Capítulo 11

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En la salida me encontré con mi hermanastro, el niño bonito se creía un malote por irse de peladas un día, a ver si seguía así de chulito cuando se lo contara a mamá.

Eres mala.

No soy mala, solamente me gusta la igualdad.

Cuando subimos al coche, él habló.

-No le digas nada a mi madre o te las verás conmigo.-me "amenazó".

Solamente me hizo reír. ¿De verdad creía que me iba a dar miedo?

-Tranquilo, yo no soy como tú.-le dije aguantándome la risa.

Claro que no, tú eres peor.

Lo sé jaja.

Al llegar a casa subimos directamente a nuestras habitaciones, dejé las cosas y bajé al salón en busca de Marie. La encontré sentada en el sofá viendo una serie sobre vestidos de novia.

-Hola Marie, ¿has recogido hoy a Andrew del instituto?-le pregunté haciéndome la tonta.

-No, ¿por qué lo dices?-dijo confundida.

-Es que como no lo he visto en clase en todo el día creí que lo habías recogido tú o Noah.-parecía una niña buena y todo.

-¿No ha estado en clase? Este niño se la ha cargado.-Ups, se ha enfadado.

Jódete niño pijo.

Marie salió enfadada del salón en busca de Andrew. Sus gritos se escuchaban desde la sala.

A los 15 minutos los gritos cesaron y la mujer bajó por las escaleras con unas llaves de coche, un teléfono y un portatil.

-Listo, castigado dos semanas sin móvil, coche y ordenador. Ya veremos qué pasa cuando se entere mi marido.

Por una parte me siento mal, a mí solo me pegaron la bronca, pero por otra parte solo quiero reírme en su cara.

Fui a mi habitación, cogí mi móvil y empecé a descargarme música. Busqué canciones de Eminem, Drake, Nickelback... También busqué rap en castellano. Con 8 años estuve con una familia española, estuve con ellos casi un año y el hijo mayor de esa familia me enseñaba música de su país, la verdad es que me gustaba bastante. Cuando me cansé de descargarme canciones tenía casi 200 canciones, la gran mayoría de raperos españoles como Hipstar Crew, Rapsusklei, Doble V...

A eso de las cinco de la tarde me di cuenta de que ni siquiera había comido. Bajé dando saltitos hasta la cocina, iba cantando una canción de Sitok, rapero español.

-Porque soy así, me dirigí a un picoleto y le dije que si iba de broma su careto, como veis no hay que tenerles respeto, solo a uno, se lo curró mucho era nuestro sargento.-llegué a la cocina y empecé a hacerme un revuelto de bacon mientras cantaba.- porque siempre trabajaba haciendo cosas que hacían falta, detenía atracos y a borrachos no daba la espalda. A las juventudes las dejaba en paz, en las calles siempre había seguridad, pero por culpa de gentuza se tuvo que marchar y mandan a un experto en drogas pa' niños cachear.-yo seguía a lo mío cuando escuché una voz ronca detrás de mí.

-Esto es sexy, debería venir más por aquí.

Al girarme lancé la espátula que tenía en la mano. Zarek se quejó cuando le dio en el pecho.

-¡¿Eres idiota?!¡¿Qué haces aquí?!-le grité.

-Tranquila bonita, he venido a recoger a mi hermano, pero si cada vez que venga te voy a ver con esa ropa voy a venir bastante más.-contestó con una sonrisa arrogante.

Me miré y recordé que me había cambiado cuando llegué por unos pantalones bastante cortos y una camiseta de tirantes por encima del ombligo. Cogí de la encimera lo primero que pillé y se lo lancé. Resultó ser un trapo, por lo que no le hizo daño.

-Para de tirarme cosas y mira lo que tienes en la sartén que se te va a quemar.-dijo riéndose.

-¡Mierda! ¡Es que me distraes!-le volví a gritar.

-Mm... así que te distraigo, ¿eh?-giré la cabeza para verlo con esa sonrisa de estúpido y volví a lo mío rodando los ojos.

Poco después sentí su aliento en mi oído. Doblé un poco la cabeza porque me molestaba su respiración ahí.

-¿Te puedes apartar, por favor? Me molestas.-le dije tranquila.

-Nop, estoy cómodo aquí.-sentí su sonrisa en mi cuello y después dejó un beso ahí.

Tragué saliva y cerré los ojos un segundo. Sus manos estaban en mi cintura y su barbilla apoyada en mi hombro.

Apagué el fuego y empujé suavemente al moreno para poder coger un plato. Abrí el armario con un poco de dificultad, entre que estaba demasiado alto y tenía a Zarek abrazándome todavía, era difícil. Los platos estaban en la balda de arriba. Resoplé y aparté los brazos del chico para poder ponerme de puntillas e intentar alcanzarlos pero era imposible. Una mano pasó por encima de mí, alcanzando un plato.

Él me lo dio con una pequeña risa mientras yo bufaba.

-Eres demasiado enana.-rió.

-No es mi culpa que a ti te diera una sobredosis de Petit-Suisse de pequeño.-me crucé de brazos mirando hacia arriba para poder mirarlo a la cara.

Con mi escaso 1,65 y él siendo un pino de casi 1,90, si miraba al frente solo veía su pecho.

Zarek rió y Marie entró a la cocina, cortándonos el rollo. Gracias mami...


Stay With MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora