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Los meses pasaron y yo cada vez estaba mejor. Las primeras semanas se me hacía imposible superar a Draco; viéndolo todos los días, compartiendo clases, etc. Pero poco a poco he ido creando una barrera entre él y yo que por ahora no se ha caído. Ni siquiera lo miro, e intento de todas las formas posibles evitarlo.

Volviendo a lo actual, Ron había perdido a Scabbers y llevaba todo el día peleando con Hermione porque decía que Crooshanks se la había comido.

Ellos dos iban delante discutiendo, y Harry y yo íbamos detrás hablando sobre Hagrid. Últimamente está muy decaído por lo de Buckbeak. Han ordenado que se le sacrifique. Estábamos yendo a la cabaña para visitarlo, cuando en la entrada del castillo vemos a un hombre con una máscara afilando un hacha enorme. Harry y yo nos miramos y decidimos andar más rápido.

Una vez estábamos cerca de la cabaña, oímos las risas de las tres serpientes más idiotas de todo Hogwarts. Me paré instintivamente y disminuí mi velocidad, mis amigos hicieron lo mismo.

- Mi padre me va a dar la cabeza del hipogrifo. -Les decía Malfoy a sus gorilas-. La voy a donar a la sala común de Gryffindor... -Bromeó y los idiotas se rieron, aunque sin muchas ganas de hacerlo.

Me dirigí hacia ellos casi corriendo y conforme avanzaba, iba sacando mi varita de mi bolsillo.

- ¡Vaya! -Exclamó el rubio al vernos llegar.- ¿Venís a ver el espectáculo?

- ¡TÚ! -Grité mientras llegaba a donde él estaba- ¡Eres una sucia, falsa y maldita cucaracha! -Lo empujé hasta que quedó contra el muro y lo apunté con mi varita justo en la cara. Él me miraba entre asustado y divertido. Cree que no soy capaz de embrujarle.

- ¡Danae, no! -Exclamó Ron- No vale la pena -Dijo con un tono de voz más bajo, que me hizo reaccionar. Si le embrujaba, probablemente se chivaría y podrían expulsarme. Y eso es lo que él quiere.

Bajé lentamente la varita y me estaba dando la vuelta para alejarme cuando escuché su risa y un "sabía que no lo iba a hacer" de su parte. Respiré hondo y mi mano libre la estampé en su hasta ahora inmaculado y perfecto rostro. Soltó un gemido de dolor y me miró asombrado. Sus gorilas intentaban ayudarle hasta que él les apartó. Se fue corriendo y los otros dos le siguieron. Yo suspiré.

- Qué bien sienta esto, la verdad... -Admití y vi que mis tres amigos me miraban sonrientes.

- ¿Bien? ¡Has estado genial! -Me halagó Harry y yo sonreí levemente. No estaba muy orgullosa de lo que hice, pero definitivamente se lo merecía.

Fuimos corriendo hasta la cabaña de Hagrid. Fuera, Buckbeak estaba sentado en el pasto alrededor de las calabazas. Lo miré con lástima. Harry me agarró del brazo y me condujo hasta dentro de la casa; Ron y Hermione ya habían entrado.

Los ojos negros de Hagrid estaban más pequeños e hinchados que de costumbre, y rápidamente supe que había llorado. Le dio a Ron su rata que había ido a parar a una especie de vasija y después de esto el pelirrojo y la castaña volvieron a discutir. Una especie de piedra salió de nadie sabe dónde y rompió una de las vasijas de Hagrid. Yo fruncí el ceño.

- ¡Ay! -se quejó Harry tocándose la nuca. En una de sus manos tenía otra de las piedras que habían roto la vasija. Al buscar el causante de eso, vi por la ventana que Dumbledore, el ministro y el hombre del hacha de antes estaban apunto de llegar a la cabaña.

Nosotros cuatro salimos de ésta por la otra puerta y sin que nos vieran, rodeamos la pequeña casita de Hagrid. Me despedí de Buckbeak con la mano y éste me hizo un gesto de sumisión con la cabeza. Me entraron ganas de llorar. Nos dirigimos hasta el mismo sitio en el que le había dado la bofetada a Draco y oímos el ruido del hacha al cortar el cuello del hipogrifo. Solté un gritito de la impresión y me puse a llorar en el hombro de Harry, mientras éste me acariciaba la espalda. Hermione y Ron estaban en la misma posición.

salvándote, draco malfoy;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora