Rolling Star [Saga ReveHult]

Regreso a Brin

Ya han transcurrido trece días en ReveHult y nuestro entrenamiento en las dimensiones es cercano a los dos meses.
Durante éste tiempo nos hemos vueltos fuertes; Gale y Ademar salían muy poco de sus entrenamientos, cuándo salían de aquellas dimensiones, lo hacían con la ropa destrozada y heridas en todo el cuerpo. Aquellos dos peleaban a un ritmo fuera de lo ordinario, podía sentir la presión de su poder incluso estando en otras dimensiones, esos poderes son tan increíbles.
Mi nueva habilidad de séptima hija residía en mis ojos, ahora con ellos podía ver cada movimiento que hacían mis rivales e incluso predecir cual sería su siguiente movimiento; al principio fue difícil adaptarme a ellos ya que con el pasar de las horas mi ojos comenzaban a doler y tenía que luchar contra el dolor, pero ahora podía pelear perfectamente sin ningún dolor. Debo decir que con ayuda de mis amigos del gremio y el duro entrenamiento de mi hermana me he vuelto muy fuerte, mis movimientos se han vuelto ágiles y precisos, mi cuerpo se ha fortalecido y he llegado a manejar la magia a un nivel bastante alto.
Ahora estaba aquí, en un frío y oscuro lugar rodeado de hielo y desolación. El glaciar donde combatimos mi hermana y yo se hacia trizas a cada ataque que lanzábamos la una a la otra, Royse estaba frente a mi, había un enorme sello mágico tras de ella del cuál brotaban los hechizos que ella invocaba; la invocación del titan había sido derrotada hace poco con ayuda de uno de mis hechizos secretos y pronto mi hermana también caerá.
–Debo admitir que te has vuelto fuerte– en su mano derecha sostenía una espada hecha de un cristal más resistente que el acero y tan afilada como la mejor cuchilla–, pero aún no me has derrotado.
Había sido una lucha larga de dos días en los cuáles no hemos reprimido ningún ataque, hemos peleado con todas nuestras fuerzas.
Royse se lanzaba con todas sus fuerzas hacia mi, pero yo podía verlo todo con mis ojos, podía ver todos sus movimientos y todos los patrones de sus movimientos, no había forma de que ella acertara un golpe.
Mientras más tiempo pasaba más lenta se volvía mi hermana al pasar el tiempo, cada ataque fallido de su parte significaba un golpe que yo acertaba.
–Vaya– mi hermana cayó de rodillas al suelo tratando de recuperar el aliento, su cuerpo temblaba mientras la sangre y el sudor formaba un charco a su alrededor–. Has ganado ésta, concentra energía en tus ojos y éstos regresaran a ser como antes, así podrá ser tu técnica secreta.
Cayó y quedó inconsciente. Seguí su consejo y mis ojos comenzaron a cerrarse poco a poco, luché contra el impulso de cerrarlos y me cargué a mi hermana al hombro.
Es hora de salir de éste lugar.

                          *******

Ademar retrocedió y cayó de rodillas mientras se sostenía de su espada. Había liberado todas sus cadenas y aún así no había podido vencerme, mi cuerpo se estremecía a cada segundo que pasaba, la energía que liberaba el cuarto sello era demasiada y como yo sospechaba mi cuerpo aún no está listo.
Liberar el quinto sello tendría graves consecuencias.
–Yo tenía razón– mi hermano me miró con sus ojos azules, ésta vez eran totalmente diferentes a cualquiera que hubiese visto antes; había algo más que sólo frialdad, había orgullo y felicidad–, tú si podrás derrotarlos. Se levantó con muchas dificultades, tambaleándose, caminó lentamente hacia dónde yo estaba.
–Bien hecho, hermano. Papá estaría orgulloso...
Su cuerpo cedió al cansancio y yo lo sostuve evitando que cayera.
–¿Papá?, y no estás hablando del viejo Wallace. ¿Cierto?
Él asintió con la cabeza y quedó inconsciente.
Papá...
Hace mucho que no había pensado en él, en mi familia que fue borrada de éste mundo por las llamas y las espadas de los Yaman.
Yo siempre he buscado venganza por eso, matarlos, pero ahora sólo lo hago por proteger a mis hermanos y a la nueva familia que formé en el gremio.
–Tsk, quién diría que llegaría a pensar éste tipo de cosas– el rostro de Victoria apareció en mi mente y no pude evitar sonreír–, quién diría que alguien cambiaría mi vida tanto.
Abrí un portal y llevando a mi hermano por los hombros, me dispuse a salir de la dimensión.