『ρяợℓσɢσ』

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「❆ ❆ ❆」

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「❆ ❆ ❆」

     Jeon Jungkook, el Rey del Hockey, lo tenía todo. Todo. Desde el increíble lamborghini que parecía brillar por sí mismo debajo del sol, hasta un encantador y casi obsceno atractivo que llamaba la atención hasta del mas dedicado. Heredero de uno de los mayores casinos del país, de un imperio casi, Jeon Jungkook tenía todo y a todos cuándo, y cómo lo quería.

     Y eso sería perfecto, si no fuera porque lo odiaba.

     Si no estuviera ocupado encargándose de mantener sus calificaciones como las mejores de todo el Instituto, y trabajando para construirse un futuro que odiaba, quizás, y solo quizás, si no tuviera que ocuparse de llenar un podio que pareció forjarse obligado desde pequeño, podría disfrutar de los buenos momentos que ofrecía su edad y su deporte favorito, pero en cuanto a su felicidad, la verdad era otra.

     Oh, y en cuento a verdades, podrían preguntarle a Woon Jihee, que literalmente soltaba lo que pensaba cada minuto, metiéndose en terribles líos. A simple vista, Jihee parecía la típica y estructurada patinadora, con una figura social que debía asegurarse de mantener y un comportamiento femenino para evitar habladurías. Todo aquello, si no fuera porque básicamente le importaba un comino.

     Jihee podría verse como la patinadora estándar, claro que si, mientras no la conocieras, porque la realidad era que nuestro delicado cisne de hielo, en realidad era la oveja negra de las patinadoras. Si no estaba metiéndose en peleas o líos por proteger sus principios y forma de pensar, estaba encargándose se llenar su extraño vicio por la leche chocolatada.

     Jungkook tenía secretos. Secretos que no contaría ni a su propia sombra, y una vida que le había obligado a ser perfecto y a no tener ningún error nunca, también le habían enseñado que jamás podía bajar la guardia ni permitirse confiar en alguien. Jihee, criada en una familia armoniosamente dinámica, extraña, pero donde nunca faltó el cariño ni el apoyo, jamás podría entenderlo. 

     Para Jungkook, todo debía ser organizado y dirigido, mientras que Jihee, apenas podía sobrevivir encargándose de ser un completo desastre.

     El Rey del Hockey no podía comprender como era que a una bailarina tan extraordinariamente buena como ella, podría llegar a ser tan imprudente y caótica. Jihee, no podía comprender como era que aquél bastardo era capaz de romperle el brazo a alguien jugando, pero no podía decir lo que pensaba con honestidad frente a otros.

      Ah, Jungkook. No esperen ¿Jungkook? Ew. Jungkook ¡Eww! Era insoportable, Jihee apenas podía verlo sin patear su hermoso rostro, casi siempre se encontraban insultándose el uno al otro, burlándose y mostrándose el dedo medio. No entendía que estaba mal con ese tipo, era jodidamente intenso. Odiaba la forma en la que la miraba, con ese particular brillo en sus ojos llenos de burla que parecían arder cuando la miraba a los ojos, como un fuego que parecía querer consumirla y morderla lentamente.

     El problema era que no estaba preparada para él y su repentino acercamiento, para sus ojos, sus insinuaciones, o para descubrir que en realidad, había muchísimo más en él que solo la fachada de chico burlón que lo tenía todo.

     Quizá no todo estaba perdido para ambos, quizá Jihee podría aprender a ser mejor que un desastre, quizá Jungkook ya no se sentiría tan solo.

     En una sociedad vacía donde lo material y la belleza física era primordial, la falsedad y traiciones estaban doblado la esquina. Quizá si lo intentaban, podrían comprender que solo confiando uno en el otro podrían salvar lo que quedaba de ambos, quizá se darían cuenta que algunos sólo encontraban la paz siendo comprendidos, y que eso, está jodidamente bien. 

『 ɢ ᴀ ɴ ʙ ᴀ ʀ ᴜ  ||  jungkook 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora