16: Navidad llena de preguntas

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Desde que se había bajado del expreso de Hogwarts un frío día de diciembre, Albus notaba distinto a su padre. Estaba siempre alerta, en tensión, como si esperara que algo malo fuera a suceder en cualquier momento. Quizá era por esa preocupación constante por lo que sus ojeras habían crecido en los últimos meses, o por lo que parecía estar muchísimo más cansado de lo normal. Sin embargo, Albus dudaba que se tratara de algo relacionado con el colegio o la casa, pues en su madre no notó nada extraño.

Quizás era por la extraña actitud de su padre por lo que aún no se había atrevido a preguntarle sobre la Cámara de los Secretos, un tema que no se le iba de la cabeza desde que se lo mencionó Myrtle la llorona. Aún no le había comentado nada al respecto ni a Rose ni a Scorpius, pero en cuanto averiguara algo, no tardaría en hacerlo.

Decidió que el momento oportuno para preguntar a su padre al respecto sería el día de Navidad, una vez abiertos todos los regalos; así que en cuanto Harry anunció que saldría a quitar la nieve de la puerta, Albus no dudó en acompañarlo. Se puso las botas que le había regalado Rose, y se hizo el propósito de mandarle una lechuza a Scorpius para preguntarle si le había gustado su regalo. No obstante, no había dejado de notar que el regalo de Rick había brillado por su ausencia.

-¡Qué colaborador te veo, Al! -dijo, algo sorprendido de que su hijo saliera a recoger nieve sin que nadie se lo hubiera pedido-. Se ve que todos esos castigos de limpiar que te ponen están haciendo efecto.

Albus hizo una mueca. Aún estaba intentado olvidar algunos malos ratos limpiando el baño del cuarto piso.

-Sí... Y encima tengo que compaginar los castigos con los deberes... El profesor Binns nos ha mandado hacer una redacción para las vacaciones sobre la Historia de Hogwarts -mintió-, y mencionan partes del castillo en las que nunca había estado.

-¿Por ejemplo? -preguntó Harry, algo distraído.

-La Cámara de los Secretos -Albus sentía que el corazón se le iba a salir del pecho mientras pronunciaba esas palabras-. Apenas le dedican un párrafo... Pero me parecía haber oído hablar de ella alguna vez en La Madriguera...

-Ah, sí. La Cámara, como supongo que ya sabrás, fue construida por Slytherin, y su objetivo era limpiar el colegio de los hijos de muggles a los que los otros fundadores estaban enseñando magia. Se decía que la Cámara contenía algunas criaturas monstruosas...

-Sí, más o menos eso es lo que viene en Historia de Hogwarts...

-Pero cuando yo estaba en mi segundo año, la Cámara se abrió y el monstruo de Slytherin empezó a petrificar hijos de muggles. Despidieron a Dumbledore y el colegio estuvo a punto de ser cerrado...

-¿Y cómo lo solucionasteis?

-Pasamos a la Cámara y matamos al monstruo de Slytherin, que resultó ser Voldemort de adolescente... -Harry paró la narración de repente, sumido en sus pensamientos-. Él había poseído a una alumna del colegio, que era la que se había encargado de mandar atacar al basilisco.

-¿Y cómo entrasteis tío Ron, tía Hermione y tú a la Cámara? -preguntó Albus, mientras tomaba nota mentalmente de buscar qué era un basilisco.

-No, tía Hermione no entró, fue una de las petrificadas -aclaró Harry-. Para entrar tuvimos que transgredir un centenar de normas del colegio, por lo menos. Descubrimos que la entrada estaba en el baño de chicas del segundo piso, en el de Myrtle la llorona -Albus se sorprendió de que su padre estuviera tan dispuesto a contarle todo. Harry debió notar su estupefacción, por lo que se apresuró a añadir-: Evidentemente, para entrar en la cámara es necesario hablar pársel, algo que yo en segundo curso sabía hacer. Ahora no me importa decir cómo entrar a la cámara puesto que no hay nadie en Hogwarts que hable pársel... Tan solo hay que pedirle al lavabo que se abra...

Albus se ruborizó. Si su padre supiera que el podía hablar pársel quizás no le habría dado tanta información.

-En esa Cámara no solo maté al monstruo de Slytherin, si no que también tu tío Ron consiguió los colmillos necesarios para destruir los Horrocruxes... -siguió contando Harry, aunque no tardó en verse interrumpido por Ginny, que salía en ese momento por la puerta.

-¡Tenemos que ir a La Madriguera, vamos a llegar tarde a la comida de Navidad!

Padre e hijo fueron a la cocina, y en un abrir y cerrar de ojos no tardaron en encontrarse en la chimenea de La Madriguera. Algo mareado, Albus se dirigió a saludar al resto de su familia, que estaban preparando todo para la comida. Como de costumbre, a los que más ilusión le hizo ver fueron Charlie y Teddy. Al primero no tuvo ocasión de hablar con él, ya que estaba enfrascado en una conversación con Dominique sobre el libro de criaturas mágicas que le había regalado; y por experiencia sabía que no era buena idea interrumpir.

-¡Hola Teddy!

-¡Ay! -Teddy se sobresaltó, mientras los platos que llevaba en las manos se le caían al suelo. De inmediato, la familia entera giró la cabeza en su dirección-. ¡Hola Al! ¡Vaya susto...!

-¡Teddy! ¡Ya es la cuarta vez hoy que tiras algo! -le regañó Fleur desde la cocina. Teddy asintió y se apresuró a sacar la varita.

-¡Reparo! -masculló-. Perdona Albus...

La comida transcurrió entre elogios a la comida, bromas y chistes por parte de Fred y James, preguntas sin parar por el colegio y el nuevo trabajo de Teddy como profesor de Transformaciones, discusiones sobre quidditch... Cuando todos tenían ya servido el postre, Teddy se levantó de la mesa, tirando la silla en la que estaba sentado.

-Bueno, familia... -dijo, para que todos le prestaran atención -. Tengo un anuncio que haceros...

-¡Te vienes a vivir a casa! -interrumpió Lily.

-¡Has decidido volver a la Academia de Aurores! -intervino Ron.

-Eeeh...No. Me gusta mucho mi trabajo como profesor. Como iba diciendo, tengo un anuncio importante que haceros. Porque, a partir de ahora, cada vez que os llame familia lo diré en serio...

-¿Es que antes lo decía en broma? -le susurró Hugo a Albus. Este miró al resto de los comensales, a ver si se sentían tan confusos como él. Sin embargo, entre sus tíos y sus primos mayores se intercambiaban sonrisillas cómplices, mientras que los más jóvenes de la mesa le miraban extrañados.

Al no obtener la reacción que esperaba, su prima Victoire se levantó de la mesa.

-¡Teddy y yo vamos a casarnos! -anunció. A partir de ese momento, la entonces tranquila comida de Navidad dejó de serlo. Todo el mundo se levantó a felicitar a la pareja, que pidió a todo el mundo que hicieran un hueco en sus agendas a finales de agosto, y comentaron que mandarían formalmente las invitaciones más adelante.

-¡Por fin! -chilló Lily.

-¡Teddy y Victoire se van a casar, Teddy y Victoire se van a casar! -canturreaba Hugo.

Rose se acercó a Albus. Los dos primos sonreían de oreja a oreja, pues en el fondo, todo el mundo llevaba bastante tiempo esperando este acontecimiento.

-¿Crees que Teddy invitará a algún profesor? -le preguntó su prima-. ¿O a algún alumno?

Albus negó con la cabeza. ¿¡Cómo podía preocuparse Rose por eso en un momento como aquel!? Al pensar el el colegio, recordó la conversación que había mantenido con su padre esa misma mañana.

-Cuando volvamos a Hogwarts, recuérdame que os cuente algo a Scorpius y a ti -susurró.

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⏰ Última actualización: Mar 14, 2019 ⏰

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