Luego de hablar con Mike y casi rogarle su perdón, me encamino a la casa de Milly, de nuevo. Siento un deja vú, cuando su madre abre la puerta y me mira con superioridad. Como ya había pasado antes, estoy mejor preparada.
—¿Antonia? —pregunta Milly cuando me ve en su puerta a las nueve de la noche.
—Ajá, hola —digo levantando la mano como si fuera indio.
—¿Qué haces aquí? ¿Michael está bien? —me mira con preocupación.
—Está bien, mas que bien —digo para tranquilizarla.
—¡Oh! Lo lamento, deberías pasar...
—No, es rápido. Además presiento que tu mamá prefiere que no pise su hogar.
El rostro de Milly refleja vergüenza. Como si su madre lo hiciera seguido.
—Ella es estricta y... se fija en las apariencias...
—Comprendo —la interrumpo —. Es difícil que me miren igual que a ti. Mi cabello alborotado y rojo; mis pantalones rotos y mis múltiples collares. Entiendo, de verdad. — ¡Vaya!¡Sí que sé actuar!
Milly hace un puchero mimado y sonríe. No alcanzo a saber si está de acuerdo con lo que digo o le parece que no es excusa para despreciarme.
—Supe de tu pelea con Mike —dice cambiando el tema.
—Bueno... Me cogió desprevenida, ¿sabes? Simplemente me da miedo perderlo. Es mi mejor amigo desde los siete años.
—¡Mucho tiempo!
—Así es —asiento y ella insiste en que pase a su casa. Vuelvo a negarme, así que cierra la puerta y me guía hasta el primer escalón de la entrada.
—Pero siento que te juzgué mal —continúo—. Veo que quieres a Mike y esperas lo mejor para él. Pocas personas han hecho algo así por mi amigo. No sé si te ha contado sobre su familia.
—Algo, muy poco. Sólo sé que son problemáticos. Que no son unidos.
—Ajá. Es una de las razones por la que hace lo que hace. No te pido que lo entiendas ahora, porque bueno... veo que tu familia es diferente. Sólo dale el beneficio de la duda. He visto que desea cambiar.
—Tiene buenos amigos —dice con una cara tierna —. Lo quieres de verdad.
Claro que lo quiero, bruja.
—Por supuesto.
—Es un alivio escucharte decir eso, Antonia. Pensé que ibas a hacer una guerra contra mi. Y siendo la mejor amiga, tenía miedo.
—¿Miedo de mi?
—Miedo de lo que puedes influenciar. Miedo que no quiera mejorar. Que se rinda a la vida que lleva, llena de drogas y alcohol. Una a la que no puedo seguirlo.
Con esa frase me desarma un poco. Ella tiene buenas intensiones y cree que lo mejor es lo que plantea. De alguna manera, me hizo ver su punto y casi visualicé a Michael totalmente sobrio y tratando de entrar a una universidad. Terminando la carrera, consiguiendo un trabajo y casándose con Milly. La burbuja de la felicidad llegó hasta esa última visión y tuve que usar todo mi auto control —que era poco — para mantener mi fachada de buena.
—Ambas queremos lo mejor para él. No veo problema en que hagamos un equipo.
—Gracias —dice con un hilo de voz. La estúpida parece querer llorar.
—¿Qué te parece si salimos el fin de semana para hablar un poco más? No quiero seguirte visitando de noche y que tu madre te castigue.
—¡Claro! —dice entusiasmada —. Tengo el domingo libre, ¿te parece a las cuatro?
—A las cuatro será —digo levantándome —. Te veo luego.
—Claro, nos vemos —dice y se despide. Entra a la casa enseguida.
Bien. Fase uno terminada: ambos creen que voy a ayudar. Ahora sigue la fase dos, seguir siendo una chica buena pero influenciar a Milly a cosas malas.
Maira me espera en casa. Estaba ansiosa por saber mi resultado de hoy. Le cuento rápidamente las conversaciones y celebra mis avances, pero no lo que pretendo. Sé que me ayudaría a ir al infierno y volver, pero en el camino me diría que estamos haciendo lo equivocado. Luego de hablar de Mike, me informa de la situación con Elena.
—Has quebrado el grupo, Tonia —me acusa.
—¿Elena sigue enojada?
—Por supuesto, ¿qué esperabas? ¿Qué te perdonara sin una disculpa de tu parte? Por cierto, Steve tampoco te perdona, creo que Ricardo está neutral. Pero Elena es una chica popular, media escuela va a estar de su lado.
—No me voy a disculpar, ella llamó...
—Ancla a Mike, lo sé. Deberías resolver lo que sea que sientas por Mike antes que media ciudad sea objetivo de tu venganza.
—¿Qué? —digo perdiendo la paciencia.
—Admite que lo amas de una manera más que amistosa —afirma. Sus ojos se ven seguros.
—Tonterías.
—Entre más rápido lo hagas mejor para todos. Así podrías ponerle nombre a lo que haces con Milly. No sólo quieres destruirla, esperas que se aleje de él. De verdad es bastante obvio.
—Necesito dormir —le digo echándola. Maira niega con la cabeza y se despide.
Cierro la puerta cuando se va y me tiro a mi cama. Mi mente juega con las palabras de Maira un rato... ¡Claro que no lo amo de esa manera! Me gusta verlo pasar, porque tiene un torso de infarto y un rostro hermoso... pero ¿amor? Nahh... Antonia Nieto no sirve para el amor.
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Mala compañía
Teen FictionAntonia Nieto tiene un lema en la vida y es ser diferente a los demás. No le gusta ser dominada, ni seguir los estándares que la sociedad quiere aplicarle a los jóvenes. Sus amistades son singulares; uno drogadicto, otra demasiado chismosa, uno que...