twenty three and living with his mom.

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Todo era tranquilo y frío. La colcha era más grande que otras veces y la cama ya no se hacía pequeña, quizás porque ese era la noche en donde todo tenía que pasar. Un brazo pasaba por encima de la cintura de Marshall, y este dormía boca abajo; el sonido del reloj ya no era molesto y Draco ya no ladraba al escuchar a perros de la calle hacerlo.

Un líquido despertó a Eileen, pues mojaba sus piernas. Era como si hubieran regado litros de aguas en sus piernas y cama. El sonido era como un ¡pop!

—Marshall...—dijo Eileen entre dormida y despierta—. Marsh...all—dijo después de tocarse la ropa interior y luego las piernas—. ¡Marshall!—contestó asustada.

—¿Qué...qué pasa?—encendió la luz de la lámpara y luego frotó sus ojos—. ¿Qué pasa?

—Creo que se me rompió la fuente—dijo mientras tocaba su ropa interior.

—Pero si el parto es dentro de dos semanas—dijo Marshall con el ceño fruncido.

—¡No sé qué carajos pasó!—exclamó—. Tenemos que ir a un hospital, Marshall— agregó mientras se amarraba el cabello con las manos temblorosas.

—Está bien, está bien...—se levantó de la cama de un tirón y luego tomó la misma chaqueta de siempre del perchero—. Ven aquí—tomó uno de los abrigos de Eileen y se lo colocó, tomó algunas sábanas del estante de ropa y salieron lo más rápido posible de la habitación.

—¿Te duele, Eileen?

—No, pero es incómodo como la puta mierda—respondió entrando al ascensor.

—Bueno...—enarcó las cejas y luego agarró su mano. Salieron del ascensor lo más rápido posible y siguieron el mismo ritmo a los estacionamientos del edificio en donde se encontraba aparcado el auto de Marshall.

—Tengo miedo, Marshall. Se supone que el parto no era hasta dos semanas...¿qué tal si...?

—¡No!—encendió el auto y luego acelero de reversa a la autopista—. No pienses eso—el chico encendió el radio pero lo que se escuchaba era las emisoras—. Mierda...—buscó el álbum favorito de Eileen: Dookie y lo colocó.

—Gracias por poner eso—le dijo con una sonrisa chueca mientras agarraba su vientre.

El hospital estaba cerca así que no se tardaron mucho. Eileen entró primero al hospital mientras Marshall se quedaba afuera un rato en los estacionamientos.

Pero en verdad quería llamar a Gale.

—Hey, Eileen tendrá a mi hijo—río—. Escucha hermano, discúlpame por lo que pasó...—exhaló—. Me gustaría que estuvieras aquí, adiós.

Se colocó la capucha y luego camino al hospital. No encontró a Eileen así que un poco nervioso le preguntó a la recepcionista si sabía a dónde la habían enviado.

—Hey hola—viró su gorra—. ¿Sabe dónde tienen a Eileen Graham? Pequeña, rubia,..?

—Lo siento joven, no puedo darle información a menos que sea un familiar.

—Soy el padre del hijo que va a tener—contestó poniendo los ojos en blanco—. Marshall Andrews.

—Está en maternidad, habitación 15C—contestó de mala gana. El chico le cabeceó, metió sus manos en los bolsillos y luego tomó el ascensor a maternidad. No le fue difícil encontrar la habitación ya que era una de las primeras. Al abrir la puerta de la habitación se encontró con algo un poco incómodo para el; le estaban midiendo la dilatación.

—Pero...—frunció el ceño.

—Le estaba midiendo la dilatación a su novia, no es nada de que preocuparse—dijo la señora con una sonrisa bondadosa.

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