrada en todas las vacaciones. Me remangué las mangas y me lavé las manos.

- Lava esas papas y pélalas - ¡Aj! ¡Odio cocinar! ¿Por qué no tenemos criada? Ni modo, agarré las papas y las lavé. Luego agarré el pelador de papas y comencé a pelarlas una por una. No era experta en eso y me demoré una hora, literal.

- ¡Listo! ¡Por fin! - agradecí mirando al techo una vez que terminé de pelar las papas. Se las di a mi mamá y yo fui a ver televisión. Pasaron las horas y ya iban a ser las tres. En eso suena el timbre. Seguro era Perrie, fui a abrir y exactamente, era ella. La hice pasar y nos sentamos en el mueble. Esperamos a que mi mamá bajara de su habitación ya lista para irse. Escuchamos que bajaba.

- Hola Perrie, felizmente viniste para quedarte con ____ mientras voy por sus calificaciones - sonrió mi mamá.

- Mami, queremos acompañarte, ¿podemos? - pregunté haciendo mi mirada más angelical que pude. Ella asintió. ¡Genial! Salimos de mi casa y subimos al auto de mi madre, partimos y llegamos. Entramos a la escuela y nos dirigimos a la secretaria. En eso la miré a Perrie para que comenzara con el plan.

- ¡Señora! - empezó el plan Perrie, mi madre volteó a verla - creo que me vino el Andrés - el Andrés, este nunca nos fallaba para los planes - necesito una toalla femenina, acompáñeme a la enfermería, por favor - suplicó. Mi mamá me miró dudosa, al parecer no quería dejarme.

- Ve con ella mamá, yo te esperaré - ella asintió y se fue con Perrie. Yo esperé hasta perderlas de vista. Luego fui a la sala de teatro, entré al armario de vestuario y busqué un sombrero, lentes negros y tacones, obviamente de señora. Los encontré y me los puse. Nuevamente me dirigí hasta la secretaria, entré y pedí mis calificaciones con el nombre de mi mamá.

- Bien señora, firme acá - me mostró una hoja señalando donde debía firmar. ¡¡Rayos!! ¿Cómo es la firma de mi mamá? Miré si por ahí estaba una firma de ella, y si, felizmente ahí estaba, era cuando había sacado mis otras calificaciones de otros años. La imité y le entregué la hoja a la señorita, ella a cambio me entregó mis calificaciones. ¡¡Listo!! ¡Misión cumplida! Salí de la secretaría victoriosa, pero al momento de salir, vi dos pares de pies, ya que estaba mirando al piso. Los zapatos se me hacían conocidos, levanté mi mirada y eran Perrie y… ¡mi madre!

 - ¿Qué se supone que has hecho ____? - me regañó mi mamá con los brazos cruzados y una mirada no tan amigable. ¡¡Estoy perdida!! 

Mi sexy profesor (Liam&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora