Capítulo 19

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Milly no esperó una explicación. Una vez nos vio y dijo nuestros nombres, dio media vuelta y corrió hacia el lado contrario. Mike tuvo el impulso de seguirla, pero se demoró mucho en tomar la decisión y ella era rápida. Pronto había volteado en una esquina, perdiéndola de vista.

—¿Pero qué mosco le picó? —pregunta Mike con recelo. 

Si me ponía en los zapatos de Milly, se puede pensar que vio a su novio muy abrazado con otra chica. Suficiente para dudar.

—¿Crees que pensó que tu y yo...? —No termina la pregunta por lo extraño que suena.

Una imagen de Michael y yo besándonos invade mi mente. Tengo que alejarla para poder contestar.

—Pues... No estoy segura. 

¡Santos cachorros! Mike y yo juntos... No no no, ¡Sal imagen horrible de mi cabeza!

Michael sonríe como si supiera lo que pienso o quizás es por la cantidad de gestos que estoy haciendo para dejar de ver cosas en mi mente. Cierro los ojos con fuerza, inclino mi cabeza y golpeo mi oído derecho como si estuviera sacando agua del oído contrario. Hago de todo y la imagen sigue. 

¿Qué me está pasando?  

—¡Vaya! Estoy metido en un buen lío. —A pesar que su frase indica expectativa de problemas, no deja de sonreírme. Vuelve a abrazarme, esta vez sin sujetarme los brazos y acerca peligrosamente su nariz a la mía.

—Entonces deberías ir a hablar con ella. No dejes que se haga ideas confusas —le digo mientras siento que pierdo el control de mi estabilidad. Mis piernas empiezan a temblar como si fueran de gelatina.

—Sigues nerviosa, quisiera saber por qué —dice de nuevo sin alejarse.

—No es momento para esto, Mike. Ve y reconcíliate con tu novia. No quiero ser quien se mete en medio de una relación.

Ante mi frase, Michael eleva una de sus cejas.

—Bien... —digo aceptando que ya lo he hecho — No quiero estar en medio de ustedes.  

 Se queda junto a mi otro minuto antes de alejar su rostro. Cuando veo la distancia suspiro de alivio y me atrevo a mirarlo a los ojos. Me arrepiento de inmediato, debí seguir mirando al horizonte.

  —¿Te he dicho lo particularmente hermosa que eres? —dice gesticulando muy bien cada palabra. Una parte de mi, siente una descarga eléctrica y me retuerzo en sus brazos.

—¿Particular? —pregunto con el poco aire que me quedaba en los pulmones.

—Si, particular. De ese tipo de belleza que siempre está ahí y no se le aprecia hasta que puedes perderla. Eres como el sol, que siempre nos quejamos por el calor, pero en los días de lluvia lo anhelamos. 

¿Acaso está diciendo un poema? Esto es un sueño, debo estar soñando... si, eso es... me pellizcaría pero me temo que alguien me está abrazando. ¡Por favor! Esto no es un sueño.

Sabía que no debía confiar en todo lo que saliera de su boca. Era un experto para confundir, atrapar y enamorar a sus victimas. Aunque no quiero pensar que Michael este enamorándome, no, él simplemente está admirando las cosas que se puede perder si muere.

Al no contestar, se echa a reír como si alguien le estuviera haciendo cosquillas en todo el cuerpo. Lo miro asombrada y sin palabras. Ya me tiene bastante perdida.

—Tranquila, Tonia. Sólo estoy puliendo mis movimientos. Contigo es fácil practicar y no tengo que preocuparme que te llegues a confundir. 

Proceso un poco su frase y a pesar que suena exactamente como él. No es igual de convincente que lo que había dicho anteriormente. Lo dejo pasar porque ya estoy muy incomoda.

—Pero la parte que dije que eras hermosa, es en serio —dice mientras pasa su mano por el cabello —. Quizás si te vieras menos emo, podrías tener una vida social más completa.  

Vestirme diferente, no gracias.

—No te lo tomes a mal, pero guárdate tus comentarios sobre mi ropa. Y sobre mi vida social, tú ya la mantienes muy activa.   

—¿Si? A mi me gustaría mantener activa otras partes de ti —dice el típico comentario con doble sentido que lleva su firma. 

—Ve a descansar, ¿quieres?  —digo mientras ruedo los ojos.

—Bien, lo haré —dice divertido—. Descansaría mejor contigo pero te haces la dura. Tal vez deba llamar a Milly, ella es más comprensiva.

No sé por qué, pero cuando dijo su nombre mi sangre empezó a hervir y mi buen genio se acabó. Me alejo de él tomando el primer taxi que pasa y una vez dentro levanto mi dedo corazón hacia él. Su reacción es la esperada, otra risotada que retumba en el silencio de la calle. Me guiña un ojo cuando el taxi empieza a moverse. 

¡Michael Rivera va a dejarme emocionalmente muerta!


 

Mala compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora