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Estábamos en el tren camino a Hogwarts mientras Harry nos contaba uno de los sueños que había tenido últimamente, en el cual aparecían Colagusano, Voldemort y un hombre que no conocía.

- ¿Algo del carrito, hijos? -Preguntó la señora de los dulces. Ron en un abrir y cerrar de ojos se levantó y se puso a mirar lo que había.

- Deme una bolsa de superhinchables y unos palitos de regaliz, por favor... -Le pidió a la mujer, pero al ver el dinero que llevaba rectificó-. Mejor deme sólo los superhinchables.

- Yo pago, no te preocupes -Dije y me levanté para darle dos galeones a la señora del carrito mientras yo cogía una rana de chocolate.

- Dos pastas de calabaza, por favor -Pidió una voz que se me hacía algo familiar. Alcé la vista y Cedric Diggory estaba ahí. Me miró y sonrió, yo le devolví una leve sonrisa y  entré de nuevo a nuestro compartimento. Harry estaba en su asiento y se tocaba la frente.

- ¿Te duele, cierto? -Preguntó Hermione, Harry la miró extrañado- La cicatriz... -aclaró.

- Estoy bien. -Contestó e intentó sonreír.

- Deberías informar a Sirius de esto, Harry -Aconsejé-. De lo que viste en los mundiales y en tu sueño.

Harry estuvo de acuerdo conmigo. Le pidió a Hermione un poco de pergamino y su pluma y empezó a redactar la carta. Cuando acabó, cogió a Hedwig y la mandó con Sirius.


Llegamos a Hogwarts y la cena fue como siempre, pero al final del discurso de bienvenida del director, nos anunció que tenía una noticia que darnos.

- Este año, Hogwarts ha sido elegida para ser la sede del Torneo de los Tres Magos. -Todos empezamos a hacer muecas de asombro y a murmurar.- Pero no estamos sólos, nos acompañan otras dos escuelas de Magia. En primer lugar, demos la bienvenida a la Academia Beauxbatons y a su directora madame Maxime. -La gran puerta se abrió y decenas de chicas vestidas de azul entraron haciendo un baile algo ridículo para mi gusto. Todos los chicos las miraban embelesados, y por instinto me fijé en Draco para ver si él hacía lo mismo, pero él me miraba a mí. Me guiñó un ojo.

- ¡Caramba, qué mujer tan enorme! -Exclamó Seamus haciéndome apartar la mirada de Draco. Observé a la mujer que seguía a las ridículas princesitas y era cierto, era la mujer más grande que había visto nunca. Sobrepasaba tres veces mi altura.

- Y ahora, démosle la bienvenida a nuestros amigos del norte, ¡el Instituto Durmstrang y su director Igor Karkarov! -por la puerta aparecieron chicos vestidos entre marrón y rojo, cada uno llevaba una especie de cetro con el que daban golpes en el suelo y gritaban. Era bastante molesto, la verdad. Miré a mi alrededor de nuevo y esta vez, todas las chicas los miraban embelesadas. Fijé mi vista en Draco y él me miraba con una ceja alzada. Le guiñe un ojo tal y como lo hizo él pero la voz de Ron me sacó de mis pensamientos.

- ¡Es él! ¡Es Viktor Krum!

Y efectivamente, era él. El buscador del equipo de Bulgaria. Venía acompañado del que supongo que será Karkarov. Me sorprendí por un momento pero recobré mi compostura y volví a mirar a Draco, que ya no tenía una expresión divertida en el rostro.

El Gran Comedor se calló de repente tras la llegada de alguien. En la puerta que había detrás de la mesa de los profesores, había un hombre algo extraño. Su pelo era pobre, en donde debería estar su ojo izquierdo había uno que parecía de plástico, pero se movía. Era extrañamente espeluznante.

- Ese es Ojoloco Moody -informó Ron.

- ¿Alastor Moody? ¿El auror? -preguntó Hermione y ya entendí todo.

salvándote, draco malfoy;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora