Azotea

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Pov Harry



Había pasado una semana, pero cada vez la escuela era más pesada: tareas, proyectos, partidos, entrenamientos, exámenes... 

¡Qué acaso! Los profesores no entienden que los adolescentes necesitamos dormir y descansar. 

Apenas tenía tiempo para respirar y, por si fuera poco, me encontraba reprobando cada examen del profesor Snape.


-¡Ya no puedo más! Me rindo –dije tirándome al piso. Estaba frío pero no podía importarme menos.


Draco me observaba fijamente.


-¿Cómo te fue en el partido? –preguntó y después bebió del vaso que tenía frente a él. 

-Bien, aunque el otro equipo estuvo cerca de empatarnos –respondí desde donde estaba. 

-Pero ganaron.

-Sí, menos mal o el equipo se hubiera desanimado. 

-Los chicos fueron a verte.

-¿Los chicos?

-Ya sabes, Blaise y Nott.

-¿Tú no fuiste? –por alguna razón hacer la pregunta me había dolido y no quería escuchar su respuesta.

-No pude, estaba ocupado.

-Ya veo –dije simplemente.

-No es que no quisiera ir... ¡Es que...! ¡Lo que pasa es que...! –dijo apresuradamente -...tenía que hacer unos trabajos de clase que no había acabado y luego mi papá me habló y...

-Sí, no te preocupes. Sólo era un partido, no es la gran cosa.

-¡Claro que sí! 

-¿Eh? –dije apoyándome en mis codos para poder verlo.



La cara de Draco estaba muy roja y sus manos temblaban un poco.


-¿Qué tienes, Draco? –pregunté sonriéndole.

-¡Nada! –gritó rápidamente tirándose el vaso de agua encima.

-Ay, no –dijo mirando su camisa. 

-¿Quieres que te traiga otra camisa? –ofrecí.

-No, está bien, solo me quitaré ésta –dijo. Se apresuró a quitarse la prenda y la dejó en la mesa. 


Me le quedé viendo. Tenía el torso de un tono muy blanco, como porcelana. Y estaba marcado, aunque no fuera una persona que gustara de hacer ejercicio.


Era muy atractivo y estaba mal que yo pensara eso, pero era difícil no pensarlo teniéndolo sin camisa enfrente de mí.


-Me gusta cómo te vez –dije sin pensar.

-Eh, gracias –dijo Draco sonrojándose. 



Un silencio incómodo se instaló entre ambos.



-No, no me refería a eso –dije nervioso intentando corregir mi error –lo que quería decir es... es... que...

365 Días con élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora