Yaman

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En cuanto el sol asomó por él horizonte me levanté rápidamente y salí en busca de los cuatro maestros superiores de los gremios.

                                                                               *****

–Ya veo– Fatos seguía leyendo el pergamino que le entregué. Esos cuatro maestros me desesperaban, se supone que son los más fuertes y sabios, pero llevaban más de una hora leyendo el pergamino–, ¿están seguros de eso?
Si esto continúa así los voy a golpear a todos, ¡es la cuarta vez que me preguntan si estoy seguro!, los odio a los cuatro.
–Sí, el maestro Regault está seguro– contesté de la mejor manera que pude.
–Bueno...– Fatos meditó por un momento. ¿Cómo puede siempre estar tan calmado?, debe de ser porque es un elfo, también puede ser por la sabiduría que tiene. Que estúpido soy, aún no les he contado sobre él. Su nombre es Fatos y es el maestro superior del gremio de magia blanca y natural, es un elfo del bosque carmesí, aunque tiene más de doscientos años aún se mantiene joven, aun mantiene sus cabellos dorados, sus ojos grises y sus graciosas orejas puntiagudas–. ¿Qué opinan ustedes?– preguntó ocultando sus manos bajo las mangas de su túnica.
–Denle a este niño lo que quiere y punto final–. Rabulas, el maestro superior del gremio de los caballeros, es intimidantes, fuerte..., y verde. Es un Ripten, antiguo líder del clan Culedvlod, pero ahora es el caballero más fuerte que existe–, en fin, Regault nos lo ha pedido– su larga y rosada lengua asomó de nuevo, odio cuando hace eso es tan..., raro..., ¿saben qué es más raro?, que hayan hecho una armadura de su tamaño contando que mide cerca de dos metros diez centímetros.
–¿Tú qué opinas, Sora?– preguntó de nuevo el elfo a uno de los maestros. Este llevaba una túnica negra que lo cubría completamente y que ocultaba su rostro bajo la capucha–, como sabio y maestro del gremio arcano debo saber tu opinión.
Silencio. Este maestro no respondió, simplemente alzó un poco la cabeza dejando ver el brillo amarillo de sus ojos, ¿qué les pasa a estos tipos?
–No hay opcion, debemos darle a este séptimo hijo o hija– el último maestro se levantó silenciosamente de sus silla–, debemos evitar que pase lo de la última vez.
«La última vez...», yo había escuchado algo de esa última vez y no es nada que se pueda olvidar tan fácil.
–¿Raven?, ¿estás seguro?
Raven, el último maestro, maestro del gremio de los jinetes y según he escuchado el segundo más fuerte de todos los maestros, me recuerda a alguien con esos cabellos castaños y ojos cafés, pero son más como avellana, debo de estar loco.
–De hecho creo saber de quién se trata– dijo mientras se acomodaba la espada al cinto de su armadura.
–¿Y de quién se trata?– preguntó Fatos con su perpetua calma.

                          *****

–¡Victoria!
Me levanté de golpe, ¿por qué se le ocurre gritarme de esa manera?, tal vez por el simple hecho de que Royse me odia.
–Llegaras tarde a tus pruebas– ella se acomodó los anteojos y sonrió–, no me digas que ya te arrepentiste.
–¡¿Qué?!, eso jamás.
Nunca me arrepentiría de tratar de entrar a un gremio, ¡nunca!
–Pues entonces levántate, tus pruebas empiezan en quince minutos.
¿Quince minutos?, ¿por qué no me ha despertado antes?
Creo que no había hecho nada tan rápido como ponerme mi ropa y salir corriendo hacia el lugar donde se llevarían a cabo las pruebas, esperen..., ¡¿en dónde se llevan a cabo las pruebas?!, estoy perdida, me había tocado una de las habitaciones de la parte más alta del palacio, para cuando encuentre el lugar ya no quedará tiempo para hacer mis pruebas.
No es tiempo para hacer esto, debo de encontrar a alguien y preguntarle donde se hacen las pruebas y creo que esto funcionará porque justo en este momento viene caminando hacia mi un hombre, mejor dicho un elfo, un clásico elfo de cabellos rubios, ojos grises y mirada seria, pero algo en este elfo era diferente, no llevaba una túnica gris o verde en vez de eso llevaba una túnica roja con decorados dorados en las mangas y el pecho.
¿Qué es esto que siento?, algo me dice que corra, que me aleje de él, pero mi cuerpo no responde...
–Victoria Degenhart– aquel elfo conoce mi nombre, esto no es bueno, no lo es–, ven conmigo mujer.
No puedo moverme, pero debo correr, esto no me gusta nada.
–N-no– logré contestar, mi cuerpo..., esta paralizado.
–No te resistas, ven y cumple tu destino de ser el séptimo de los séptimos, ven con los Yaman– extendió una de su mano para agarrarme.
Pero reaccione, no se cómo lo hice pero logré correr y salir de ahí, ¿quién es él?, ¿cómo sabe quien soy yo?, ¿qué son los Yaman?, yo seguí corriendo por los pasillos, no tenía idea de si me seguía o no, pero no quería descubrirlo.
–No puedes escapar de nosotros– me detuve en seco al ver que frente a mi estaba otro sujeto vestido con una larga túnica negra con decorados dorados en las mangas y en el pecho llevaba un turbante negro en su cabeza, era de piel oscura ya bronceada por el sol y de ojos cafés, su estatura era cercana a la de Gale y su forje era la de un soldado, era obvio que venía de Zatjar, la ciudad del desierto–. ¿Por qué te niegas a tu destino, Victoria?
–No se de que hablan– dije retrocediendo pero era muy tarde, el elfo estaba a mis espaldas–, yo sólo estoy aquí para hacer mis pruebas de gremio. No tengo idea de quienes son ustedes.
–Vaya pero que descorteses hemos sido– el hombre del turbante hizo una reverencia–. Yo soy Sirhai.
–Mi nombre es Alaric– habló tranquilamente el elfo–, ya que nos conoces, debes acompañarnos.
–Yo..., no iré con ustedes– respondí mientras buscaba una manera de escapar de esa situación.
–Eso no está a discusión, vendrás con nosotros.
Sirhai extendió su mano para atraparme pero algo sucedió enonces, fue algo involuntario, mi cuerpo reaccionó solo e hizo uno de los movimientos que Gale me había enseñado la noche anterior.
Detuve su mano con mi mano izquierda dejando expuesto su costado izquierdo a donde conecté un golpe con mi mano libre, Sirhai reaccionó al dolor encogiendose ligeramente, pero yo no había terminado, solté su mano y di un golpe con mi puño izquierdo que impactó directamente en su rostro haciéndolo retroceder.
¿Yo había hecho eso?, ¿cómo?, eso no importa ahora, use esos movimientos con maestría y tan solo los había aprendido el día anterior, ¿eso significa que puedo usar los otros dos ataques que Gale me enseño?, debo descubrirlo.
–Bien, bien– el hombre moreno se limpió la sangre que había brotado de su labio–, tendré que llevarte a la mala.
En un rápido movimiento se desprendió de su túnica negra y dejo al descubierto una armadura negra, estoy segura que es de Zatjar, he visto muchas de ellas en los libros, su diseño esta especializado en el combate desértico, su coraza es ligera y flexible pero muy resistente, sus botas eran aun más ligeras al igual que sus guanteletes, no llevaba ningún casco ya que el turbante cubría su cabeza.
–Tú lo quisiste de este modo– dijo mientras alcanzaba la cimitarra que llevaba a su espalda, era una de sus armas ya que llevaba varios cuchillos en su cintura y en sus muslos–, pero no puedo matar a alguien que esta desarmado.
Me lanzó uno de sus cuchillos y desenvainó su larga espada del desierto. Ahora si estoy en problemas.

                           *****

¿Pero dónde se ha metido?, ya he buscado por todo el palacio y no logró encotrarla, el último lugar donde busqué fue en su habitación pero también estaba vacía, ¿en dónde te metiste Victoria?
Los maestros fueron a ver las pruebas de ingreso a los gremios junto a todos los nobles, pero yo he decidido buscar a Victoria para partir de inmediato al gremio y comenzar con su entrenamiento.
Cierto, ella es..., no me di cuenta, pero ella es la séptima hija de un séptimo hijo, a ella la he estado buscando todo este tiempo y no me he dado cuenta. Sólo hasta que los maestros me dijeron que ella era me di cuenta.
–¿Quién eres tú?
Al girarme vi a un joven de tal vez unos dieciocho con cabello negro y ojos café, llevaba un armadura de caballero, era obvio en que gremio estaba.
–Eso no te importa– le respondí siguiendo mi camino.
–Ah, tú eres el nuevo protector de Victoria– dijo acercándose a mi, al parecer conoce a Victoria–, ¿tienes alguna idea de donde esta?
–No.
–Pero si eres su protector...
–Protector no niñera.
Él frunció el ceño y estaba a punto de contestarme cuando escuché el sonido de dos espadas chocar, sí, era inconfundible, al parecer el también lo escuchó porque miraba en la dirección de donde el sonido vino.
–Conociendo a mi prima debe de estar en problemas– dijo el chico–. Vamos.
¿Prima?, eso no importa ahorita, lo que importa es que Victoria esta en problemas y debo ayudarla.

                           *****

Volví a bloquear su ataque, esta vez me costó más trabajo hacerlo, llevaba sólo unos minutos peleando con él pero evadir sus golpes y bloquearlos era bastante difícil.
–¿Dices ser una séptima hija?, ¡vamos atácame!
–Sirhai, tómalo con calma– dijo el elfo que no se había movido un centímetro–. ¿A caso quieres que el jefe se moleste?
–Ya lo se, pero no me divierto así– Sirhai lanzó otro ataque con su cimitarra–, ella no hace nada para matarme.
¿Matarlo?, yo nunca haría algo así, nunca mataría a nadie.
–Yo no te mataría– le dije a lo que ambos se sorprendieron–, nunca le quitaría la vida a nadie.
–¿Entonces como protegerás a alguien?– Sirhai me preguntó, yo..., no lo se, nunca había pensado en eso, nunca me había plantado el matar a alguien–, a Lloyd le decepcionará saber que el miembro más esperado de nosotros no pueda matar a alguien.
¿Lloyd?, ese nombre...
Me descuidé por un segundo y Sirhai aprovechó para golpearme en el vientre y hacerme caer al suelo.
De inmediato sentí el dolor recorrer todo mi cuerpo, aquel golpe me había causado el peor dolor que he sentido hasta ahora.
–Eres un desperdicio, creo que será mejor matarte ahora– él levantó su cimitarra para terminar conmigo, el dolor me ha paralizado, no puedo defenderme–, le ahorrare tiempo a Lloyd.
Cerré los ojos para esperar mi fin, pero nunca llegó en vez de eso escuché el sonido del metal cayendo al suelo.
–Siento tardar– escuché la voz de alguien a quien me alegraba escuchar, quién ahora es mi protector–, pero tu primo es bastante lento.
Al abrir los ojos lo vi ahí frente a mi con ambas espadas en las manos, Sirhai estaba en el suelo mirando a Gale, a su lado estaba el elfo que tenía un cuchillo en sus manos.
–Vamos, Victoria– Seth estaba a mi lado y ayudó a que me pusiera de pie.
–Llévatela con Ursula– Gale apretó las espadas que terminaban en gancho con fuerza–, iré en unos momentos.
–Pero que niño tan entrometido– el hombre de Zatjar se levantó y tomó su espada–, tendré que darte una lección.
–¿Qué no me escuchaste, Seth?– habló de nuevo Gale–, dije que te la llevaras.
–No me iré– respondió mi primo–, te ayudaré con ellos.
–No te dejaremos solo– le dije mientras me levantaba.
–¿No lo entiendes, Victoria?– Gale me miró por un momento–, te quieren a ti y aún así te niegas a irte. Además sólo estorbarías en mi pelea.
¿Qué acaba de decir?, Gale...
–Basta de plática, es hora de morir– Sirhai se lanzó hacia Gale con intenciones de matarlo, mientras que mi protector se preparó para bloquear el golpe.

                           *****

Algo sucedió cuando estaba a punto de bloquear el ataque, ahora aquel hombre de Zatjar estaba en el suelo de nuevo, pero es no era todo, frente a mi estaba un hombre de unos veintidós años, llevaba una capa negra que lo cubría completamente del cuello a los pies y un sombrero negro con una pluma negra en él.
–¿Pero qué estaban haciendo, Sirhai, Alaric?– dijo este hombre con tono serio y tranquilo. Entonces pude ver que varios rizos rubios cayeron hasta su espalda–, la misión era simplemente investigar y si era posible llevar a la chica.
–Pero Draven– el hombre del desierto se levantó–, tuvimos la oportunidad.
–¿Y no se les ocurrió usar magia para dormirla y después llevársela?, además de todo nuestra otra misión ya ha sido completada.
Ambos se quedaron en silencio mientras miraban al hombre que estaba frente a ellos.
Aquel hombre se dio vuelta y me di cuenta de sus rasgos, era pálido bastante pálido y sus ojos eran rojos como la sangre, pero eso no fue lo que me impresionó, lo que me impresionó fue que cuando sonrió dejo al descubierto dos blancos y filosos colmillos. Es un vampiro.
–Perdonen las molestias– dijo mientras hacia una reverencia, ahí pude ver que llevaba una armadura carmesí bajo la capa, aunque no la distinguía toalmente–. No era nuestra intención pelear con ustedes, tan sólo queríamos a Victoria.
–¿Quiénes son ustedes?– pregunté.
–Somos aquellos que no tienen nombre, pero eso no te importa niño– contestó el vampiro–, ya que hemos fallado debemos irnos. Alaric.
El elfo dibujó un círculo al aire con su cuchillo y una energía los cubrió a los tres, yo había visto eso muchas veces y sabía lo que significaba: hechizo de tele transportación.
Mientras desaparecían poco a poco el vampiro sonrió hacia Victoria.
–Tarde o temprano vendrás a nosotros– fue lo último que dijo antes de desaparecer.
¿Aquellos qué no tienen nombre?, no he escuchado nada de ellos pero seguramente el viejo sabrá algo de ellos.
Me giré y regresé mis espadas a mi espalda.
–Vámonos– miré a Victoria y le sonreí–, es hora de ir a tu gremio.

                        *****

¿Mi gremio?, pero yo no he hecho pruebas, ¡cierto, las pruebas!
–No necesitas hacer pruebas– dijo Gale, ¿puede leer mi mente?–, tú sólo sígueme.
¿Pero a que gremio entraré?, ¿Gale estará conmigo?, ¿por qué me preocupa eso?
–Victoria– Seth me miraba fijamente y con seriedad–, este gremio al que irás es algo muy especial, esfuérzate.
Tras esto comenzó a caminar tras Gale.
¿De qué se trata todo esto?
                      
                         *****

Seguí a Gale por todo el palacio hasta entrar en una sala diferente a todas las demás en esta estaban..., ¡los cuatro maestros superiores de los gremios!
Fatos; el maestro del gremio de la magia elemental y blanca.
Sora, el maestro del gremio arcano.
Rabulas el maestro del gremio de los caballeros.
Pero falta alguien, yo se que lo vi hace unos momentos..., ¿dónde esta él?
–¿Es ella?– preguntó el reptil acercándose a mi. Es bastante intimidante contando que mide más de dos metros–, no se ve tanto como un séptimo hijo.
–Tú no sabes nada acerca de eso– intervino el elfo–, puede ser que guarde un gran poder en su interior.
–Oye, no me hables de ese modo orejas puntiagudas– el Ripten dijo de modo amenazante mientras el elfo le lanzó una mirada de odio.
–Basta ustedes dos– esa voz...–, a veces se comportan como niños pequeños– tiene que ser él.
Cuando vi de donde venía esa voz fue cuando no pude evitar que una sonrisa se formará en mi rostro, después de cinco años no había cambiado en nada, seguía siendo el mismo Raven que yo conocí.
–No se cómo es que se hacen llamar maestros superiores– sí, era él es inconfundible con esos rasgos, con su cabellos castaño y sus ojos avellana.
–Este sangre fría lo hace muy difícil.
–¿A quién llamas sangre fría?
–¡Basta!– gritó el último maestro. El maestro del gremio de los jinetes: Raven Degenhart, mi hermano mayor y primogénito de la familia Degenhart.
–Raven...
–Victoria– él se acercó a mi y me abrazó–, siento que haya pasado tanto tiempo sin verlos, pero tengo responsabilidades como maestro superior de gremio.
–Siento interrumpir– Gale estaba totalmente serio, algo anda mal–, pero debo llevarme a Victoria lo antes posible.
–¿Eso a qué viene?– preguntó mi hermano notando la seriedad con la que Gale había hablado.
–No somos los únicos que buscamos a Victoria, los que no tienen nombre también están tras ella.
Todos los maestros se miraron entre ellos y después me miraron.
–Los Yaman, ya veo– dijo Fatos mirándonos fijamente.
–Es esencial que comiences tu entrenamiento, Victoria– dijo mi hermano–, ya todo está arreglado, mamá y papá ya saben que te irás pero han puesto una condición.
¿Condición?, espero que no sea algo como que alguien tendrá que ir conmigo...
–Seth irá contigo– dictaminó mi hermano.
¿Seth?, de todos los que me podían acompañar, ¿por qué mi odioso primo?, además Gale ya va conmigo, no veo la necesidad de que alguien más vaya conmigo.
No me queda más que aceptarlo, pero no se me ha dicho a que gremio entraré..., creo que se lo preguntaré a Gale en cuanto pueda.
–Iré por algunas cosas que necesito– dije saliendo de la habitación, pero me quedé afuera y escuché todo lo que dijeron.
–Tienes que cuidarla, Gale– habló mi hermano–, si ellos andan tras ella ambos están en peligro.
–Ellos me dan igual, por mi pueden venir.
¿Qué diablos le pasa a ese chico?, ¿a caso no tiene miedo?, se qué es muy bueno cuando se trata de pelear pero esos tipos de hoy..., son de otro nivel... ¡Silencio, Victoria! No digas eso, así nunca lograrás nada, debo entrenar para derrotarlos aunque eso signifique..., matar...
–Se quien eres muchacho– de nuevo mi hermano–, conozco tu pasado y no confío totalmente en ti, pero mi hermanita sí.
–No debes preocuparte, Raven, yo la cuidaré incluso si muero al hacerlo– escuché sus paso que venían hacia la puerta, salí corriendo de ahí pero no sin antes escuchar unas últimas palabras que dijo Gale–: Ella es algo especial.
                           *****
–¿Y por qué yo debo de ir?– preguntó Seth molesto.
Cuando empaqué lo que necesitaba fuimos a ver a Seth, al parecer el idiota de mi primo se negaba a acompañarme incluso aunque el tío Oswin lo había ordenado.
–Tu padre lo ha ordenado– respondió Gale con tranquilidad–, ¿por qué tanto escándalo?, sólo vámonos de una vez ya me cansé de estar en este lugar.
–Me niego, ¿por qué no va Marshall?– preguntó Seth de nuevo molesto.
–Porque él ha regresado al gremio de los caballeros, al parecer le dieron una misión– dijo una voz desconocida para mí.
En la habitación había entrado una joven de la misma edad de Gale por lo que yo veía, llevaba una túnica negra que combinaba con sus cabello negro con mechones morados.
–Ursa, pensé que tardarías más– dijo Gale sonriendo al verla–. Victoria, Seth ella es Ursula, una compañera de mi gremio.
La compañera de Gale posó sus ojos cafés sobre mí, me estudiaba, ¿por qué?
–Está bien, nos iremos sin ti– dijo Gale mientras caminaba para salir de la habitación–, no necesito a un idiota como tú. Vámonos chicas.
Seth de quedó en silencio mientras  nosotros salíamos de la habitación.
–Esperen– mi primo se levantó–, sólo con una condición.
Gale lo miró con seriedad para después asentir.
–Quiero que me entrenen en ese gremio– Seth apretó los puños con fuerza–, no quiero ser un estorbo cuando aparezcan enemigos como los de hoy.
–Bien. Andando
Los enemigos de hoy..., los Yaman, ¿qué quieren ellos conmigo?, ¿por qué yo?, nadie me ha explicado nada, sólo se que me llevarán a un gremio sin hacer pruebas, debe de ser un gremio diferente, un gremio especial.
Pero si eso significa que podré proteger a quién me importé lo haré, iré a ese gremio y me volveré más fuerte.
No decepcionaré a nadie, no te decepcionaré, Gale.


Rolling Star [Saga ReveHult]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora