Cuando los alumnos se despertaron esa mañana, un olor a calabaza inundaba todo el colegio, filtrándose por puertas, ventanas y resquicios de las paredes. Eso solo podía significar una cosa: ya era Halloween.
A Albus los casi dos meses que llevaba en Hogwarts se le habían pasado muy rápido, casi sin darse cuenta. Ya se conocía bastante bien el Castillo, y podía ir a casi todas partes sin perderse. En quidditch también había mejorado mucho, y la capitana Higgs opinaba que podrían tener posibilidades de ganar a Gryffindor por primera vez desde hace más de diez años. Ese mismo fin de semana se iba a disputar el primer partido de la temporada de quidditch.
Rick, Albus y Scorpius entraron al Gran Comedor, donde había magdalenas de calabaza para desayunar, o mermelada de calabaza para untar en las tostadas. Como todos los días, Albus miró hacia la mesa de Gryffindor, donde estaban los Nuevos Merodeadores con las cabezas juntas, con toda seguridad planeando una nueva broma. Al ver a su hermano, suspiró.
-No te preocupes, Al. Seguro que después de la paliza que le daréis mañana en quidditch te volverá a hablar, y te suplicará de rodillas que le enseñes a jugar en condiciones -dijo Rick, al ver hacia donde se dirigía la mirada de su amigo.
-Pensaba que ya te habías ofrecido a ser mi profesor este verano, para que entre el año que viene en el equipo -protestó Scorpius.
-No te preocupes, dividiré mi tiempo -rio Albus-. Aunque no necesariamente en partes iguales.
Albus no prestó atención a las primeras clases, distraído como estaba por el olor a calabaza, y se entretuvo imaginando la cantidad de comida que servirían elaborada con esa hortaliza: tarta de calabaza, helado de calabaza, puré de calabaza...
La única asignatura en la que estuvo algo más atento fue en pociones, no por nada era su favorita, aunque esa clase resultó particularmente difícil. El profesor Slughorn les había mandado identificar tres pociones usando únicamente el sentido del olfato. Albus solo percibía el olor a calabaza que se había instalado por todo el castillo, y únicamente cuando se quitó el pañuelo de los ojos dejó de pensar que se trataba de zumo de calabaza.Albus y Scorpius se sentaron frente al lago, aprovechando lo que seguramente sería uno de los últimos días cálidos del año. Acababan de salir de Historia de la Magia cuando Henry Zabini se había acercado a hablar con Rick, hacía más de dos horas. Se estaban empezando a preguntar qué le podría haber pasado a su amigo cuando James pasó justo delante del haya donde estaban apoyados.
-¡Linus, espera! -le gritó a Louis, que no se había dado cuenta que James se había parado.
Albus miró a su hermano mayor, que se sentó junto a él.
-Venía a desearte suerte en el partido de mañana, Al. Sin malos rollos ¿eh?
A continuación se levantó de un salto y corrió para alcanzar a Louis, mientras le gritaba algo sobre calabazas.
-Si que se ha tomado en serio lo que le dijo papá... -le comentó Albus a Scorpius, bastante sorprendido.
-¡Me ha ignorado completamente! -decía Scopius a su vez.
En ese momento llegó Rose, que acababa de salir del castillo.-¿Quién te ignora, Scor? -preguntó.
-Hola a ti también, Rosie -gruño Albus-. Ahora es ella la que me ignora a mí -le susurró a su amigo.
Scorpius se rio.-¿Qué es tan gracioso? -a Rose no le gustaba nada no saber qué estaba pasando.
Albus le contó lo que había pasado con James.-Y ni siquiera sabe pronunciar el nombre de Louis, le ha llamado Linus -dijo Scorpius-. Tampoco es que haya que ser un experto en francés para decirlo bien.
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Albus Potter
Fanfiction¿Qué potterhead no ha oído hablar de Albus Potter? ¿Quién no se preguntó después de acabar el epílogo de Las Reliquias de la Muerte qué le pasaría en Hogwarts? ¿Cómo sería el colegio con tanto primo merodeando por ahí? Si alguna vez te has planteado...