El llanto de Marshall era el nuevo despertador de la joven pareja. Eileen frotó sus ojos y luego caminó con dificultad a la cuna del bebé, mientras la chica lo acostaba en la cama para quitarle la ropa y bañarlo, Marshall estaba en la cocina haciendo un poco de café para los dos.
El pequeño hijo de Marshall siempre sonreía en las mañanas haciendo sonreír a su joven madre. La chica lo cargó hasta la bañera para bañarlo, el bebé de ahora seis meses se encontraba jugando con el patito de hule y salpicando de agua a la chica. Marshall quien ya había preparado el café entró al cuarto de baño para asearse pero al ver a su familia no evitó sonreír de lado como siempre hacia. Eileen no se tardó mucho. Al sacar el bebé del agua este temblaba mucho, la chica lo envolvió en una toalla y luego le colocó los pañales para luego vestirlo.
La regadera se escuchaba al fondo. Se había vuelto una costumbre para Marshall masturbarse en la ducha, como si se tratara de Lester Burnham de American Beauty. Luego de venirse, cerró la llave y salió para vestirse e ir a trabajar. Su novia lo esperaba en la cocina con su hijo en brazos y al verla se limitó a sonreírle, esto le molestó a Eileen.
El transcurso en el elevador fue callado, la pareja se tomaba de la mano pero ya no era lo mismo. Al salir del ascensor, Fanny los saludó y luego tuvieron que afrontar el frío que hacia afuera.
Ya en el auto, Marshall encendió la calefacción y luego arrancó el auto en dirección a la casa de su madre. Todo se había vuelto una rutina aburrida que desgastaba la relación de estos jóvenes que tenían mucho por delante. La dejó en su trabajo pero antes de bajarse la besó y luego le sonrió.
(...)
El día estuvo lento y la salida de sus trabajos era algo lejano. Marshall llegó muy tarde y lo único que encontró fue una nota de Eileen en la mesa de la cocina donde decía que había ido a quedarse a dormir donde Mary, que le dejaba un pedazo de pizza en el microondas y que había dejado a Marshall, su hijo, con la vecina de a lado. Marshall, frunció el ceño, se aflojó el cuello de la camisa y luego salió a buscar a su hijo quién ya tenía algunos cabellos castaños claros.
—Noche de hombre, ¿no crees?—le dijo en un tono cansado mientras lo cargaba hasta la habitación de él. Lo acostó en la cuna mientras se metía al baño y luego salía como un rayo para no dejar a su hijo solo. Cerró la puerta de la habitación, se acostó a lado de su hijo y encendió la televisión el canal Sony—. Aquí dan buenas película, Marshall—dijo—. Es raro llamar a alguien por mi nombre.
La televisión estaba con un bajo volumen pero ninguno de los dos la miraba, el bebé dormía pero Marshall estaba distraído pensando sobre Eileen, pues le preocupaba el futuro de su relación con Eileen, la chica a la que había amado como nunca nadie, la chica que siempre había querido tener en sus brazo, ahora...¿dejarla?
ESTÁS LEYENDO
lemerence.
Novela Juvenil"i will never stop losing my breath every time i see you looking back at me"