Nueva Familia

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Pov Harry



Era una mañana fría y nublada. Tomé un tazón, y me preparé un cereal con leche y un café. 

Me puse una cobija en la espalda y caminé hasta la ventana. Observé el paisaje mientras tomaba pequeños sorbos de café.


-Buenos días, Harry –dijo Draco, tomando sus llaves.

-Buenos días –contesté sin dejar de mirar por la ventana.

-Hace frío.

-Lo sé –tomé café -¿A dónde vas? 

-Iré a comprar la segunda parte de un libro que me gusta mucho –dijo emocionado –Acaba de salir.

-Bien, –dije – qué triste que haga tanto frío. No puedo ir a jugar fútbol.

-Sí... Hey, cuando regrese, me gustaría terminar la plática de ayer –sonrió.

-No lo sé, creo que hablé de más –reí.

-Pero necesitamos saber más del otro para poder llevarnos mejor –su excusa sonó bastante patética.

-Llevamos dos días sin pelear, creo que vamos bien –él sonrió forzosamente.

-Pero aún eres muy frío conmigo.

-¿Qué esperabas? No voy a cambiar de un día para otro –me estaba molestando esta plática. 

-Yo trato de cambiar, pero veo que tú no quieres ni tocar el tema –dijo enojado.

-Mejor vete por tu libro, arruinas mi mañana –me di la vuelta.

-Odio, no, detesto, cuando te pones en tu plan de víctima. 

-Draco, por Dios, ¿acaso es mi culpa?

-Yo trato de ser bueno contigo, y tú me tratas de manera cortante. A veces siento como si estuviera perdiendo el tiempo al intentar llevarme bien contigo.

-Claro que lo pierdes, mejor sigamos como antes. Dejemos de platicar y así no nos mataremos. Nos soportamos por un año, recibimos nuestra recompensa y hasta ahí lo dejamos, ¿no?



Subí las escaleras enojado y entré a mi cuarto.
No importa cuánto lo intentáramos, nunca nos llevaríamos bien. 

Admito que soy muy frío con Draco siendo que él intenta platicar conmigo, pero no puedo platicar con él; me siento incómodo y sucio. Me siento un traidor.


Me acosté en la cama. Miré por la ventana mientras me cubría completamente con las cobijas.



Flashback


-¿Hijo, ya tienes todo listo?

-No quiero irme.

-Ya habíamos platicado de esto, no quiero volver a retomar el tema.

-Yo quiero quedarme aquí, en mi casa, no en la de Lucius.

-Ahora él y yo estamos casados, y tú debes de vivir con todos nosotros, como familia –tomó mi maleta.

-¿Puedo vivir solo? –pregunté esperanzado. 

-Aún no eres mayor de edad, –rió –y a menos que sea en fútbol, eres un inútil adolescente –dijo y salió de la habitación.



Vi salir a mi madre. En ese momento, me sentía enojado y frustrado; amaba mi casa, amaba vivir junto a mis padres, y ahora todo eso se iba a la basura.



Bajé las escaleras.


Subimos al carro  y me solté en llanto al alejarnos de la casa en donde crecí.

Después de un largo camino, llegamos a la casa de los Malfoy; era una casa, sí, pero era inmensa.


Lo que más temía sucedió: desde pequeño, mi mayor temor era perder todo lo que iba construyendo. Que, lentamente, todas mis memorias y anécdotas se volvieran dolorosas.


Lucius y Draco nos recibieron en la entrada de la casa. 


-Bienvenidos –saludó el mayor.

-Sonríe –me susurró mi mamá.

-No tengo razón para hacerlo –respondí y ella me miró mal.

-Draco, qué guapo estás –dijo mi mamá. 


No podía entenderla, siempre que lo veía le decía lo mismo. Si Draco era guapo -cosa que no era- no iba a ser más guapo después de dos malditos días.


Draco me miró y sonrió. Después de lo que había pasado, no habíamos vuelto a hablar. Ni en la escuela, ni cuando iban a visitarnos.

El seguía con sus amigos y yo con los míos. 


Ni siquiera me molesté en devolverle la sonrisa cuando entré a la casa.



-Draco, ¿podrías mostrarle su cuarto a Harry? –preguntó mi mamá.

-Claro –respondió de manera educada. Resoplé.


Caminamos en silencio, aunque sentía la mirada de Draco en mí constantemente.


-Aquí es –dijo abriendo la puerta. Era un lindo cuarto: grande, con una cama y bastante limpio -¿Te gusta?

-Sólo quiero estar solo.

-Harry, entiendo cómo te sientes, yo estuve así... Bueno, algo así, mis padres se divorciaron. Verás que con el tiempo todo pasará.

-Nadie entiende cómo me siento, ni siquiera mi propia madre. Por favor déjame –dije y me acosté en la cama. 

–Ya sé que no nos llevamos bien por lo que pasó, y quiero decirte que lo he estado pensando y lo que dije...

-Sólo déjame –repetí sin darle tiempo de terminar de hablar.

-Bueno, si necesitas platicar con alguien, sabes dónde encontrarme –cerró la puerta.



En cuanto se fue, me puse a llorar. Todo se desmoronaba y yo no podía hacer nada para arreglarlo.

Me sentía mal por tratar así a mi mamá, por tratar así a Lucius y, sobre todo, por cómo acababa de tratar a Draco.


Fin del Flashback



Comencé a llorar, y seguí así hasta que me quedé dormido.

Al despertar, miré mi reloj y vi que eran las 10 pm. Me levanté para dirigirme a la cocina, pero al llevar a la sala vi algo perturbador.


Pansy sentada en el regazo de Draco. 

Me dieron ganas de vomitar, de gritar y de... llorar.

365 Días con élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora