Lloyd

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Los Yaman.

Los Bendecidos por los dioses.

No sólo somos mercenarios como ellos creen, somos más que eso.

Somos la revolución. Somos aquellos que cambiarán ReveHult y su destino para siempre.

Somos el nuevo ideal.

Somos todos y no somos nadie.

Cuando comencé a reunir a los Yaman me di cuenta que de que no sólo compartía ese lazo especial de ser sólo séptimos hijos.

No.

Compartíamos un sólo ideal. ¿Cuál?

No nos importa en lo más mínimo el rey o cualquier autoridad, nos da igual el honor de un noble o de la familia de la que provenimos.

No vemos sentido en seguir como corderos a un rey infame y sin nombre que no tiene ni idea de que existimos y sólo nos utiliza cuando hay una guerra o es necesario que lo protegan. Eso no es un rey, no es un gobierno. No es soberanía.

Eso no tiene nombre alguno. Tiranía es una palabra demasiado hermosa para describir lo que hacen ellos.

Pero son más idiotas aquellos que los siguen.

Es por eso que decidí expandir a los Yaman, decidí buscar personas con mis ideales, que me siguieran que dejaran de lado su honor y pelear por estos ideales, tanto así que fueran capaces de traicionar a sus propias familias, incluso llegar a matarlos.

Así lo hice yo. Maté a mi propio padre y me fui, ahí fue cuando comencé con la creación de los Yaman.

¿Nuestro objetivo?

Al principio sólo quería reunir a los séptimos hijos... Pero pronto mientras más pensaba y me daba cuenta lo que en realidad quería me di cuenta.

Quería cambiar ReveHult.

Todos queríamos cambiar a ReveHult.

Hasta ahora sólo he encontrado a seis de los siete séptimos hijos que como estaba destinado aparecerían en un momento determinado. Esta era la era donde aparecerían y harían un gran cambio en ReveHult.

Todos ellos desafiarían a sus propias familias por sus ideales.

Los nombraré a todos.

Crystal Lacouture.

La menor de todos nosotros, tan sólo tiene dieciocho años y es una de las primeras que recluté. No hace más de diez años.

El palacio de su familia estaba en llamas y todos estaban muertos.

¿Cómo se eso?

Nosotros mismos los habíamos matado a todos.

Nos había llegado el rumor de una séptima hija así que fuimos a comprobarlos y como su familia no accedió a entregar a la niña tuvimos que matarlos a todos.

Aún la recuerdo en medio del salón en llamas, llorándole al cuerpo sin vida de su madre.

Yo me había acercado a ella cautelosamente, no me había visto durante la masacre y al acercarme ella creyó que yo la salvaría. Creía que yo la protegería.

–Por favor...

–Está bien, pero antes debes de saber algo.

Ella me miró, sus ojos oliva me cautivaron, debía decirle que yo había sido el culpable de todo lo que había pasado, de la muerte de todos sus familiares. Pero no lo hice, en vez de eso pasé mi mano por sus cabellos plateados y le sonreí antes de decirle:

Rolling Star [Saga ReveHult]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora