10: Fin de Curso

307 35 5
                                    

Albus nunca había estado a las cinco de la mañana en otro sitio que no fuera en su cama y decidió que aquel era un lugar mucho mejor para pasar la noche que el despacho de McGonagall. Hacía un rato, la directora había pasado a su despacho, seguramente a quitarse el camisón y la redecilla del pelo,  pues había que reconocer que en pijama no inspiraba demasiado respeto.

Finalmente, la puerta del despacho se abrió.

-Weasley, ¿pasas tú primero? -se oyó que decía desde dentro.

Rose hizo ademán de levantarse, pero Albus la detuvo.

-Ha sido mi culpa. Yo propuse el duelo y yo os hice perseguir a la serpiente hasta donde estaba el centauro. Paso yo primero.

Se levantó y empujó la puerta del despacho. Allí, sentada detrás de su escritorio, estaba la directora poniéndose las gafas; y en la pared del fondo, un montón de retratos se estaban despertando.

-Que yo sepa...usted es Potter, ¿no? Aunque ya veo que le gusta transgredir las normas...

-Ha sido mi culpa, profesora. Bueno... y de Erik. Pero Rose y Scorpius no han hecho nada -empezó Albus.

-Que yo sepa, cinco alumnos han estado fuera de sus camas esta noche, así que los cinco sois culpables.

-¡Pero Erik me retó en duelo a mí! -soltó Albus-. Scorpius iba a ser mi segundo, y Jason el de Finnigan.

-De nuevo, tu versión de la historia y la del señor Finnigan son ligeramente diferentes -comentó McGonagall.

Albus prosiguió, contando como se habían batido en duelo en el Bosque. Omitió la parte de la serpiente y el centauro; y dijo que la causa de que hubieran tardado tanto en salir del Bosque había sido que se habían perdido a la hora de encontrar el camino de vuelta.

Cuando terminó de hablar, la profesora McGonagall asintió y llamó a Scorpius, a Rose, a Erik y a Jason; que por lo visto, habían estado esperando en la habitación de arriba del despacho.

-Tengo que decir que estoy muy defraudada con vuestro comportamiento -dijo, una vez que terminó de examinar a todos los presentes con la mirada-. Esto va a suponer cincuenta puntos menos para Gryffindor y Slytherin, y a todos os espero los sábados por la mañana en la enfermería durante lo que queda de curso para lavar orinales o para lo que la señora Pomfrey considere necesario.

Los cinco hicieron una mueca de asco, pero nadie se quejó. Bajaron juntos hasta el vestíbulo, y allí Albus y Scorpius cogieron la escalera hacia las mazmorras, y Rose, Erik y Jason, subieron hacia la torre de Gryffindor.

-Bueno, hoy hemos sido como tu padre y sus amigos -comentó Scorpius una vez en la sala común-, la diferencia es que ellos hubieran capturado al asesino de unicornios y se habrían librado del castigo.

Albus soltó una carcajada.

...

-¿Seguro que el Lazo del Diablo atrapaba a sus víctimas hasta ahogarlas? -preguntó Albus, algo agobiado, al salir de su último examen-. ¿Seguro que era eso y no que soltaba veneno?

Muy a su pesar, Rose negó con la cabeza.

-Vaya... -dijo Albus, disgustado-. Los demás exámenes me habían salido bastante bien... siempre la fastidio al final.

-Bueno, no hay que ser tan negativo -dijo Scorpius-. ¡Ya han acabado los exámenes!

Albus deseó poder compartir una parte del entusiasmo de su amigo; pero desde que McGonagall les había puesto el castigo apenas sonreía. El vociferador que sus padres le habían enviado a la mañana siguiente había hecho temblar las paredes del Gran Comedor. Y no solo le habían regañado sus padres. Grace Higgs, la capitana del equipo de Slytherin, se había disgustado mucho cuando Albus le dijo que no iba a poder jugar el último partido de la temporada porque tenía que limpiar orinales en la enfermería. De hecho, le había quitado la plaza del equipo, mientras le decía que si quería seguir siendo el buscador del equipo, iba a tener que presentarse a las pruebas el año siguiente; y que durante ese tiempo iba a ser Olivia Royce la buscadora oficial.

Albus PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora