El timbre que indicaba el final del turno de la mañana en la Universidad de Michigan en la cual Eileen estudiaba había sonado. Eileen se había estado sintiendo alegre y enérgica; había prestado atención a las clases cosas que antes no hacía. Caminaba deprisa a la tienda de sándwich cuando su celular vibró, involuntariamente sonrió pensando que era Marshall quién le escribía pero en realidad era un número desconocido, frunció el ceño y decidió contestar luego de que ya hubiera comprado el sándwich.
—Él especial de pavo por favor y un té frío—dijo sonriéndole a la vendedora. Después de que la chica le hubiera despachado se sentó en una de las mesas del establecimiento y ahora sí poder verificar el número llamando devuelta.
"¿Hola?" Dijo Eileen mientras le daba un mordisco al sándwich.
"Hola" Eileen reconocía esa voz. Las ganas de comer se le esfumaron.
"¿Mamá? ¿Cómo...cómo conseguiste mi número?"
"Ese no es el punto Eileen...quiero tener una conversación contigo...de madre e hija" Eileen suspiró y apoyó su cabeza en su mano sin saber que responder.
"No es el momento en mi vida como para tener una conversación...no vuelvas a llamarme a este teléfono, aléjate de mi y sigue con tu vida como lo has hecho estos tres años" Colgó la llamada antes de que su madre pudiera decir algo y simplemente terminó de comer su sándwich.
(...)
—¿Cómo estuvo la universidad?–le preguntó Marshall quién llevaba la mochila de Eileen.
—Bien, supongo—alzó los hombros mientras miraba a los demás autos estacionados.
—¿Pasa algo?—preguntó Marshall mientras abría el auto y tiraba la mochila en la parte de atrás.
—Durante el receso mi madre me llamó—respondió de una manera que Marshall jamás había visto—. Ni siquiera sé cómo consiguió mi número—agregó mientras movía la cabeza y los hombros negando todo.
—¿Qué te dijo?—preguntó exhausto y arrancando el auto lo más rudo posible.
—Lo de la otra vez.
—¿Quiere hablar contigo? ¿Es enserio? ¿Le dijiste lo que te dije esa vez en el apartamento?—dijo mientras alzaba su tono de voz causando que Eileen solo lo mirara asustada—. Mierda...—susurró—. Debo dejar de alzarte la voz, es sólo que me molesta que quiera venir a hablarte después de todo el daño que te hizo—miró de nuevo el camino con la mandíbula tensa y los nudillos apretados.
—Marshall, no quiero sonar grosera, pero creo que no te tienes que meter en esto...no quiero que te molestes así por algo que no es de tu incumbencia...—el chico permaneció callado. El viaje fue en silencio y solo se escuchaba el sonido del aire acondicionado.
—Te veré luego—le dijo mientras le abría la puerta y le daba su mochila.
—Tengo muchas tareas que hacer y luego tengo que ir a trabajar quizás me quieras llevar—le sonrió levemente y luego abrazó a Marshall
—. Ya no estés molesto—le dio un beso en la mejilla y luego caminó al lobby. El chico se quedó afuera del auto con las manos en dentro de los bolsillos de su pantalón.(...)
Ya había terminado de estudiar y de hacer sus trabajos pero seguía estando agotada y exhausta. La habitación de la chica se encontraba repleta de libros sobre la carrera en la que estudiaba: Estudios Literarios. Mientras se quitaba los rollos de su cabello y se colocaba la clásica camisa negra con su nombre bordado a un costado y los pantalones caquis junto a sus converse, recogía los libros del piso y de la cama.
—Draco espera un poco—exclamó mientras guardaba los libros debajo de su escritorio—. Ya te daré tu lata—agregó exhausta. Terminó de recoger y luego se dirigió a la despensa de la cocina para sacar una lata de comida y ponerla en el plato del Gran Danés. Regresó a su habitación para ir por su bolso y sus llaves
—Creo que me maquillaré en el auto—se dijo a si misma—. Hasta luego Draco—Sonrió y luego cerró la puerta. Bajó en el ascensor y entonces pudo ver a Marshall quien al parecer su turno acababa de terminar.
—Hola—Dijo Eileen muy alegre y abrazándolo.
—Hey—Respondió Marshall quien se sonrojó y luego le sonrió—. Quiero que conozcas a alguien—Marshall agarró la mano de la chica y la guió hasta su mejor amigo, Gale—. Él es Gale, mi mejor amigo—se trataba de un chico de la misma altura de Marshall, de tes negra y con aretes de diamante. Tenía una aura muy agradable y no paraba de sonreír; sus dientes eran relucientes y la música en sus audífonos los cuales estaban colgados en su cuello sonaba muy estridente.
—Hola, mucho gusto—le tendió la mano y el muchacho le sonrió agradablemente y le correspondió el saludo—. Me llamo Eileen, vivo en el quinto piso—agregó mientras asentía con la cabeza.
—Créeme que sé como te llamas, Marshall nunca se calla la boca cuando eres el tema de conversación—dijo de forma bromista que hasta Eileen se sonrojó pero no más que el mismo Marshall.
—¿En serio hablas de mi?—preguntó con una gran sonrisa.
—Gale...—susurró Marshall mientras movía la cabeza y sonreía.
—¿A dónde irán?—preguntó Gale mientras peinaba su corto afro con su peine.
—La llevaré al trabajo.
—Bueno, yo iré con Tanisha a la iglesia y luego iremos a visitar a mi madre.
—No vas a la iglesia los domingos?—preguntó Marshall.
—Hoy hay misa y tengo un compromiso con el señor, viejo—respondió Gale.
—Te veré mañana entonces—Marshall alzó los hombros y luego caminó tomado de la mano hacía el auto.
—Me gusta como se te ve ese uniforme—dijo Marshall.
—¿Enserio?—la chica arrugó el ceño—. Parezco retrasada.
—No, no lo creo—rió un poco—. Te ves hermosa con ropa o sin ella—Eileen miró el suelo y se sonrojó ante el comentario del chico.
—Eso fue inapropiado—el chico alzó las cejas y luego caminaron hasta los estacionamientos. El auto de Marshall era uno de los últimos—. ¿Estás cansada?– preguntó Marshall un poco extrañado—. Tienes que atender mesas, Eileen—bromeó tratando de motivarla.
—Sí, ya sé pero las mesas no quedan tan lejos—explicó entrando al auto y reclinando el asiento. Marshall entró, arrancó el auto y encendió la calefacción. –Gracias por encenderla–volteó a mirarlo y le sonrió.
Marshall tenía la vista fija en el camino pero su mente la tenía en aquel beso que pasó; todavía no podía creerlo...no podía creer que la primera chica de la que gustaba en mucho tiempo se encontrara acostada en su auto mirándolo como si fuera el único hombre en el mundo, no podía creer que en tan solo unos meses había logrado tantas cosas con ellas y no podía creer que ella sintiera lo mismo por él.
—Aquí es...—Eileen inclinó el asiento como estaba antes y arrugó la boca en señal de aburrimiento. Marshall estacionó el auto y luego salió para abrirle la puerta—. ¿Quieres acompañarme hasta la cocina?—el chico asintió así que Eileen tomó la mano del chico y caminó hasta la entrada trasera del establecimiento el cual era la entrada a la cocina. Eileen abrazó a Marshall como siempre lo hacía y luego volteó su cuerpo para abrir la puerta pero Marshall dejó de acomodarse la desgastada gorra y le plantó un beso en los labios dejando a Eileen un poco aturdida y sorprendida.
—Te veo luego, suerte—Le sonrió satisfecho y luego la chica quien estaba tambaleante abrió la puerta. Marshall se colocó la capucha arriba de la gorra ya que hacía más frío que ninguna otra noche y caminó hasta el auto para quedarse ahí y recordar ese beso que acababa de dar como si se tratara de un niño y su primer beso.
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lemerence.
Teen Fiction"i will never stop losing my breath every time i see you looking back at me"