『 ɢ ᴀ ɴ ʙ ᴀ ʀ ᴜ || jungkook 』

Capítulo 32

regalito por navidad uwu

Capítulo 32: El pasado siempre deja huellas.

Separé los labios llena de sorpresa pero ninguna palabra salió de mi boca, o más bien no fui capaz de formular ninguna palabra. Sentí fuego recorriendo mis venas cuando alargó lentamente uno de sus gruesos brazos y lo puso junto a mi mejilla, apoyado el antebrazo entero en los casilleros. Parecía hacerlo de a poco a propósito, moviéndose paulatinamente, sin prisa, sin apuro, como si supiera que yo no tendría salida alguna, como un atracador abarcando lentamente a su víctima.

Respiré hondo antes de hablar─¿Estás drogado o qué carajos?

Él sonrió más, provocando que mi corazón diera saltos histéricos y se acercó incluso más de lo que estaba, sentí como metía un pie entre los míos y mis piernas amenazaron son ceder siendo un manojo de nervios.

─¿En la mejilla está bien para ti?─parecía estar tenso hasta la médula y su voz cada vez era más ronca y me miraba de una forma que parecía querer devorarme, sin embargo estaba.. siendo muy amable.

Lo miré confundida, estaba siendo extrañamente dócil y condescendiente. El antiguo Jungkook me hubiera dado ese trato y nada más, y si no estaba de acuerdo podía ir a quejarme con el Espíritu Santo ¿porqué era tan... así? No tenía palabras para explicarlo.

De golpe me vi inmersa en la terrible duda. Sí ¿porqué no? Digo, era en la mejilla ¿qué problema podía haber...? ¡No, no no! ¿En qué estaba pensando? No podía caer en ese extraño juego, además, Jungkook iba a ser mi pareja y la semana que viene comenzaba el entrenamiento para la temporada de invierno, no podía dejar que la situación se me escapara de las manos o actuar de forma impulsiva cuando debíamos pasar tanto tiempo juntos, todo podía volverse un problema sino.

Sin embargo... no tenía idea de lo que estaba haciendo, o a lo que me estaba metiendo. Y, de alguna forma, con una fiera intensa como Jungkook, eso debía haberme asustado, sin embargo, era fascinante. Quería inclinarme, besarlo, cerrar el espacio entre los dos, abrazarlo, llenarme de su calor, pero también quería escabullirme por debajo de su brazo y echarme a correr.

Era un terreno donde nunca había estado. Debía ver bien donde pisaba. Todo siempre llevaba consecuencias. Pero también era ciertamente emocionante.

Sostuve su mirada por unos minutos, sintiendo el latido histérico y descontrolado de mi corazón y el calor de su cercanía. ─¿Solo en la mejilla?─murmuré, mi voz casi imperceptible. Él me miró con lo que pareció sorpresa, pero en un segundo, lo escondió─¿Sin trucos ni nada...?

─Sin trucos ni nada. ─reiteró con una gran sonrisa, una que prometía tormentas y muchos problemas.

Esto está mal.

¿Porqué siempre tenía que emocionarme lo que estaba mal? ¿No podía ser un ser humano normal?

─No te creo nada, bastardo raro ¿por qué tú...?

─Pecas. ─su voz resonó fuerte y decidida, el tipo de voz y autoridad que utilizaba cuando daba órdenes a los de hockey. Tragué saliva y levanté las cejas, sintiéndome más y más pequeña a su lado. ─Muévete antes que pierda el juicio, porque entonces será demasiado tarde para ti, y no hay forma en que yo me conforme con sólo tu mejilla.

Él era realmente bueno en eso de dejarme sin palabras.

Mi naturaleza decía que debería haberme enojado por su tono de voz, de hecho, debería haberlo golpeado por ser tan impertinente o, al menos, haberme asustado por sus palabras y la cercanía... sin embargo, todo lo que hice, fue acercar mi rostro al suyo cuando puso la mejilla...