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Llevaba una doble vida pero, ¿a qué llamaba doble vida? Me refería a que de día era una persona diferente a la que me conocían, frente a un público portando una guitarra, vistiendo de forma diferente para sesiones de fotos para promocionar nuevos singles como nuevos discos, al igual que para revistas dando luego entrevistas y de vez en cuando estando frente a las cámaras junto con mis compañeros de banda. Estaba con ellos desde varios años, fue mi primera carrera antes de que pudiera empezar en la compañía donde me contrataron. Todo iba a ser encubierto, jamás se iba a descubrir mi identidad, tampoco debía de divulgar información acerca de mi profesión a la que tanto le había dedicado tiempo.




Mi empleo nocturno consistía en ser un investigador en cubierto, manteniendo una vida personal como cualquier otro músico, nadie debía saber sobre mi otro empleo. Llamó mi curiosidad el querer resolver caso de asesinatos a la edad de quince años, apenas era un adolescente y siempre veía a mi madre sentada en la mesa de la cocina con archivos desparramados, mirando fotos de la escena de un crimen buscando alguna pista que la ayudara avanzar en su caso, por supuesto me había inculcado algunos de sus conocimientos los que bastaron, aunque fueran sencillos, eran más que suficientes para darle una mano para encontrar una nueva pista en sus casos.
Fue en ese entonces que había encontrado una segunda vocación el cual era bastante bueno y no la abandoné, mi pasión era tocar la guitarra al igual que encontrar justicia para aquellas personas a quienes le arrebataban la vida a veces por razones absurdas y otras por venganza, así darles paz a sus familiares.




Una noche antes de que se me presentara un importante concierto con mi banda, recibí una llamada a mi móvil, se trataba de uno de mis compañeros de trabajo. Cuando atendí la llamada sonaba bastante preocupado cuando me dio las noticias sobre un nuevo caso que se presentó en ese preciso instante. Colgué y me dirigí a la dirección que me había enviado luego de que terminé la llamada con él, la dirección donde quedaba la escena se me hacía bastante conocida aunque no podía recordar quien vivía allí.
Al llegar al lugar, bajé de mi auto lo más deprisa que pude, había un perímetro para que las personas no se acercaran más de la cuenta, pasé por debajo de la cinta amarilla dándome a identificar que era uno de los investigadores de la escena cuando mi perspectiva del asunto cambio completamente. Reconocía el lugar a la perfección y sabía quien era el dueño, era un gran amigo de la banda, Miyavi.



Entré a la propiedad casi corriendo en busca de respuestas, nunca se me había cruzado por la cabeza de que trataba de Miyavi, ¿qué daño podría hacerle a alguien? Era una gran persona, un gran amigo al igual que un hombre de familia, sabía que hoy celebraba el nuevo lanzamiento de su disco y al parecer iba a ser el último. Crucé la entrada y me topé con varios policías tomando las declaraciones de casi todos los invitados de la fiesta, entre toda esa gente pude ver a su esposa conmocionada llorando por el fallecimiento repentino de su esposo. Luego de pasar por el pasillo donde toda la gente se encontraba, me dirigí a la habitación donde se llevaba a cabo la fiesta de mi amigo, rápidamente mostré mi placa al policía que cuidaba la entrada con total desesperación para poder pasar. Jamás, en todos mis años de carrera, una escena del crimen me había afectado tanto de ver. No es que era perturbadora sino que ver los ojos sin vida de un amigo, tirado en el suelo era muy devastador para mi. Caminé con lentitud hacía el cuerpo hasta estar lo suficientemente cerca para poder arrodillarme e inclusive cerrar sus párpados, sentía como me miraba con esos ojos oscuros hasta el punto de ver mi reflejo en ellos. Suspiré de forma profunda y con dos de mis dedos cerré sus ojos. Lo único que me llevaría de ese día era que había perdido para siempre de un gran compañero.
Miré de pies a cabeza su cuerpo para examinar si existía alguna evidencia a la vista, pero lo único que pude hallar eran trozos de vidrio y su mano ensangrentada, debió de estar con la copa en la mano antes de desplomarse al suelo, la copa estalló en pedazos y esa fue la causa del corte en la palma de la mano, después de eso no había nada.






- ¿Vienes con frecuencia a aquí?- Preguntó, aún con una sonrisa en sus labios.
- Si, bastante... es muy tranquilo, un buen lugar donde ir para escapar un poco del estrés.- Apoyé ambos codos sobre la mesa de madera para más tarde tomar de mi taza de té caliente. Miraba de reojo al moreno en ocasiones cuando se distraía a ver los cuadros que colgaban en la pared, si era detallista, algo faltaba en su imagen. Cuando me entregaron la pequeña descripción de él tenía una perforación en el labio, pero esta vez no la tenía.
- Coincido en eso, es la primera vez que vengo por aquí y descubrí esta reconfortante casa de té cerca de donde vivo. - Me tomó por sorpresa el comentario de Aoi, ¿vive cerca de aquí? de alguna forma eso podría ponerme en problemas si descubre algo sobre mi.
Terminé mi taza de té y saqué de mi bolsillo el dinero suficiente para pagar la bebida al igual que dejar alguna propina a la dueña.
- Muy bien, Aoi... ha sido un gusto compartir la mesa contigo, pero ya debo irme.- No más dejé el dinero debajo del plato que venía junto con la taza y me levanté de mi asiento, encaminándome directo a la salida hasta que me detienen en seco tomándome del brazo.
- Espera... ¿será que un día de estos podamos volver a charlar? - Me detuvo y en lo que me soltaba del brazo, se puso de pie en espera de una respuesta.
- ¿Por qué?- Hasta ahora, nunca me ocurrió algo parecido, no era muy amigable ni tampoco seguía conversaciones con personas que me topaba en la calle. No quería que nadie me conociera muy a fondo, tampoco mis secretos.
- Corazonada, ¿qué dices? ¿aceptas? - Se notaba convencido de que mi respuesta iba a ser un "sí" definitivo. Lo miré de manera fija a los ojos, notaba un pequeño brillo en esos oscuros ojos que tanto llamaron mi atención, era inevitable negar aquella petición, su mirada termino por convencerme.
- Claro, ya sabes donde encontrarme. Te veré pronto.- Me despedí con una media sonrisa en mis labios.
Era inesperado, ni en mis más locos sueños imaginaría que me llamaría la atención alguien quien me habían asignado asesinar.

BlemishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora