17 años.

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El sol comenzó a salir por el horizonte, los primeros rayos fueron avanzando hasta alcanzar mi habitación, la habitación se iluminó inmediatamente con los cálidos rayos solares.
Yo había despertado hace un par de horas. No podía dormir, no con esta emoción, hace ya un mes que cumplí diecisiete años y mañana serán las pruebas para entrar a los gremios.
¿No me he presentado?, vaya, que torpe.
Mi nombre es Victoria Degenhart, soy la séptima hija de Lord Oswald Degenhart, uno de los nobles más importantes en la cámara de los nobles.
Yo vivo en ReveHult, en los territorios de los humanos, en esta tierra hay una variedad increíble de razas, existen elfos, hombres reptiles llamados Riptens e incluso humanoides felinos y caninos llamados Cafelis, estas son las razas principales de ReveHult, también existen diversas razas como trolles, orcos y gigantes.
En fin, yo soy una humana y soy una noble, lo que significa que mi familia es de la realeza y eso me da derecho a entrar a un gremio. Estoy tan emocionada, un gremio, espero que sea el de los caballeros, no, el de los jinetes, no, el de los magos arcanos.
-¡Victoria!
Mi hermana mayor entró a la habitación. Yo soy la menor de todos y ella es la segunda hija de mi padre, a veces la odio, todos en mi familia la adoran porque resultó ser muy buena para la magia natural y ahora es maestra en el gremio, me comparan con ella, odio eso.
-¿Qué quieres Royse?
Ella estaba en mi habitación, como siempre con su larga túnica negra y su libro en una mano.
-Es hora de irnos, si no lo recuerdas este pueblo queda a un día de Brin- me dijo ella mientras se acomodaba las gafas-, ¿O es que ya te arrepentiste de hacer tus pruebas?
¡Maldita!, algún día, hermana, siempre tan perfecta y creída, pero eso no es lo peor, sobre todo tenía que ser bella, tenía que tener los cabellos rubios de mi padre y ojos color miel como mi madre. ¡Maldición!, ¿por qué no puede ser yo quien tuviera esos atributos?
En fin salí de mi cama y me dirigí a mi armario, ¿qué me pondría hoy?, claro un vestido.
-¿Te piensas poner eso para una prueba de gremio?- me preguntó con un brillo en sus ojos-, no seas tonta, ven acá.
Me llevó hasta su habitación y comenzó a buscarme ropa.
-Esto servirá, ahora vámonos. Padre, madre y los demás ya están en camino a Brin.
Debe de estar bromeando, ¿tengo que ponerme esto?

                          *****

De nuevo todo estaba en llamas, estaba en aquel pueblo de hace diez años, todo estaba en llamas y todos corrían mientras soldados trataban de protegerlos de sus atacantes.
-¡Hermano!
Miró a su hermana que estaba llorando junto a él, se habían salvado por poco de unos soldados pero no sabían por cuanto tiempo.
-¡Mocosos!- gritó uno de los soldados que venía tras de ellos.
-¡Gale!- el soldado fue derribado por una espada.
Frente a ellos aparecieron dos sombras, una de ellas tomó a su hermana.
-Llévatelos de aquí, llévatelos al gremio, ahí estarán seguros.
-Sí, padre- dijo la otra figura.
-No, no- trató de luchar por liberar del agarre mientras veía que su padre peleaba con varios soldados antes de que una espada...

                         *******

Me desperté de golpe, de nuevo la misma pesadilla que tengo desde hace mucho tiempo.
Pensé que se había ido, normalmente la soñaba solo una vez cada tres meses pero esta era la tercera vez en un mes.
-¿Gale?, ¿estás despierto?
Me quedé sentado en la cama, seguramente sería una nueva misión, pero para eso me hubieran dejado los detalles bajo mi puerta, pero ahora Ursula había venido a verme.
-Sí- respondí.
-Mi padre quiere verte.
-Iré en un segundo.
El viejo, ¿qué demonios es tan importante?, eso me da igual. Me levanté y me puse mi ligera coraza, mi capa y mis botas.
Antes de salir de la habitación me miré en el espejo, creo que es una costumbre. Pero ahí estaba yo, con mis cabellos rubios-castaños de siempre y mis ojos azules.
-Que más da, veré que quiere el viejo y después iré a explorar algún calabozo o algo así- me dije a mi mismo mientras tomaba mis espadas-gancho y las colgaba a mi espalda.

El gremio era grande, tenía unos tres pisos hacia arriba y unos cuatro hacia abajo, según había escuchado hablar tenía mil habitaciones y blablabla, eso es aburrido, lo importante es que es gigantesco, eso claro sin contar los campos de entrenamiento y todo eso, pero teniendo mil habitaciones... ¡¿Por qué ese viejo tenía que escoger la última habitación del último piso?!, en fin, cuando llegué a su habitación, después de subir cuatro pisos y caminar demasiado, entré.
Ahí estaba el viejo, con su inseparable túnica negra y su también inseparable pipa, a veces me preguntó cuantos años tiene, algunos dicen que más de cien otros que sesenta y tantos, eso a mi no me importa de todos modos lo que me importa es que me de mi misión para irme de allí.
-Ah, Gale, te estaba esperando.
-Ursula me dijo que viniera, ¿de qué se trata Regault?
Regault, el asesino más legendario que existe en estos tiempos, algunos lo llaman The Reaper, eso es lo único que me interesa de él, sus habilidades escondidas. Yo se que es muy bueno aunque esconda su apariencia bajo la de un viejo con larga barba blanca y un débil y arrugado cuerpo.
-Verás, quiero que vayas a Brin, encontramos a una séptima hija- dijo el viejo mientras fumaba de su pipa.
-¿Y yo porqué?, eso ni siquiera me interesa.
-Quiero que le des estos pergaminos a los Maestros superiores de los cuatro gremios.
El viejo puso cuatro rollos iguales sobre la mesa.
-Mande a Ursula, yo no estoy interesado- dije mientras me daba la vuelta para salir.
-¿En serio?, puede que "él" este allí.
Me detuve, ¿en serio?, llevo mucho tiempo buscándolo y he entrenado tanto para derrotarlo.
-Escuché que está al servicio de la casa de Brin, tel vez sea cierto.
¿Debería ir?, mi fuerza se aumentó considerablemente..., pero él es casi invencible, no se sí pueda...
-Pero tendré que mandar a mi hija sola y puede que ella lo vea y...
-Yo iré con ella- dije mientras me giraba hacia él-, que más da, lo único que podría pasar es que no esté allí.
El viejo sonrió y asintió con la cabeza. Excelente, ahora tendría que ir a Brin, pero al menos se que estará allí, lo presiento.

                           *****

Odio estas ropas, ¿por qué debo de usar unos pantalones grises, botas cafés y una horrible túnica gris?, pero Royse dice que es adecuado para las pruebas, espero que tenga razón ya que si se equivoca la mataré.
El viaje fue aburrido, pero cuando entramos a territorio de Brin todo cambió, todo era muy diferente a Degenhart, el pueblo de donde yo vengo y que tiene el nombre de mi familia que lo fundó hace muchos siglos.
El pueblo era enorme y estaba rodeado de murallas y justo en el centro estaba el castillo de Brin, en esta época había mucha gente en la ciudad capital de los humanos, todos venían a sus pruebas para los gremios, había todo tipo de gente ahí.
-Pronto llegaremos al castillo, ahí se dará un gran banquete donde estarán todos los candidatos para los gremios- dijo mi hermana sin despegar la vista de su libro-, ahí veremos a papá y a mamá.
-Sí- contesté.
No tardamos mucho en llegar, lo supe cuando pasamos por una enorme puerta dorada y entramos a los jardines del castillo, he escuchado que hay una flor y planta de cada región en ReveHult.
Cuando llegamos a la entrada del castillo y bajamos del carruaje me quedé sorprendida. El salón del castillo era enorme, en él había cientos de personas de todas las razas, todas llevaban armaduras, túnicas y diferentes tipos de ropas, esto en serio es de lo mejor, había cientos de guardias y de caballeros, todo esto era tan importante, es tan importante que escuche que el mismísimo papa vendrá a ver las pruebas.
-¡Su atención!- dijo un guardia real-, pasen al gran comedor donde su majestad dará un discurso.
-¡El rey!- nada podría ser mejor, el rey en persona daría un discurso. Puede que me comporte como una niña y todo pero... Estoy lista, estoy lista para todo esto.

                           *****

Tardamos un maldito día en llegar hasta Brin, pero que más da eso, ahora si es cierto lo que dicen "él" estará aquí y al fin podré enfrentarlo para demostrarle que yo soy más fuerte que él.
Ahora nos dirigíamos al castillo, seguro que estaría ahí, estoy seguro de eso, yo lo presiento.
-Vamos, Gale- me dijo mi compañera, Ursula, la hija del viejo, todos sabíamos que el viejo la había rescatado y la cuidó como si hubiera sido su hija, en fin, ella tiene mi edad, diecinueve y ya es toda una mujer con su cuerpo curvilíneo, tiene el cabello negro con algunos mechones morados y siempre lleva su túnica negra como sus ojos.
-Sí, sí, espero que haya algo de comer- dije mientras ignoraba a todos los nobles que estaban en ese lugar, me daban igual todos ellos.
El salón era gigantesco tan grande que había cerca de quinientas o seiscientas personas en él, todos eran asquerosos nobles lame botas que darían su vida por un rey que ni siquiera conocen, malditos idiotas, la única razón para morir es por proteger lo que es tuyo y protegiendo a quien amas, morir por una imagen de autoridad desconocida para mi es una causa muy estúpida. Pero así es el honor de los nobles, que más da, ahora lo mejor sería entregar estas cartas, buscar algo de comer y después buscarlo.
-¡Atención!, pasen todos al comedor y blablabla- no escuché que más dijo el lame botas ese, sólo escuche comedor es igual a comida-, vamos Ursa- mi modo de decirle a Ursula sin usar todo su nombre-, vamos a comer muero de hambre.
-Pero tenemos que entregar...
-Después, ahora vamos a comer muero de hambre- dije acercándome a mi silla de la enorme mesa...
  
                          *****

Cuando entré al comedor vi que era aun más grande que el salón, en el estaban dos enormes mesas que seguro eran capaces de albergar a todos los invitados sin problemas.
Había comida de todo tipo, desde comida que era típica en estos lugares como el pan elfíco hasta comida tradicional Ripten.
Todo se veía fantástico, pero no había rastro de mi familia, mi hermana había desaparecido y me había quedado sola.
-Pero miren que es esto- dijo una voz a mis espaldas-, la pequeña Victoria.
Reconocí esa voz de inmediato.
-Vaya, si que ha cambiado desde la última vez que la vi- dijo otra voz a mis espaldas.
¿Esto se podría poner peor?
-Marshall, Seth- dije de mala gana-, ¿qué hace aquí mi hermano y mi odioso primo?
Marshall Degenhart era mi hermano mayor, sólo por un año pero aun así era mi hermano mayor. Él es igual a mi padre, tiene sus cabellos dorados y sus ojos olivas. Él está en el gremio de los caballeros junto con Seth.
Seth Lapierre hijo de Lord Oswin Lapierre, la familia enemiga de los Degenhart, todo había sido rivalidad pero la hermana de mi padre decidió casarse con Lord Oswin haciendo que las familias se uniera y eso hace al odioso de Seth mi primo...
Cuando me giré y lo vi me quedé sorprendida, había cambiado mucho desde que lo vi hace un año, estaba mucho más alto y ahora su complexión ya no era de un flacucho noble si no de un atlético caballero, su cabello negro era corto y alborotado y sus ojos cafés ya no eran perezosos ahora tenían una llama que nunca había visto antes en él.
-Bueno, mi padre y mi tío nos han mandado a cuidarte, no es que tuviéramos otra opción- mi hermano miró la mesa-, pero será mejor que vayamos a comer algo.
Cuando me senté estaba esperando a que el rey apareciera, seguro que dará un discurso típico de él que me inspirará para mañana.
-Me muero de hambre- escuché a alguien decir a mi espalda mientras se acercaba a la mesa.
Me giré para ver de quién se trataba y vi a un joven de cabellos castaños-rubios y ojos azules que llevaba una armadura y una capa, no había visto algo así y menos esas espadas que llevaba en la espalda, eran unas espadas en forma de gancho que tenían unas cuchillas que habían forjado frente a su empuñadura y también tenía dagas cortas al final de la empuñadura, un par de armas muy extrañas, quedaban perfecto con ese sujeto tan extraño.
Lo acompañaba una chica de la misma edad que él, tal vez más joven, ella llevaba una túnica negra y pantalones negros, no le veía ningún arma, sólo seguía al chico que se acercaba a la mesa.
-Estoy muriendo de hambre- dijo al sentarse, ¿por qué al lado mío?, lo pude observar mejor, en la armadura llevaba un escudo de una familia noble, no pude distinguir de cual era ya que la capa lo cubría por mas de la mitad, entonces él pertenecía a un gremio pero nunca había visto vestimentas similares.
Comenzó a tomar comida y a comer como si no hubiera comido en un año entero, su compañera solo suspiró y se limitó a tomar algo de comida y comer silenciosamente a su lado.
Mientras tanto mi hermano y mi primo hacían lo mismo que ese tipo y comenzaron a comer con un apetito voraz.
-¿Qué hice para merecer esto?- me pregunté.
-Presten atención- dijo un caballero haciendo que todos en el comedor se giraran hacia él..., bueno casi todos, el tipo de mi lado seguía comiendo-, con ustedes el rey.
No, imposible, ¡por fin!

                          *****

Comencé a comer, todo estaba tan exquisito, ¿o será que todo me sabía tan bien porque no había comido nada en todo el día?
Eso da igual, comencé a comer como si no hubiera un mañana, en fin, algún día moriré y no será de hambre.
Aun así eché un vistazo a mi alrededor y me centré en la chica que estaba a mi lado, ella tenía cabellos castaños y ojos cafés, su vestimenta indicaba que venía a las pruebas, pero había algo extraño en ella, algo que no puedo dejar pasar..., esto ya lo he sentido antes...
Estaba tratando de recordar cuando un caballero apareció y anunció la llegada del rey.
Todos comenzaron a levantarse emocionado y comenzaron a hablar entre ellos especulando como sería él. Malditos lame botas, a este rey le importa un bledo si ustedes viven o mueren, sólo le importa ser y seguir siendo rey.
De una puerta al final del salón apareció un hombre, de unos cuarenta y ocho tal vez más, llevaba una armadura dorada y una capa roja que llegaba hasta el suelo, su forma altanera de andar me daba a entender que él es el rey, no iba rodeado de guardias al parecer nadie es tan estúpido para atacarlo en su propio palacio.
Con él llegó la reina, una joven reina de unas veintidós años tal vez menos, llevaba un vestido blanco y su corona, ella era hermosa tengo que aceptarlo sus dorados cabellos eran resaltados por sus ojos esmeralda, no dudo que el rey la escogió por su belleza, aún contra su voluntad.
Pero detrás de ellos estaba a quien tanto esperé, nunca cambiará ni aunque pasen mil años lo hará, siempre será rubio y tendrá los ojos tan azules como yo, siempre vestirá de negro, el color de los asesinos y nunca dejará su capa que lleva al hombro con la cual cubre a su legendaria espada "Schlussblitz" el relámpago final. Pero lo que nunca cambiará en él es que es mi hermano y yo lo derrotaré aunque tenga que morir intentando.

                            *****

¡El rey!, no puedo creerlo es el rey, todos en el salón se levantaron al verlo. El rey, miembro de una de las cuatro familias reales que gobiernan este reino y todos los demás, esta generación es el turno de la familia Scheifele, he escuchado que ya cada uno de los reyes ya ha dejado un sucesor de la familia Daix, la siguiente familia en gobernar, seguramente la princesa o príncipe vendrá a ver las pruebas, ojalá sea así, probablemente conoceré a la familia real si mis habilidades son buenas.
La reina iba a su lado, no me extraña que muchas mujeres la envidien, su belleza es inigualable por eso la eligió el rey, estoy seguro de eso.
Pero había alguien más, un joven de unos veintidós años, iba vestido casi igual al tipo que estaba a mi lado e incluso se parecía a él.
Todos estaban de pie menos él y su amiga, eso le traería problemas con los guardias ya que sabían que al rey se le trataba con el respeto debido y él no lo mostraba y menos mientras comía sin ninguna preocupación.
El rey miró por todo el salón, nos veía a todos, veía a los siguientes miembros de los gremios, pasó sus ojos por todos y se detuvo en aquel que estaba a mi lado.
Tal como había pensado eso le traería problemas y ahora un guardia venía hacia él.
–Le pediré que se levante– dijo el guardia.
–Piérdete– le respondió el chico sin siquiera mirarlo.
El guardia estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para hacer que se levantará, incluso se debía usar la fuerza. Sólo cerré los ojos un segundo y cuando me di cuenta el guardia estaba en el suelo y aquel chico estaba de pie.
–Te dije que te perdieras.
¿Qué fue lo que pasó?, ¿cuándo se levantó?.
De inmediato llegaron otros tres guardias, llevaban sus espadas desenvainadas con toda la intención de lastimar al chico.
Ni siquiera se daban cuenta que todos los miraban, estaban justo a la mitad del salón a la vista de todos.
–Eres un desgraciado– dijo un de los guardias–, pagarás por lo que le hiciste.
El castaño-rubio suspiró y tomó una cuchara de metal de la mesa.
–No pienso matarlos, así que usaré esta cuchara sin filo para vencerlos.
¿En serio?, ¿una cuchara?, este tipo es un idiota, un loco, ¿cómo es que ha entrado aquí?
Miré al rey el cual sólo lo veía con una mirada seria, la reina en cambio se veía sorprendida ante la actitud del chico, el hombre que iba con ellos se mostraba desinteresado ante aquella situación que se llevaba a cabo en el comedor, aquel rubio miraba hacia otro lado como si hubiera algo más interesante en esa dirección.
Todos soltaron una exclamación. ¿Pero qué ha sucedido?, seguramente han matado a ese pobre chico.
Cuando lo vi me quede boquiabierta, dos de los tres guardias ya estaban en el suelo y el tercero se mostraba temeroso del chico que aun sostenía la cuchara.
–Vamos, pensé que terminarían conmigo– el rubio-castaño sonrió burlonamente–, ¿a caso ya no piensan hacerlo?
El tercer guardia se lanzó sin pensarlo, aquel chico evadió su espada como si no hubiera existido el filo, golpeó las costillas del guardia con la cuchara haciendo que este cayera de rodilla, estaba a punto de derrotarlo, cuando soltó el golpe final al guardia alguien lo detuvo.
No podía creerlo, aquel hombre que estaba junto a la reina ahora había detenido el golpe, todos estábamos sorprendidos, incluso yo me quedé sorprendida, ¿cuándo se movió aquel sujeto?, hace unos momentos estaba mirando hacia otro lado sin siquiera prestar atención a lo que pasaba en el salón.
–Basta– escuché decir al rubio–, no estas aquí para eso, ¿cierto, Gale?
Ese era su nombre, ¿Gale?, estoy segura que he escuchado ese nombre antes.
El castaño-rubio se estremeció de ira, al parecer aquel otro sujeto no le agradaba en nada, llevó su mano hacia sus raras espadas pero fue parado de nuevo.
–He dicho basta– el rubio no perdía su seriedad–, se porque estas aquí y créeme que no podrás derrotarme con la fuerza que posees.
Gale abrió los ojos sorprendido. ¿A qué se referían ellos dos, por qué querrán pelear?
El castaño-rubio se soltó del agarre y se dio media vuelta.
–Yo no vine a eso- dijo mientras se dirigía a la salida, ¿a caso no piensa disculparse con el rey?, ¿qué clase de idiota se cree?–. Vamos, Ursa, tenemos cosas más importantes que hacer.
Todos regresaron la mirada al rey, el gobernante comenzó a dar su discurso pero yo no ponía atención, en cambio miré a Seth y a Marshall, ellos miraban como aquel tipo salía del comedor, ¿quién es él?, ¿cuál su objetivo?.
–Y todos tendrán una habitación en el palacio por esta noche, ya que mañana harán sus pruebas para los gremios– finalizó el rey mientras todos aplaudían.
Todos comenzaron a comer, yo había perdido el apetito, aquel sujeto me había dado mucho de que pensar.
–Victoria– habló mi hermano– mi padre quiere verte en tu habitación, te llevaremos a ella.
Yo asentí y los seguí, al parecer mi hermano y mi primo se veían preocupados por la aparición de 1. Debo encontrarlo, tengo mucho que preguntarle.

–Victoria.
Mi madre era una mujer muy bella, aún después de dar a luz a siete hijos se observaban sus bellas facciones, sus cabellos castaños y sus ojos cafés.
–Hija, ¿estás bien?– ahora fue mi padre el que habló, aunque era muy diferente a mi madre con sus cabellos dorados y sus ojos oliva debo decir que tenían cierto parecido y nosotros sus hijos somos la viva imagen de ellos–, he escuchado sobre el problema que ha surgido en el comedor...
–No es nada de que preocuparse– le dije mientras me dirigía hacia el balcón.
–Claro que es de importancia, tanto así que te hemos asignado un protector.
¿Un protector?, no gracias, no quiero a alguien que me este siguiendo a todos lado y me trate como a una niña.
–No lo quiero.
–Es algo que yo te ordeno, Victoria– mi padre siempre con sus órdenes–, es lo mejor para ti.
Suspiré, sabía que no me dejaría en paz hasta que dijera que sí.
–Esta bien– acepté de mala gana.
–Pasa, por favor.
De la puerta apareció un hombre, más bien un caballero, lo sabía por su armadura y el escudo del gremio de los caballeros, sus ojos y su cabello eran oscuros, tendría unos treinta años y se veía que era un caballero con mucha experiencia.
–El es Dean Depont, él será tu nuevo protector.
Sólo asentí y me dirigí al balcón, para ver las estrellas.
¿Le he contado que me gusta la noche?, es demasiado bello ver todas esas luces en el cielo y la luna resplandecer en la oscuridad, es algo que me gusta hacer, ver el cielo.
Creo que hay un buen lugar para verlo, el techo del palacio, desde ahí podré ver las estrellas.

                        

Rolling Star [Saga ReveHult]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora