El templo de los héroes.

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El cielo nublado acaparaba toda mi visión, mi cuerpo pesaba y no tenía fuerzas. Disparar esa flecha fue más desgastante de lo que pensé.
–Pero si que fue un buen disparo– una sombra con brillantes ojos azules estaba frente a mi, en ese momento mis ojos estaban tan cansados que no sabía de quien se trataba–. Creo que te luciste, Victoria.
Me miró y sus ojos azules centellearon junto a la sonrisa que llevaba en un su rostro. Mis cansados ojos poco a poco se fueron cerrando.
–Tómate un descanso, lo mereces.
                          
                              ******
Mi hermano estaba frente a Victoria en el momento en que ella quedó inconsciente, usar un ataque como ese aún es muy agotador para ella.
El enorme gigante hecho de nubes había caído y se había desvanecido de la misma forma que había aparecido, ahora un enorme puente de madera colgaba a través del acantilado dándonos un paso seguro al otro lado.
–Gale, será mejor que cargues a Victoria por lo que resta del trayecto.
Cruzábamos por el puente mientras yo cargaba a Victoria en mi espalda, podía sentir su aliento contra mi cuello, el lento movimiento de su cuerpo al subir y bajar con cada respirar. Tragué saliva mientras aferraba más su cuerpo, tenerla tan cerca se sentía tan bien; no quería separarla de mi ni un momento. Sólo quería tenerla tan cerca de mi como me fuera posible.
–¿Estás bien, Gale?
Ursula me miraba desde en frente con curiosidad mientras seguíamos avanzando por el puente colgante, podía notar en su rostro algo de sorpresa y una ligera sonrisa pícara apareció en su rostro.
–¿Por qué estás tan sonrojado?– dijo mientras caminaba de espaldas confiando totalmente en sus desarrollados instintos de asesino–, ¿es acaso por qué tienes a Victoria tan cerca de ti?
–N-no sé d-de que hablas– respondí tratando de titubear lo menos posible.
–¿Acaso su respirar te pone nervioso? ¿El saber que tienes tan cerca ese cuerpo tan perfecto?– esa sonrisa maliciosa volvió a aparecer en su rostro mientras sus ojos destellaron a la luz del ya tranquilo cielo–. ¿Es acaso eso? Tener a Victoria tan cerca, su cuerpo moldeado por el entrenamiento y su belleza. ¿A caso es eso? ¿Gale Daix se pone nervioso ante la mujer que ha robado su corazón?
Abrí la boca para contestar pero ningún sonido pudo salir. El frío sudor comenzó a bajar por mi rostro mientras sentía mis mejillas arder ante todo lo que ella había dicho, el pensar en lo que dijo, en Victoria. Mi corazón late con fuerza cada vez que pienso en ella; cada vez que lo hago siento necesidad de besarla de nuevo.
Llegamos al otro lado del puente y Ursula de nuevo me miró antes de seguir su camino junto a Seth. Pasó tanto tiempo a mi lado que ella sabe leerme a la perfección.
La admiro por eso.
–Admiren, las puertas del templo de los héroes– Ademar se detuvo ante las enormes puertas de piedra, extrañas inscripciones estaban grabadas en ellas en un idioma antiguo del cual no tengo conocimiento alguno–. Ahora sólo falta abrirla.
–Tú sabes cómo– espeté–, hazlo de una buena vez.
Sus fríos ojos azules me miraron y una sonrisa apareció en su rostro.
–Tienes razón ésta vez, Gale. No hay tiempo que perder– colocó la palma de su mano frente a las enormes puertas de piedra y dijo–: En nombre de Brin te ordeno que te abras.
El colosal rugido de las puertas resonó por todo aquel bosque mientras lentamente el templo dejaba su entrada libre para nuestro paso por aquellas antiguas puertas que lo protegían.
La cámara principal quedó a la vista de todos con un enorme patio circular de oscura piedra. Cuatro enorme pilares se extendían desde cada uno de los puntos cardinales del círculo llegando hasta la cima de la bóveda en el templo, en la cima de éste templo había dos cataratas que caían a los alrededores de aquel círculo de piedra negra formando un lago a su alrededor. Las paredes estaban adoradas con más inscripciones algunas ocultas por altas enredaderas que se abrían paso por las paredes sin dejar un espacio sin su verde.
–Será mejor que ellos descansen un poco– mi hermano llegó al centro del círculo mientras los demás entrabamos lentamente hasta llegar al centro junto a él–. Todos deben descansar y entrenarán con Royse, ella los entrenará.
Las colosales puertas comenzaron a cerrarse lentamente mientras todos nosotros comenzábamos a dejar lo poco que traíamos en el centro del círculo.
–Gale, tú vendrás conmigo– mi hermano comenzó a caminar a la parte norte del círculo mientras yo dejaba a Victoria suavemente el suelo–. Date prisa y todos los demás también deben darse prisa, a partir de hoy tenemos dieciocho días exactos antes de la coronación, deben ser lo suficientemente fuertes para pelear con los Yaman para entonces.
A pesar de sus palabras yo no despegue la mirada de la chica de cabellos castaños que tenía frente a mi, se miraba angelical al verla dormir tan tranquila. Miré sus labios, deseaba con todo mi ser probarlos de nuevo. Si no haga nada para detener a los Yaman no podré hacerlo de nuevo.
Me levanté y caminé hacia donde mi hermano me esperaba, noté su sonrisa al verme caminar hacia aquel lugar.
–Pero creo que alguien está decidido– de nuevo colocó su mano frente a él y ordenó que se abriera la puerta.
Por extraño que pareciese un extraño destello de luz apareció en la pared de aquel lugar y dejo a la vista un extraño paisaje: se trataba de un desierto cuyo cielo de color negro absorbía cualquier otro color que hubiese en aquel lugar, la única luz que había era la extraña luna de un color azul pálido cuyos fríos rayos iluminaban aquel lugar.
–Prepárate, Gale.
–¿Para qué?
–Una travesía con los ojos abiertos de la luz a la oscuridad.
Y sin más los dos atravesamos aquella puerta dejando a todos los demás en el templo.
                          *******
Cuando comencé a despertar poco a poco la tenue luz del atardecer se filtraba por lo más alto del techo que tenía frente a mi, ya no estaba en el bosque donde habíamos luchado con aquel gigante de nubes. Me encontraba mirando fijamente la bóveda de lo que yo suponía era el templo de Alviôn.
Miré a mi alrededor y no pude ver a nadie, estaba sola en lo que parecía un círculo de alguna piedra negra que desconocía.
Alrededor de éste círculo el agua cristalina caía por dos largas cascadas que provenían de lo más alto del templo; mi adolorido cuerpo pedía a gritos un poco del líquido que corría por aquel canal y yo hice casos a las necesidades.
Aquel sabor era diferente a cualquier agua que haya probado antes, más dulce que el vino de Brin, refrescante. Perfecta.
Los dolores de mi cuerpo comenzaron a desaparecer poco a poco, mientras que todo el cansancio que aún tenía se disipó de golpe al beber aquella agua.
–¿Pero de que se trata esto?
–Es el agua de vida– la dulce y conocida voz de Royse resonó por todo el templo de Alviôn–, curará cualquier herida y quitará todo el cansancio de un cuerpo.
Cuando me giré estaba junto a todos los que nos habían acompañado en éste viaje, para mi mala suerte todos ellos estaban cubiertos en sudor, heridas y magulladuras; Seth y Grimm'jok jadeaban de cansancio mientras que Ursula sostenía a Astrid en sus hombros para que no callera al suelo. Royse en cambio no presentaba ninguna herida en su cuerpo y una sonrisa de victoria se plasmó en su rostro al verme.
–¿Estás lista para empezar tu entrenamiento, hermanita? Aunque ya debes saber que no podrás combatir y ganar contra mi.
Tras de ella se abrió un portal donde podía ver una pradera con pastizales azules y una luna que brillaba de un color carmesí iluminando aquellos prados que aparentaban ser el océano.
–¿Qué dices?– sonreí con malicia cruzando miradas con mi hermana–. He estado esperando desde hace años por éste momento.
                          *******
El calor de éste desierto nocturno era diez veces peor que en Zatjar, la arena quemaba al contacto con la piel, mi cuerpo pesaba el triple que en ReveHult y como mi hermano lo había dicho: el tiempo pasa más lento, un día aquí dentro es tan sólo cuatro horas en ReveHult.
Mis piernas temblaban y la cálida sangre resbalaba por mi rostro, mi mano apenas y podía sostener la espada de hielo que había creado hace poco más de unas horas, era mi tercera espada en lo que llevaba de día y mis cálculos indicaban que llevábamos ya dieciocho horas seguidas con el entrenamiento.
–¿Qué pasa, héroe?– los relámpagos provenientes de sus espada se hacían cada vez más fuertes mientras que su sonrisa no se desvanecía ni un segundo de su rostro a pesar de la sangre que caía desde su ceja– ¿Eso es todo?
Se lanzó de nuevo hacia mi y comenzó de nuevo el intercambio de golpes.
Un rodillazo en mi costilla me hizo retroceder mientras lanzaba otro ataque con mi espada de hielo que se destrozó al contacto con la espada de mi hermano.
–Vamos. ¡Pelea!
Lanzó un hechizo de relámpago el cual me impacto de lleno y me hizo caer a la arena, el sentir aquella arena en mi piel me dio la sensación de estar dentro de las fauces de un dragón de fuego y sentir la agonía de ser quemado.
–¿Eso es todo, así planeas proteger a Brin?– sus fríos ojos azules me miraron con desdén y desafiando mi poder– ¿Así planeas proteger a Victoria y derrotar a los Yaman? Si es así Lloyd te matará fácilmente.
Ya veo así que eso crees. Yo los protegeré cueste lo que cueste.
–¿Qué dices?– creé una espada de relámpagos y estos brotaron incontrolablemente de mi mano e incluso de todo mi cuerpo, sus ojos se abrieron como platos al verme liberar tal cantidad de energía–. Claro que yo mismo los derrotaré cueste lo que cueste. ¿Quién demonios crees que soy?
Blandí la espada con ambas manos y me lancé al ataque de mi hermano.
Evadió el primer ataque por parte de mi espada pero mi rodilla impactó directamente su vientre haciéndolo retroceder. Muy lento. Mi golpe relámpago dio de lleno en su rostro lanzandolo contra el suelo.
–Vaya, héroe– se levantó sin señal de haber sufrido daño por mis ataques, limpiaba la sangre que brotaba de sus labios y liberó más energía que se concentró en su espada–. Al fin comienzas a luchar. Las espadas chocaron dejando escapar un chillido ensordecedor al chocar dos energías eléctricas de tal magnitud, nuestros ojos se encontraron y por primera vez noté que ambos estábamos sonriendo al combatir.
Evadí su patada mientras que él logró evadir el ataque de mi espada y quedó frente a mi.
–¿Sabes porque deben entrenar así, combatiendo?
Yo negué con la cabeza ante tal pregunta pues en cuanto entramos al portal él desenfundó su espada y comenzó a atacarme sin piedad.
–Deben entrenar todo lo que han aprendido y adaptarlo a su cuerpo, liberar todo el poder que llevan dentro. No sirve de nada saber todo si tu cuerpo no puede hacerlo. –¿Eh?– sonreí y me moví a una velocidad la cual no recordaba poseer hasta quedar frente a él, sus fríos ojo azules me miraban sorprendido por primera vez en su existencia–. Yo puedo hacer cualquier cosa.
–No seas tan confiado, niño– bloqueé su espada mientras retrocedía y detenía su espada sin gran dificultad logrando que se sorprendiera de nuevo.
–¿Qué pasa, Ademar?– las chispas volaban por todo el lugar mientras lo hacía retroceder con la fuerza que aplicaba con mi espada–. Pensé que me derrotarías fácilmente.
–Te dije...– poco a poco su espada fue empujando contra la mía hasta quedar frente a frente conmigo, la furia en sus azules ojos ardía ahora con más intensidad que antes. Recibí un cabezazo directo a mi cara que me hizo retroceder con un gran sangrado de nariz mientras mi hermano me veía con gran seriedad–. Te dije que no te confiaras, niño.
                            *******
Los azules pastizales se movían de un lado al otro con el son de los fríos vientos que soplaban en aquella pradera fuera de lo común. El tiempo pasaba más lento en éste lugar y mi cuerpo se sentía más pesado que de costumbre. Tal como me había explicado mi hermana todos los portales llevan a escenarios similares a éste con las mismas condiciones pero diferentes ambientes, cada ambiente tiene algo en especial en su entorno en el caso de ésta pradera sus pastizales azules tenían ese color debido a una toxina que paraliza tu cuerpo al tacto con ellos. Un brutal ejemplo de que la belleza es  dañina aunque su apariencia no deje ver esas cualidades.
–¿Estás lista para comenzar?– sus ojos esmeralda centellearon bajo la luz de la luna carmesí mientras su sonrisa se dibujó de nuevo de oreja a oreja–. ¡Porque yo sí lo estoy!
Esquive el hechizo que había lanzado hacia mi mientras retrocedía y lanzaba flechas de trueno a mi hermana la cual las evadía con facilidad creando plataformas mágicas para no caer en los pastizales azules.
–Tienes que ser mejor que eso.
Logré contrarrestar su hechizo de fuego con un rayo de hielo mientras retrocedía ante la nube de vapor que se había creado. Podía escuchar sus movimientos dentro de la nube de vapor. No caería en una trampa tan absurda como esa.
Me concentré lo mejor que pude y creé en mi mano una pequeña esfera de viento y la lancé hacia el vapor logrando que éste se disipara y dejara a la vista los pastizales ahora quemados por el fuego. No había señal de ella.
–Aún tienes mucho que aprender.
Una enorme pared de tierra comenzó a surgir a mis espaldas mientras que largas enredaderas aprisionaron mis muñecas y tobillos incapacitando mi movimiento, estaba atrapada.
Royse surgió de un agujero en la tierra, una enorme raíz la sostenía mientras que otras dos raíces surgían a su alrededor.
–Aún es imposible para ti vencerme, niña.
Las raíces se avanzaron sobre mí...

El frío contacto con el agua me hizo despertar, al abrir los ojos me di cuenta de que estaba bajo el agua y a pesar de eso, podía respirar sin problema alguno.
Podía ver la enorme plataforma circular del templo sobre mi y la luz de la luna filtrándose en por el agua, abajo de mi sólo había oscuridad, no se podía ver nada más sólo un profundo negro que devoraba toda luz que se atrevía a llegar hasta ese lugar. Sentí un profundo miedo al mirar esa oscuridad como si algo maligno habitara en la fosa del templo.
Cuándo nade a la superficie miré a todos los demás, aunque ya no tenían heridas en su cuerpo todos ellos miraban la fogata mientras ni hermana ponía al fuego trozos de carne, repartía vino y agua para todos y por lo poco que pude escuchar les hablaba del entrenamiento de mañana.
–Ah, Victoria, veo que te has curado– una cálida sonrisa casi me hace olvidar que fue ella quién me dejó inconsciente en nuestra batalla. Pensar en la batalla me da escalofríos, pensar que ella tiene un poder de tal magnitud; debo entrenar duro si quiero derrotarla–, debes comer algo para poder tener fuerzas para el día de mañana.
La calidez de la fogata me sedujo y el delicioso olor de la carne terminó el trabajo, mi asiento fue junto a Seth que miraba la bóveda del templo sin quitar la vista de ahí.
–¿Dónde está Gale?
–Aún no regresa ni él ni Ademar– contestó mi hermana sin retirar la vista de la fogata–. Es difícil saber cuando volverán, seguramente hasta que uno de los dos se desplome y no pueda más. Así son ellos dos.
Yo sonreí y miré fijamente a mi hermana.
–Conoces bastante bien a Ademar, ¿cómo fue que lo conociste y te enamoraste de él?
Los colores se le subieron al rostro mientras apartaba la vista de las flamas y miraba la bóveda del templo.
–No se de que me hablas.
–Vamos, cuéntame tú historia con él, una historia de fogata como cuando eramos niñas.

Rolling Star [Saga ReveHult]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora