Capítulo 10

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- Es mi madre - dije con los ojos abiertos.

Nos quedamos petrificados al oír el tintinear de las llaves y luego el sonido de la puerta al cerrarse. Había un par de habitaciones entre el vestidor y la cocina, por lo que teníamos unos... bueno, nunca fui bueno en matemáticas, digamos que teníamos una cierta cantidad de segundos para aparecernos en la situación menos embarazosa posible.

Mackenzie cogió su ropa y yo acomodé mis pantalones. Tomé una camiseta azul que estaba tirada y arrugada en una silla y me la puse.

Le arreglé el cabello de una forma bastante tonta con las manos porque, si hay algo que delata a las niñas, es el cabello alborotado. Y yo tenía historia con ello.

Mi madre debe de haberse entretenido con su bolso y su bata, como siempre hacía. Tardaba algo en sacársela y colgarla. En fin, nos dio tiempo suficiente para vestirnos, y para aparentar una situación normal nos sentamos en la mesa, uno frente a otro y cuando ella llegó a la cocina, nos hicimos los sorprendidos.

- ¿Mackenzie? - dijo con sorpresa y una pizca de felicidad.

Ella siempre había querido que me junte con la chica de al lado. Era inteligente, ordenada, correcta, educada, y muchas más cosas que terminan en -ada y que obviamente yo jamás fui.

- ¿Cómo estas, Sally? - Mackenzie se paró para saludarla y luego se volvió a sentar.

- Bien, disculpa que me haya sorprendido así, es que no sabía que tu y Connor... oh, Mack, ¿le estás explicando álgebra?

Hice una mueca de desconcierto, pero luego miré hacia abajo y todo se aclaró. Da la casualidad de que nos sentamos justo al lado de mis apuntes de álgebra del colegio. Los había puesto sobre la mesa hacía unos tres días para no olvidarme que tenía un examen el jueves. De todas formas lo había olvidado.

- Si... - comenzó mi vecina - No vamos muy rápido pero.. esta progresando.

Maldita, me hacía quedar mal apropósito.

- Lo se, querida. Pero gracias por ayudarlo. Te quedas a cenar, ¿verdad?

- No - dijimos ambos a la vez.

- Es que... mi madre está preparando mi cena favorita y no me gustaría dejarla abandonada.

- No, no, por supuesto. Connor puede invitarte otro día, creeme, necesitará más ayuda con todo ésto - señaló mis apuntes. - Si no tienes problema, claro.

- Por supuesto que no - contestó ella y me miró conteniendo una risa.

- Oigan, estoy aquí - les recordé.

Ambas se rieron. Lo único que le faltaba a mi madre para regañarme por cuestiones del colegio era una aliada. Y ahora la tenía.

- Creo que me iré - dijo Mackenzie mientras se paraba. - Ha sido un placer, Sally.

- ¡Envíale un saludo a tus padres! - gritó desde atrás mientras caminabamos hacia la puerta.

Ya unas habitaciones alejados de mi madre, que no podía escucharnos, le abrí la puerta y me apoyé en el marco.

- ¿Hay algo esta noche? - pregunté.

- Siempre hay algo - respondió - pero no para nosotros. Realmente hay un examen de álgebra mañana.

- Espera, ¿vas a mi clase de álgebra? - me extrañé.

- Desde el primer año, Connor - suspiró rodando los ojos.

- Lo siento - dije fingiendo pena. 

- Adiós - dijo mientras se alejaba y cruzaba el cantero hacia su casa.

- Adiós - respondí, aunque dudo que me haya escuchado.


Volví a la cocina con ánimo de correr hacia mi habitación lo antes posible para no tener que aguantarme la charla que seguramente venía con mi madre. Pero no lo logré, porque la comenzó de todos modos.

- Que sorpresa que Mackenzie estuviera aquí, Connor. No me habías dicho nada sobre las tutorías - dijo mientras fregaba los platos.

- Si.. eh... es que ha empezado hoy. Pero.. estoy bastante seguro de que he entendido todo, ya no habrá necesidad de...

- ¡Estas reprobando más de la mitad de las materias, hijo! Si hay una chica intentando ayudarte, no lo desperdicies.

- Mamá, de veras, no lo necesito. Las aprobaré, ya verás - Sí... eso no iba a pasar.

- Entiende esto - dijo mientras se secaba las manos para poder mirarme seriamente - el año que viene empezarás la universidad. Yo puedo pagarte una, es cierto, pero necesitarás unas notas medio decentes para entrar en una buena. El dinero no lo compra todo, Connor.

- No necesito asistir a la universidad donde fue Newton. Además, me va muy bien en el football. Y eso no necesita universidad.

Mi madre suspiró. El mismo suspiró de decepción y cansancio que había hecho Mackenzie momentos antes. ¿Por que será que las mujeres siempre lo hacen?

- Por lo menos trata de no espantarla, es una buena chica.

- Ajá - contesté y subí a mi habitación.


- ¡¿1,50?! - le grité prácticamente en la cara al profesor.

- No ha sabido responder ni lo más fácil, Sepper - dijo el viejo amargado.

Ya era jueves y hacía treinta minutos había rendido el maldito examen de álgebra. Había dado lo mejor de mi, y con eso me refiero a que completé la hoja con mi nombre y apellido Connor Sepper y marqué un par de respuestas del múltiple choice al azar y entregué. No tenía idea de formulas, de teoremas, de cómo resolver el problema del final, así que dibujé un par de garabatos y números que creía que estaban bien y lo demás no lo hice. Pero al menos pensé que llegaría a un cinco... o cuatro. Pero no; 1,50. UNO CON CINCUENTA DE DIEZ.

- Oiga... quiero decir, profesor, escuche. Necesito otra oportunidad. No le puedo mostrar esta nota a mi madre. - le dije.

- Lo siento, pero no tengo otra fecha. Tengo que entregar las fichas con las notas mañana por la tarde. Supongo que un dos es lo máximo que puedo poner en tu boletín.

- ¡No, no no!  Porfavor, escuche, puedo volver a hacerla. - le rogué.

- Escuche - me dijo - tengo que tomar un examen en segundo año mañana por la mañana. Llevaré una copia del examen; si te crees preparado y te presentas, te lo tomo. Pero tienes que prometer que harás el esfuerzo de hacerlo mejor. Y.. mucho mejor

- Lo haré, lo haré. Mañana por la mañana estaré allí. -  dije.

Mi profesor asintió y se marchó.

¡¿Cómo demonios aprendería todo esto para mañana?! Pensé oh Dios, esta vez si que la he liado.

Y luego pensé en mi madre... escucharé esos suspiros hasta el día de mi muerte.

¡Iba a tener que estudiar toda la noche! ¡Y ni siquiera sabía que tenía que estudiar!

Pero espera.

Espeeeera.

Sí había una chance de que yo aprobara esto.

Sí había alguien que tenía un grandioso 10 en álgebra en su boletín, y que estaba disponible en horario nocturno.

Y esa grandiosa opción vivía junto a mi casa.

Pero... me costaría caro, seguramente.












The boy knows something ✔ (TBKS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora