¿Pansy?

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Pov Draco







Estábamos viendo una película de terror.

Era bastante buena –Eloise, trataba de un manicomio y de viajes en el tiempo –pero Harry no dejaba de pegar pequeños brincos y cubrirse la cara.

-¿Miedo, pequeño león? –dije molestándolo. 

El león se usa como símbolo de valentía, pero, en esos momentos, una gallina hubiera descrito mejor a Harry.

-Claro que no, cállate, Malfoy.

-Aw, no te enojes –dije tomándolo del brazo y jalándolo a mí –ven para acá.

-No quiero, idiota –respondió, pero cuando empezaron a torturar a Scott, Harry brincó a mí y escondió su rostro en mi pecho.

-Tranquilo, ya pasó –avisé. 

Harry se acomodó entre mis piernas y continuó viendo la película.



Intenté seguir la trama, pero ahora, con el azabache pegando a mí, me era casi imposible.

Comencé a dar pequeños besos en su cuello.


-¡Hey! –se quejó –No me dejas ver la película.

-Pero siempre es lo mismo –dije pasando mis manos por su abdomen –hicieron algo estúpido y ahora van a morir. La chica se salva, pero posiblemente los amigos mueran o no logren escapar.

Harry soltó un pequeño suspiro y aunque se pegó más a mi cuerpo dijo:

-No me importa, Draco, quiero acabar de ver esta película. Así que controla tus hormonas y tráeme más palomitas.



















Pov Harry





-¡Potter! –escuché que gritaban.

No. Estaba muy cansado.

-¡Potter! –volvieron a gritar.

No, muchas gracias. No. Draco podía estar siendo asesinado o violado por un burro en tacones. No importaba. No pensaba levantarme.

-¡Harry James Potter!

-Agh –me quejé en voz alta -¿Qué quieres, Draco? Estoy durmiendo.

-Tu ropa sucia está apestando toda la casa –se quejó el rubio entrando al cuarto.

-Bueno, haz algo al respecto.

-Levántate de la cama y lava tu ropa.

-Pero estoy cansado.

-No me interesa. Levantarte de mi cama no va a matarte.

-Pensé que habíamos dicho que ahora ésta era nuestra cama.

-¡Qué laves tu ropa! –soltó exasperado.

-Hazlo tú –dije haciendo un puchero.

-Me rehúso.

-Si lavas mi ropa, te daré un poco de esto –dije señalando mi cuerpo.

-Lo siento, Harry. No me gustan los perros sarnosos.

365 Días con élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora