Era nuestro segundo día de viaje, la noche la habíamos pasado en un pequeño claro del bosque; el viaje nos había agotado por lo cual nadie dijo mucho en nuestra cena. Gale había leído su libro de hechizos de relámpago antes de recostarse a un lado mío y quedarse profundamente dormido junto a Skell.
Hoy las nubes se habían tornado grises y la lluvia amenazaba con empaparnos. Los relámpagos resplandecían y los truenos cortaban el cielo con su feroz rugido.
Skell miraba el cielo con cada trueno, le resultaba familiar el sonido pero a la vez mostraba un poco de miedo y se aferraba con fuerza a la cabeza de Gale. ¿A qué le temería una criatura tan fuerte como Lobo-relampago?, ¿por qué le temería a su propio elemento?
–Para ser un elemental de trueno si que le temes a los rayos.
Gale tomó al cachorro y lo miró fijamente en sus ojos violetas a lo que recibió una lamida en su nariz por parte del canino el cual jadeaba y movía la cola con felicidad. El chico de ojos azules sonrió un poco antes de depositarlo en el suelo, acariciar detrás de su oreja y seguir su camino.
El pequeño lobezno corrió detrás del chico de ojos azules, a pesar de que yo era su ama Gale le agradaba más que la mayoría a los cuales apenas y dejaba que se le acercaran. Pude notar a Ademar mirando el cielo fijamente, su fría mirada buscaba algo en aquel cielo grisáceo.
–¿Pasa algo, Ademar?
Sus ojos azules me miraron fijamente, su expresión seria no había cambiado nada desde que comenzamos nuestro camino.
–Sabe que estamos aquí– dijo él antes de seguir caminando, yo seguí con la duda dentro de mí–. Se dio cuenta de una presencia bastante fuerte entre nosotros. Alguien que pueda vencerlo o ¿acaso fue que planea que todos ustedes lo Desafien?
–¿De que hablas?
–Ya lo verás.
El rubio siguió su camino al frente del grupo mientras todos le seguían, al parecer hay algo que no sabemos de éste sitio.Para el mediodía la enorme torre se alzaba con su siniestra sombra cubriendo el poco sol que las nubes grises dejaban pasar. Durante todo nuestro trayecto los relámpagos no cesaron y una leve llovizna caía sobre el bosque; a pesar de eso nosotros manteníamos el paso hacia aquella torre.
Al salir del bosque nos encontramos con un acantilado que nos separaba de nuestro destino. La torre estaba justo frente a nosotros, podía ver la enorme entrada de piedra que nos esperaba justo al otro lado, sin embargo, no había forma de cruzar.
–¿Y ahora qué?– Gale miró a su hermano a la espera de una solución la cual nunca llegó por parte del rubio.
–Debemos esperar– dijo mi hermana mientras miraba el cielo–. La tormenta comenzará en poco tiempo y ustedes deberán probar que son dignos de entrar.
–¿De que estás hablando?
Ursula caminó hacia mi lado y miró aquel lugar antes de ponerse a pensar.
–Ahora que recuerdo los antiguos libros... Había un guardián del templo, ¿cierto?
Royse había sonreído antes de darse media vuelta y sentarse junto a Ademar bajo un árbol.
–Tundurus, guardián del templo de Alviôn– ella sacó un libro de su bolso y comenzó a leer mientras el asesino rubio se relajó a su lado–, ustedes deberán probar que son dignos.
–¿Y que hay de ustedes?
Los filosos ojos de mi hermana me miraron y su sonrisa no podía ser más grande.
–¿Crees que es la primera vez que estamos aquí?Las horas pasaban y todos se mantenían bajo los árboles para protegerse de la lluvia que caía con más fuerza que antes, los relámpagos iluminaban el oscuro cielo. El guardián aún no decidía hacer su aparición y todos comenzaban a perder la paciencia.
–¿Dónde está?– preguntó Grimm'jok impaciente mientras limpiaba su hacha.
–Aún no ha notado nuestra presencia– respondió Ursula.
Gale cerró su libro y se quedó mirando el cielo por unos segundos antes de mirar a su hermano el cual sólo le sonrío de manera burlona.
–¿Y si lo obligamos a que lo haga?
Dejó el libro en el suelo y salió de la protección de los árboles dejándose empapar por la lluvia, su cabello rubio-castaño caía sobre sus ojos ocultandolos un poco, mientras el agua corría por todo su cuerpo los relámpagos seguían causando destellos en el cielo. En el último relámpago lo vi, dentro de las nubes había algo, una figura enorme se movía entre la tempestad.
Gale se detuvo al borde del acantilado y abrió la palma de su mano hacia el cielo. No pude reaccionar ante el impacto que recibí, caí de bruces contra la tierra ya húmeda por la lluvia; el rayo que Gale había disparado hacia el cielo fue tan poderoso que desató una onda expansiva que nos derrumbó a todos los que estábamos de pie. Sin embargo el asesino de ojos azules seguía inamovible al borde del abismo, mirando las nubes.
Silencio, no había truenos, sólo la fría lluvia al caer en la tierra.
–Está aquí– dijo el asesino mientras comenzaba su camino de vuelta hacia nosotros–. Debemos pelear hasta que nuestras energías se agoten, debo recordarles que mi espada está rota y pelearé con mis espadas elementales.
Mientras él retrocedía vimos como surgía poco a poco desde el fondo del acantilado. Era monstruoso, su cuerpo estaba hecho de nubarrones grises que soltaban destellos de relámpagos en su interior, sus ojos amarillos brillaban mientras más ascendía.
Tundurus no era ningún guardián en si, ésta tormenta es el guardián del templo y el gigante de nubes que tenemos enfrente es el espíritu de la tormenta. Tundurus el tormentoso gigante que duerme entre las nubes y desata tempestades.
–¿Somos dignos de entrar?– Gale apuntó con una espada de rayo hacia aquel gigante.
Un estruendoso trueno crujió en el cielo mientras aquel gigante terminaba su ascensión dejando ver solo la mitad superior de su cuerpo.
Gale nos miró a todos, a cada uno de nosotros.
–Espero que estén listos, pues el señor de las tormentas no mostrará piedad a los indignos.
Mis camaradas desenfundaron armas y sonreían al ver el desafío que estaba frente a nosotros, Skell por otra parte se levantó de su siesta y al ver al gigante de relámpago decidió moverse hasta el regazo de mi hermana y tomar otra pequeña siesta en aquel lugar.
–Todos estamos listos– dije preparando una flecha y sonriendo hacia aquel que nos guiará en éste combate.
El gigante de la tormenta dejó salir otro rugido que precipitó el cielo con el estruendo de un trueno antes de alzar su brazo hecho de nubarrones y dejarlo caer hacia nosotros.
–¡Ataquen!– Gale se interpuso contra aquel ataque del gigante bloqueandolo con una potente descarga eléctrica.
Aprovechamos el momento para subir a su brazo y comenzar el ataque, Grimm'jok y Astrid corrían a toda velocidad por el brazo del gigante mientras que Seth y Ursula evadían los rayos que lanzaba el gigante en modo de defensa. Mi cuerpo no sabía como reaccionar ante aquella situación, todos ellos trataban de demostrar que eran dignos al pelear con él; pero yo en cambio no tengo ni idea de que hacer.
–¡Victoria!– Gale estaba a mi lado, en su mano había una espada de hielo ya que la espada de relámpago había quedado destrozada en aquel enfrentamiento con el monstruoso brazo del gigante–. Debemos atacar su cabeza, tus flechas de energía son la única opción.
Otro trueno resonó en todo el lugar y Grimm'jok salió disparado hacia los árboles donde nos cubriamos de la lluvia, las ramas se estremecieron mientras el rubio del norte caía y rompía más de una de las ramas que amortiguaban su caída.
–¡Ahora!– Gale creó una plataforma mágica y se impulsó a si mismo hasta quedar a la altura del gigante–. ¡Dispara cuando estés lista!
Un estruendoso rayo de hielo fue disparado de la espada del asesino de ojos azules mientras que Astrid se impulsó hasta quedar a su lado y preparó un hechizo de protección.
Gale dijo que preparara mi tiro, pero desde aquí abajo no tengo ni siquiera un disparo limpio.
Yo no puedo hacer nada contra él.
El estallido de la barrera me hizo moverme al ver que Astrid cayó al suelo y quedó inconsciente mientras que Gale estaba frente a ella con varios golpes y una cortada en su ceja de a cual brotaba sangre y pronto no dejaría que mantenga el ojo abierto.
–¡Victoria!
Seth y Ursula saltaron para lanzar juntos un poderoso hechizo de fuego el cual hizo retroceder al gigante mientras los asesinos creaban más de esas plataformas mágicas para mantenerse en el aire. Esa magia estoy segura de que leí de ella durante el viaje en el barco.
Un destello me cegó momentáneamente y los asesinos cayeron hasta el mismo lugar donde estaba Grimm'jok, Seth se levantó apoyándose en su espada y regresó a paso lento hasta donde estaba Astrid.
–Llévala con los demás– ordenó el rubio mientras tomaba la espada de hielo con ambas manos–, yo lo derrotaré.
Mi primo levantó a Astrid y regresó a paso lento hasta aquel árbol.
