Hermione y yo despertamos al día siguiente bastante antes de lo normal. Obviamente fue cosa suya ya que, según ella, no podíamos llegar ni un minuto tarde a nuestra primera clase del curso. Así que, tras darnos una ducha y vestirnos, ya estábamos listas para ir al Gran Comedor.
La profesora Mcgonagall nos dio los horarios del curso en cuanto nos vio aparecer por la puerta y, antes de que si quiera nos diéramos cuenta, ya estábamos terminando de desayunar.
— ¡El correo! —exclamaban algunos alumnos al ver entrar a una gran cantidad de lechuzas por los ventanales. Errol le dejó a Ron un vociferador y a mí me entregó un pequeño sobre.
— ¡Ron ha recibido una carta vociferadora! —Todo el Gran Comedor empezó a murmurar y a reírse. Yo estaba muy contenta de obtener correo, pero sentía una gran curiosidad por ver qué había hecho Ron.
— Ábrela, Ron... o explotará —Le dije al ver que cada vez el extraño paquete temblaba más. Él asintió. La abrió y esta empezó a moverse sola, adoptando la forma de lo que parecían unos labios.
— ¡Ronald Weasley! ¿Cómo te atreves a coger el coche? ¡Estoy absolutamente disgustada! ¡Tu padre se enfrenta a una inspección en el trabajo! ¡Y todo es tu culpa! Si te atreves a volver a pasarte de la raya, ¡te mando derechito a casa! Oh, Ginny cariño, enhorabuena por quedar en Gryffindor, tu padre y yo estamos muy orgullosos. —La carta empezó a autodestruirse. Todos en el Gran Comedor reían y Ron estaba pálido a más no poder. Fui capaz de ver a Malfoy riéndose a carcajadas.
Cuando parecía que todo el mundo volvía a sus asuntos, y bajo la atenta mirada de mis tres amigos, abrí con una gran sonrisa el sobre.
"Mi querida Danae:
Soy la señora Weasley. No sé muy bien como decirte esto, pero te escribo esta carta para darte la triste noticia de que tu mamá y tu papá ya no están con nosotros. Aún no saben el motivo exacto, pero al parecer es alguna especie de enfermedad rara que han podido pillar en este último viaje que han hecho. Todo ha pasado muy rápido, no ha habido tiempo para que pudieras ir a despedirte, aunque hemos hecho todo lo posible. Lo siento mucho, mi niña.
Además, con esto quiero decirte que a partir de ahora Arthur y yo somos tus tutores legales, y vivirás con nosotros en La Madriguera. Esperamos de corazón poder hacerte, poco a poco, sentir como en casa.
Te queremos mucho.
Conforme iba avanzando la carta, mi sonrisa fue desapareciendo, hasta el punto que noté que mis labios formaban un hilo y la sangre dejo de fluir por mi rostro, dejándolo completamente pálido.
– ¿Qué pasa, Danae? –Preguntó alarmada Hermione. Yo no era capaz de responder, por lo que le dejé el trozo de pergamino frente a ella para que pudiera leerlo.
No sé cómo, pero logré levantarme del banco de Gran Comedor y pude correr a trompicones hacia los pasillos, sin saber donde iba. Las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos. Me senté en el suelo detrás de una columna y rompí a llorar.
A los pocos segundos noté una mano en mi hombro, y levanté la mirada encontrándome a Harry, Ron y Hermione.
— Queríamos decirte que estamos contigo, para que te desahogues, para cualquier cosa —empezó a decir Hermione.
— Te queremos —dijo Ron.
Los tres me abrazaron y no pude hacer otra cosa que llorar aún más.
– Hemos hablado con la profesora McGonagall y nos deja faltar hoy a clases para acompañarte. –Dijo Harry intentando hacerme sentir mejor. Asentí casi automáticamente.– Podemos ir a la sala común y jugar naipes explosivos, o ajedrez mágico...
– O podemos simplemente quedarnos en silencio relajados. –Añadió Hermione, mirando con dureza a Harry y la miré agradecida.
Supongo que no me había quedado sin familia, al fin y al cabo.
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salvándote, draco malfoy;
Fanfiction"El amor es aquello que te hace hacer cosas que jamás pensaste que harías por nadie, ni siquiera por ti mismo." Danae Hudson está tan enamorada de Draco Malfoy que no se imagina una vida sin él, estando dispuesta a anteponer su vida a la de ella si...