fourteen goddamn pants

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Al día siguiente, Marshall se levantó con la energía positiva que carecía desde hace mucho tiempo.

Su cama la tendió por primera vez y no su madre, se metió al baño, se cepilló los dientes y al vestirse optó por el característico suéter blanco, la sudadera negra y sus jeanes caídos juntos sus infalibles nikes.

El olor de huevos fritos llegaban hasta los dormitorios causando que el estómago de Marshall rugiera. Cerró la puerta de su habitación y echó un vistazo al de sus hermanos; Jess estaba maquillándose algo muy normal que hacía todas las mañanas pero Marshall sinceramente piensa que no lo necesita y luego está Brendon quien con suerte estaba despierto.

—¿Hoy vendrás a casa temprano?—le preguntó Brendon mientras se restregaba los ojos y bostezaba.

—Sí, traeré a Eileen a casa para que la conozcas—golpeó su hombro y luego le sonrió.

—¿En serio? Ya la quiero conocer—movió las cejas justo como Marshall lo hacía y Jess no evitó soltar una carcajada causando que los dos hermanos se asustaran.

—Tu puta risa me asusta—le dijo Brendon causando Marshall le diera un zape en la cabeza—. ¡Auch! ¿Porqué—preguntó al tocar el lugar donde le dolía.

—No digas malas palabras en mi presencia.

—Como si tú no las dijera—respondió Brendon torciendo los ojos–. Ridículo—susurró y Marshall volvió a darle un zape—. ¿¡Ahora porqué!?

—Nunca insultas al hermano mayor—sonrió y luego los tres hermanos bajaron al comedor. Su madre tenía la mesa repleta de tostadas y potes de mantequillas como también dos jarras de jugo de naranjas, comprado del supermercado claro.

—Hijo, te preparé huevos rancheros—le dijo su madre quien lucía mucho mejor que la noche anterior.

—Pero que asco, huevos rancheros. Mamá te he dicho que no me gustan—miró el plato y luego se sirvió cereal en un bowl.

—Mamá tengo prisa y no tengo tiempo de desayunar.

—Pero te preparé tu desayuno favorito— Marshall miró a su madre y luego accedió a sentarse y desayunar.

—Así que escuché que traerás a Eileen, eh—le dijo su hermana mientras untaba mantequilla en una tostada.

—¡En serio!—exclamó la madre de Marshall al servirse café—. ¿Ya son novios?

—¿Todavía?—preguntaron todos a la vez y Marshall se sintió un poco intimidado.

—Sí, todavía—tomó de su jugo—. Quizás se lo pida hoy, calmaos—soltó una nerviosa risa.

—Ya es hora de que lo hagas—le aconsejó au madre con una radiante sonrisa. La familia Andrews siguió charlando y contando las últimas anécdotas. No sentía ese típico aislamiento familiar de siempre, si no lo contrario, le gustaba escuchar como Brendon intentaba ganar al LOL o como Jess intentaba hacerse un perfecto delineado hasta como su madre logró convertirse la mejor de su clase en pilates, no tenía una cena así desde que era pequeño y la familia todavía seguía unida. ¿Que le afecta que sus padres se hayan divorciado? Claro, pero como cualquier otra persona que ha sido sobreviviente de las drogas aprendió a verle lo bueno a situaciones difíciles, tal vez no iban a estar los cinco como antes pero iban mucho mejor, pues la señora Kate no estaría más paranoica acerca de su marido.

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