–¡Victoria!– ésta vez Gale me miraba, sus ojos eran furia y muerte. El coleccionista de almas–. Si te quedarás parada en ese lugar sin hacer nada vete con los demás y no estorbes.
Yo me quedé en silencio mientras veía a Gale con los ojos abiertos como platos.
–G-Gale...
–¡Silencio!– se aferró a la espada con tanta fuerza que pude escuchar el crujido del hielo–. ¿Por qué no hiciste nada?
–Yo...
–No eres más que una cobarde.
Sin decir más se lanzó hacia el gigante el cual respondió al ataque lanzando un puñetazo que el rubio detuvo sólo con su espada.
–¡Yo mismo te derrotaré!– gritó mientras empujaba poco a poco el brazo del gigante.
Mientras tanto yo seguía aquí, sin hacer nada, sin moverme. Estuve esperando a que ellos ganaran la pelea por mi, pero ahora...
Ahora sólo queda Gale y si yo no me muevo podrían incluso matarlo.
Muévete, te lo ruego cuerpo, muévete.
De pronto sólo vi a Gale volar frente a mi y caer a unos metros de donde yo estaba y cayó de espaldas a donde yo estaba, corrí hacia él y traté de ayudarlo pero él apartó mi mano y me miró furioso.
–Aparta– se levantó con esfuerzo y limpió la sangre que brotaba de sus labios mientras creaba otra espada de relámpago–, lo derrotaré sin ayuda de nadie, mucho menos de una cobarde como tú. Tengo que salvar el futuro de ReveHult.
¿Cobarde?, ¿eso piensa de mí?, ¿Al menos sabe lo que estoy pasando?
Fue entonces que lo hice. Había dado una bofetada a Gale Daix.
–¿Crees que todos somos como tú?– lágrimas de frustración comenzaron a brotar de mis ojos mientras él me miraba desconcertado–. Yo no elegí ser tan débil y paralizarme en una situación así, estoy al borde de la derrota y aún así algo grita dentro de mi; pidiendo que no me de por vencida.
»¿Ahora soy una cobarde?, ¿qué hay de todo lo que creamos juntos entonces?, nuestras memorias, el tiempo juntos– hice una pequeña pausa mientras sentía las lágrimas resbalar por mis mejillas y observando el rostro sombrío de Gale–, no dejes que irregularidades como ésta lo arruine todo. ¿Crees que después de todo mi esfuerzo que puse en entrenar y aprender todos eso hechizos, todo eso para quedarme parada sin hacer nada y que tu me llamarás cobarde?
El rubio negó con la cabeza mientras miraba el suelo.
–¿Salvar el futuro?, el futuro aún es incierto, Gale. No podemos salvarlo si aún no conocemos que vendrá– los ojos azulados del rubio me miraron por unos segundos con un extraño brillo de esperanza–. No sabemos el futuro pero sabes que hay uno y nosotros somos quienes lo construimos.
Gale soltó una pequeña risa y se levantó con una velocidad inhumana, sólo sentí la fuerza del impacto que el asesino de ojos azules detuvo; Tundurus había lanzado un puñetazo hacia nosotros mientras estabamls distraídos y Gale lo había detenido como si se tratara de nada.
–Más vale que ese futuro sea uno bueno– me miró por unos segundos y pude ver que en sus ojos azules, había un Gale diferente. Éste Gale no emanaba maldad ni muerte, emanaba fuerza y esperanza–. Y espero que sea uno donde estemos los dos juntos.
En un movimiento empujó con toda su fuerza al gigante y lo hizo retroceder.
–Puedes hacerlo– dijo mientras pasó a mi lado y caminaba de regresó junto a los otros.
Gale, no se que haya cambiado en ti desde esa pelea; es como si el líder dentro de ti hubiese despertado, como si un héroe de leyenda habitará tu cuerpo y ahora sea él quien blanco guiará por lo que nos espera.
Fue inconsciente lo que hice al crear el arco de energía con un tamaño descomunal, casi tan grande como el árbol que nos protegía hace poco.
–Yo puedo hacerlo– susurré mientras soltaba la flecha de energía.
El estruendo que llenó el ambiente fue más fuerte que los truenos, la flecha había impactado de lleno al gigante de relámpago.
Yo, Victoria Degenhart lo he logrado.
Demostré que soy digna.
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Rolling Star [Saga ReveHult]
FantasyHace años que ReveHult está en paz, las guerras acabaron hace cerca de ciento cincuenta años. Todo término con la guerra entre los humanos contra los Riptens. Se perdieron muchas vidas y muchos héroes legendarios cayeron en aquella guerra, pero al f...