2. La entrevista

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-Taehyung...- Una voz delicada rozaba sus oídos.- Taehyung cariño, despierta, ¿Hoy no tenías que salir?

Casi de un brinco salió apresurado de la cama, viendo como su madre llevaba un delantal de pintura manchado y una brocha en la mano. Ella era artista, desde pequeña se le dio bien dibujar, y se dedicó gran parte de su vida a realizar distintos tipos de cuadros, pero tuvo que dejar su carrera y convertirla en un simple hobbie cuando nació él. Mientras que su padre trabajaba como jardinero y juntaba dinero como podía. A veces se sentía culpable, que llegó en el momento equivocado. Obviamente no pensaba que no debería haber nacido, sino que las circunstancias podrían haber sido mejor para ellos; pero recordó por qué se había levantado, para cambiar las cosas. Se acomodó un poco el cabello y retrocedió unos pasos para saludar a su madre.

-Buen día, mamá.

-Buen día Tae, te he planchado la camisa y preparé un desayuno, arréglate que te esperamos abajo. -Con la más cálida de las sonrisas, su madre le acercó la ropa y luego desapareció por la puerta.

No tardó ni cinco minutos y ya estaba vestido y desayunando junto al resto de su familia. Todos comían tranquilos, aunque a él le costaba un poco más, pues los nervios siempre le venían unas horas antes de las entrevistas. Evitó hablar de ello, sobre todo con su padre, que le preguntaría cada detalle y empeoraría la situación, por lo que simplemente conversaron sobre la nueva obra en la que trabajaba su mamá. Al finalizar el desayuno, se apresuró a dejar la casa y a tomar el primer autobus que se cruzó, ya que salió algo tarde.

Consiguió sentarse del lado de la ventana antes de que el bus se pueble con gente. Y no fue hasta que se alejaba lentamente de su casa, que pudo ver la diferencia en la zona donde se encontraba su posible nuevo trabajo. La mitad de las personas que veía llevaban trajes y maletines, y cada edificio parecía ser más alto que el anterior. Incluso con la camisa y los pantalones que llevaba se sentía miserable e insignificante a comparación del resto. Pero no fue hasta bajar y entrar en la editorial que consideró seriamente darse vuelta y volver. Era uno de los edificios más cristalinos y cromáticos que había visto, sólo la entrada era más grande que su casa, y la gente parecía sacada de la mejor película de ricachones. En el papel arrugado de su bolsillo tenía anotado el número de piso y por quién debía preguntar para la entrevista, lo guardó rápidamente y mirando al suelo se dirigió hacia el ascensor principal.

En un abrir y cerrar de ojos, se encontraba sentado en el pasillo junto a una gran cantidad de chicos de su edad, que seguramente buscaban trabajo también. Había dos chicas rubias idénticas al frente, que le dedicaron una sonrisa amistosa para luego volver a su cuchicheo. El sujeto que estaba al lado suyo no dejaba de moverse y de suspirar. Si bien él estaba igual, trataba de que no sea tan evidente. Al final le dio pena, y para hacer un poco de tiempo decidió hablar con él.

-¿Nervioso?

-¿Huh? ¿Yo? ¿Me hablas a mí? -Casi se levanta del asiento, pero al notar que era otro de los entrevistados quien le hablaba, recobró la compostura. - Si, lo siento. He preparado esta entrevista por meses. ¿También vienes por una historia?

-No, no soy escritor. Vine por un puesto de trabajo, pero no se muy bien cuál...

El chico se rió un poco desconcertado.

-¿Aplicarás para varias cosas entonces?

-Podrías venir al área de secretaría con nosotras - Las dos rubias ahora estaban inclinadas hacia su lado, por lo que ellos también las imitaron, quedando a unos centímetros de distancia para poder hablar.

-No creo que sea lo mío, pero en estos tiempos tienes que aceptar lo que venga - Taehyung se soltó un poco, ya que veía que al menos estas personas parecían "simples" a comparación de los nativos de la empresa.

-¿Tienes alguna idea de qué puesto quieres entonces? - Preguntó la más callada de las hermanas.

-De hecho vine por un puesto en particular, hace poco renunció una chica. Una tal Young Mi.

-¿Qué? ¿Young Mi, la Young Mi del sector 4? - El chico abrió los ojos, al parecer sorprendido por oír el nombre. - Que yo sepa no renunció, la echaron.

-Todavía sigo sin entender el por qué, era una buena asistente...

-¿Asistente? ¿Entonces seré asistente? - Al rubio no le molestaba, pensaba que sería mejor trabajar de asistente que limpiando algún baño público.

-Si, si todo sale bien. Tal vez no te hagan problema al ingresar, pero tendrás sólo una semana de trabajo, o al menos ese es el rumor - La más charlatana de las rubias comenzó a jugar con sus mechones de cabello. - Casi nadie viene por el puesto, de hecho me atrevería a decir que eres el único para el puesto de asistente entre todos los que estamos presentes hoy...

-¿Una semana? ¿Tan malo es el empleo?

-Ser asistente no implica ningún problema. El problema es la persona a la que te asignarán -Finalmente, luego de tanta espera y misterio, comenzaron a llamar a los postulantes.- Bueno, esa es mi llamada. Mucha suerte a todos, tal vez estén hablando con el próximo autor de un Best Seller.

-¡Suerte! Y especialmente a ti - Las chicas se dirigieron a una puerta doble al fondo del pasillo, y luego, al darse vuelta, se dio cuenta en que estaba completamente solo.

Pasaron minutos y minutos, se quedó una hora completa sin señal de que alguien lo llame. Ya empezaba a dudar si seguir esperando o no, y para cuando se acercaba al pasillo para dirigirse al ascensor, se chocó con alguien.

-¡Lo siento! - Inmediatamente hizo una reverencia, pero al inclinarse su cabeza chocó con la de la otra persona. Aparentemente ambos quisieron disculpase al mismo tiempo.

-Cielo santo, lo lamento... -Acomodándose el traje de seguridad y el gorro, el hombre de voz gruesa y cabello verde parecía torpe a pesar de ser más maciso que él. - ¿Estás perdido?

Con dificultad, alcanzó el trozo de papel que tenía en el bolsillo y lo volvió a sacar, mostrándoselo.

-¿Asistente? ¡Vaya que rápido! El señor Jung estará contento, sígueme - Con paso firme, el hombre de seguridad avanzó por varias puertas, hasta quedar en frente de una que si se te caía encima, probablemente te mate al instante.

Golpeó tres veces y de inmediato un chico de aparentemente su misma edad abrió.

-¿Qué sucede Namjooncito? ¿Has roto otra maceta? - Elevando su mirada y con tono burlón, despeinó al guardia de seguridad, haciendo que éste se sonroje un poco.

-No señor, este chico quería ver el puesto para ser su asistente. Los dejaré a solas - Hizo un pequeño gesto y se marchó sin decir más nada.

Mientras, el chico se dio vuelta hasta encontrar su mirada con la de Taehyung, mostrando una gran sonrisa. Y ahí fue cuando se dio cuenta que no se trataba de Jung Seung, el co-fundador de la editorial, sino de su hijo, Jung Hoseok. Y por alguna razón eso no le gustaba en absoluto.

Una semana [VHope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora