Demasiado nerviosa. Así me sentía. Eso era lo que había deseado desde que tenía uso de razón y ahora los nervios me traicionaban. ¿Y si no conocía a nadie? ¿Qué haría si me quedaba aislada? "Respira hondo, Aine. Todo va a ir bien". Pero aunque me repitiera eso una y otra vez seguía bastante nerviosa. Veía pasar a chicos y chicas mientras permanecía sentada en un banco lo más alejada posible, lo cual se contradecía con mis ganas de conocer a alguien. Lo sé, pero así soy yo.
Para os hagáis una idea, era mi primer día de clase en la universidad. De ahí mis nervios. Había conseguido entrar a enfermería, la carrera de mis sueños, en la universidad de Granada, la universidad de mis sueños. Y estaba muy asustada. Me sobresalté al oír, de repente, la alarma de mi móvil que me avisaba de que ya era la hora. Me dirigí al salón de actos donde se realizaba la ceremonia de bienvenida de los nuevos alumnos. Entré sigilosamente, ya que no quería llamar la atención más de lo necesario y, antes de sentarme, eché un vistazo a los que, muy probablemente, serían mis compañeros durante los siguientes 4 años. Me quedé de pie al final de la sala mirándolos a todos un poco cohibida. Joder, es que había mucha gente... De fondo oía el discurso del decano pero, sinceramente, no le estaba prestando mucha atención. Mis nervios me estaban traicionando de nuevo.
- ¿Señorita?
Levanté la cabeza sobresaltada y noté como mis mejillas, normalmente demasiado blancas, iban adquiriendo un tono rosadito que ni en sueños hubiera podido disimular. Genial.
- Se... ¿se refiere a mí?- me señalé tímidamente deseando que el tema no fuera conmigo. Por favor.
- Sí, acérquese por aquí, por favor.
Se me hizo un nudo en el estómago. Genial. "¿Qué has hecho Aina?" Me acerqué despacio mientras cada una de las miradas de la gente que ocupaba el salón se me clavaban en la espalda como pequeños puñales, que no matan, pero joder, duelen. Tragué saliva en cada escalón que subía y el camino desde la puerta hasta el atril se me hizo eterno. Una vez arriba, el decano me sonrió amablemente y me dijo que me presentase. "¿Cómo?"
- Esto... -no pude evitar titubear. Venía muy decidida a hacer amigos pero eso superaba mis expectativas.
- No seas tímida, ¿cuál es tu nombre?
- Em... -sonreí tratando de tranquilizarme y respiré hondo antes de contestar. "Vamos, tú puedes." – Me llamo Aina Banes, soy natural del sur de Gales, pero vivo en España desde los 2 años. Voy a estudiar enfermería – saludé con la mano. Y me sentí terriblemente gilipollas al hacerlo. Me arrepentí enseguida, pero la gente sonrió y aplaudió.
El decano entonces me pidió que tomase asiento y disfrutase de la ceremonia y llamó aleatoriamente a más chicos y chicas para que se presentasen. Debería estar escuchando, pero, sinceramente, no se me pasaba el shock. Me llevó aun otros diez minutos y perderme otras seis presentaciones recuperarme de la impresión. No era lo que esperaba en mi primer día.
De repente, me fijé en el chico que se estaba presentando en ese mismo momento. Era bastante alto y parecía bastante extrovertido. Subido ahí arriba hacía bromas y se reía con naturalidad. En un momento de debilidad, sentí envidia de su comportamiento. Quisiera ser más segura y tener más confianza en mí misma, como él. Sacudí la cabeza. "No envidies a nadie, tonta." De todos modos mi problema de confianza era solo a la hora de conocer gente, después todo iba bastante bien.
Una hora después la ceremonia terminó y cada quien se fue a la clase que le había tocado. Iba a conocer a mis compañeros, los que compartirían conmigo bastante tiempo de nuestras vidas. Me senté estratégicamente en un sitio ni muy cerca del profesor, lo cual me podía dar imagen de repipi sabelotodo, ni muy lejos, que pareciese que nada me interesaba. En el sitio justo. Mientras sacaba un cuaderno y un boli para tomar nota de las presentaciones de los profesores, el chico de la ceremonia se sentó a mi lado.
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Adicción
Historia Corta¿Cómo te sentirías si ese sueño que has tenido toda tu vida empezase a hacerse real? ¿Y si además no fuese exactamente como lo habías esperado? Pues eso es lo que le ha pasado a Aina durante su primer curso en la universidad de sus sueños.