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Las vacaciones de Navidad llegaron. Todos estábamos en Grimmauld Place, en la mansión de los Black. Días antes, Harry había tenido un sueño en el que el señor Weasley era atacado por una serpiente, pero no era un sueño, era una visión.

Estábamos listos para que la señora Weasley nos diera los regalos cuando apareció por el salón con el señor Weasley.

- Aquí está... ¡Papá ha vuelto! -Dijo Molly y todos sonreímos y aplaudimos.- Sentaos todos, ¡sentaos, venga! Ahora los regalos...

A Ron le dio un chaleco, a los gemelos unas bufandas, a Hermione le regaló un gorro y a mí un jersey con mi inicial en el centro, sabe que me encantan.

- ¡Gracias! -dijimos todos. Harry llegó al salón. La señora Weasley también le dio su regalo y todos nos sentamos a desayunar entre risas y bromas.


[...]

El día de la vuelta a la escuela, nos levantamos temprano para preparar nuestros baúles, desayunar y vestirnos. Cuando Hermione y yo terminamos y salimos al pasillo, nos encontramos a Harry y Ron. Éste último con cara de pocos amigos al no querer usar el chaleco que la señora Weasley le regaló.

- No entiendo por qué no quieres ponértelo, Ronald. -Dijo Hermione bajando las escaleras, nosotros la seguíamos.

- Porque parezco un idiota. -Se quejó.

- No más de lo habitual... -Bromeé yo y el pelirrojo me fulminó con la mirada. Hermione, Ron y yo nos fuimos mientras Harry se quedó hablando con Sirius para despedirse.



[...]



Draco y yo estábamos caminando de la mano por los jardines, cuando se acercan a nosotros mis tres amigos.

- ¡Danae! Hagrid ha vuelto. -Dije Hermione. Veía como Ron y Harry miraban con asco nuestras manos entrelazadas. Yo miré a Draco con ojos de cachorrito.

- Ve, anda... -Sonrió y me dio un leve beso. Asentí y los cuatro nos fuimos corriendo hacia la cabaña de Hagrid. La chimenea ya echaba humo.

Cuando estuvimos lo suficientemente cerca, oímos la voz de la profesora Umbridge dentro de la cabaña. Nos escondimos bajo la ventana para escuchar mejor.

- Es la última vez que lo digo: le ordeno que me diga dónde ha estado. -Le gritaba Umbridge.

- Ya se lo he dicho. Me he ausentado por motivos de salud.

- ¿Su salud? -Preguntó la cara de sapo mirando hacia la ventana en la que los cuatro estábamos asomados. Nos agachamos.

- Sí. -dijo Hagrid.- Un poco de aire fresco, ¿sabe?

- Ya... Como guardabosques, le debe costar encontrar aire fresco... -Hagrid frunció el ceño.- Yo en su lugar no me acostumbraría tanto a estar de vuelta... Es más, no me molestaría ni en deshacer la maleta. -Sonrió. Se fue y entonces, los cuatro entramos.

- Esto es alto secreto, ¿de acuerdo? -Nos dijo Hagrid con un filete congelado en la mano, poniéndoselo en su ojo morado. Nosotros asentimos, atentos a lo que nos tuviera que decir.- Dumbledore me envió para tantear a los gigantes.

- ¿¡Gigantes!? -Exclamó Hermione. La mandó a callar.- ¿Los encontraste? -Susurró entonces.

- Bueno, no son tan difíciles de localizar, para ser sincero. Son enormes, ¿entiendes? Intenté convencerlos para que se uniesen a la causa. Pero no era yo el único que intentaba ganárselos.

- Mortífagos... -Susurré. Hagrid asintió.

- Sí... Intentando persuadirlos para que se unieran a quien-vosotros-sabéis.

salvándote, draco malfoy;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora