Eileen ya tenía las maletas preparadas. El coche de Marshall se quedó en el apartamento ya que no era tan necesario. Marshall, el padre, se había levantado temprano para llevar el equipaje al auto, mientras que Eileen abrigaba a su pequeño hijo con gorros y diferentes abrigos. Sacó el tetero del microondas y luego lo ocupó en el bolso celeste que guindaba de su hombro.
—Ya está todo listo—dijo un Marshall con guantes en las manos.
—Bueno...—se acercó a la puerta, agarró la cerradura pero antes miró el lugar por última vez—. Extrañaré esto.
—Y yo a ti—dijo Marshall detrás de ella.
—No hagas esto más difícil de lo que ya es—se volteó a mirarlo con los ojos cristalizados a punto de llorar.
—¿Crees que es fácil para mí verlos irse?—dijo con la voz quebrada cambiando la mirada de su hijo a Eileen. El bebé jugaba con sus manos y con el collar de su madre.
—Yo sé que no per...—Marshall se acercó y la besó causando que a Eileen se le salieran las lágrimas—. ¿Porqué haces esto?—dijo entre las lágrimas.
—No quiero que te vayas—dijo mientras agarraba su mano y la mirada le pedía a fuerza que se quedara, pero Eileen acomodó a su hijo y luego caminó hacia el elevador. Marshall la siguió y el transcurso en el elevador fue incómodo, al llegar al Lobby le causó un poco de nostalgia. Llegó a este lugar cuando tenía dieciocho años y nunca pensó mudarse de nuevo y mucho menos tan lejos de ahí. Ahora estaba apunto de irse para no regresar nunca más.
—¡Hola!—dijo Gale junto a la característica sonrisa brillante y los audífonos alrededor del cuello.
—Hey—dijo Eileen sonriendo levemente mientras miraba a Marshall como quién dice "no digas nada".
—Estoy de prisa, Gale—dijo junto a un movimiento de cabeza—. Hablamos luego—Gale frunció el ceño y se quedó parado en la entrada del lobby.
—¡Esperen!—la pareja se volteó algo irritados—. Me quiero despedir de Eileen— el chico se acercó y caminó con ellos hasta el estacionamiento.
—Marshall está dormido—dijo Gale mientras sonreía de lado—. ¿Puedo cargarlo? Ya sabes, antes de que te vayas—Eileen sonrió y se lo pasó. Gale sonreía con un dejo de tristeza al saber que su mejor amigo no pasaría los primeros y básicos años de su vida de su hijo.
—Te voy a extrañar, Gale—le dijo Eileen.
—Y yo a ti—respondió sin dejar de mirar a su ahijado. Marshall, el padre, miraba su mejor amigo y a su hijo causándole que salieran unas cuantas lágrimas—. Que tengas buen viaje a dónde quiera que vayas—le sonrió mientras le devolvía el bebé en brazos.
—Gracias—sonrió y luego Gale procedió a abrirle la puerta—. Adiós—cerró la puerta y metió las manos en los bolsillos de su chaqueta de mezclilla.
Marshall arrancó el auto y luego entró a la carretera abierta. Subió los vidrios del auto y encendió la radio dejando escuchar una canción de Green Day, una de las favoritas de Eileen. Ninguno de los dos habló en todo el camino pero se miraban cada cuanto. Al momento de llegar a la terminal, Eileen bajó rápido del auto y se dirigió a bajar algunas maletas pero Marshall ya las había bajado del maletero del auto.
—El tren saldrá en unos minutos—dijo mientras amarraba el bolso celeste al manubrio de las maletas. La chica abrazó a Marshall y luego caminó a la entrada de la terminal pero el chico la aferró a él, pegó sus labios y la besó suavemente hasta que ella se alejó y besó su mejilla—. Adiós—le sonrió levemente, luego lo saludó desde lejos hasta que volteó y desapareció entre la multitud.
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lemerence.
Teen Fiction"i will never stop losing my breath every time i see you looking back at me"