Miedo

166 16 1
                                    

Y así fue como cenando me di cuenta lo mucho que admiraba a Justin, de todo lo que hacía para que su familia estuviera bien.

Y logré entender el porqué; el entregaba amor y recibía el doble. El cómo su hermana lo llamaba, el como su padre tocaba su hombro orgulloso a pesar de no ser su hijo biológico o el cómo su hermano menor lo veía como un modelo a seguir.

Y entendí las palabras de Tabatha una tarde cuando hablaba del final de su telenovela favorita. El vivir rodeado de amor significa dejar un legado en la Tierra; y eso, era lo que yo quería. Además de logros académicos, deseo vivir tan bien en lo afectivo como en todo lo demás.

Quizá no sería fácil, pero realmente ver esa escena familia me hizo recapacitar.

Tenía mi móvil sobre mis piernas cuando sentí las vibraciones "Llamada entrante de Papá".

–Me disculpan por favor, es mi padre. –me excuse para salir de la acogedora habitación y poder escuchar la llamada.

Estaba bravísima con todos por haberme dejado plantada esperando – ¿Bueno? Donde se supone que están, debían ir por mí hace horas. No se los perdonaré, no puedo creer que lo hayan olvidado siendo que mamá insistió tanto en venir por mí. –deje salir sin apenas respirar; solo faltaba que me saliera humo por las orejas.

Un momento después la voz de mi padre se hizo escuchar, pero no como pensaba qué lo haría –Cariño... –

– ¿Papá? –mi corazón comenzó a latir fuertemente; esperaba que fuera todo un mal entendido. Pero algo decía que no.

–Estamos en el hospital –me sentí paralizada por completo, no podía creer lo que pasaba. No entendía, solo quería ir y ver a papá como siempre.

–¿Qué paso? ¿Estás bien? –todo a mi alrededor comenzó a dar giros haciéndome sentir mas abrumada de lo que ya estaba.

– N-no lo se... íbamos camino a buscarte y un auto se atravesó en el camino, fue todo muy rápido. –la voz de mi padre se hacía cada vez más ligera y quebrada.

Negué con la cabeza mientras cerraba los ojos con fuerza– Por favor díganme en que Hospital están. –

– ¿Todo en orden? –la voz de Justin me alejo de mi estado de asombro por un instante.

No, de hecho mi familia sufrió un accidente, yo... –no podía, realmente no podía con tanto. Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas una tras otra.

Cosa que hace un tiempo no habría sucedido; así que era la primera vez que lloraba frente a alguien sintiéndome tan vulnerable como nunca.

¿Por qué no podía parar de llorar? ¿Era normal? ¿Cómo las personas pueden vivir así? 

En algún momento habían cambiado mis piernas por gelatinas y si no hubiera sido por Justin, quien me tomo por la cintura, no hubiera resistido mantenerme en pie.

– Tranquila, ven acá –rodeo con sus brazos mi cuerpo mientras yo solo tapaba mi rostro. –dime en donde están, vamos de inmediato –dijo acariciando mi nuca.

No comprendo cómo logré subir al auto del padre de ojimiel mientras manejaba, yo solo podía recordar la última vez que hablamos hoy.

Lamentaba tanto ser tan fría con ellos, el haber pensado que quizás no debía ir a casa solo por las bromas de mi hermano; me hacía sentir un dolor terrible en el pecho. Una sensación que nunca había experimentado.

Y con mi madre... Dios; me sentía la peor hija del mundo. Siempre esquivando su amor, sus mimos como su fuera un acto repulsivo. ¿Tenía que pasar algo así para que recapacitara y dejara de ser la más grandísima perra? Al parecer sí.

Una mano de Justin llego a la mía, apretándola suavemente en señal de "No estás sola".

Solo le devolví una mirada, me era imposible emitir algún sonido. Era como si me hubieran robado la voz y solo hubieran dejado un vacío que recorría todo mi cuerpo emitiendo imágenes de mis seres queridos a cada minuto.

Pasamos por una gasolinera por lo necesario, el viaje era de por lo menos dos horas y media; y en estas condiciones se sentían como una eternidad.

Mis manos se movían incesablemente sin notarlo hasta que Justin tomo una de ellas nuevamente.

–Todo estará bien ¿sí? Por favor relájate. Y come algo, estás pálida. –cogió la bolsa pasado un brazo hacia los asientos traseros para ofrecerme algún alimento.

–Gracias –la verdad que no me caía ni una migaja de aquellas magdalenas. Estaba hecha un lio.

Era la segunda vez que me tomaba la mano para darme su apoyo y aunque él no lo notara servía, servía mucho.

Recordé la última conversación con Chase, había sido una perra, una pésima hermana todos estos años privándome de una buena relación llena de afecto. ¿Por qué yo no podía tener una relación como la de Justin con Eleanor o con Spencer? En esos momentos lo envidiaba. 

Realice todas las respiraciones de yoga posibles para calmarme, pero solo lo logre cuando vi la fachada de emergencias.

No espere para bajarme corriendo hasta la recepción, mis ojos viajaban por todo el recinto en busca de alguna figura familiar y ahí estaba papá con una mano en su teléfono y la otra frotando su cabeza.

Un agudo llamado de atención salió de mi boca, sus ojos rojos se encontraron con los míos y no dude un segundo antes de abrazarlo, abrazarlo como si fuera la primera vez que lo hacía. No soportaría que alguien más corriera peligro.

–Cariño...–los claros ojos de mi padre se encontraban inundados; dolía verlo así.

Tome sus mejillas entre mis manos comprobando que no tenía más que unos pequeños rasguños –Cuéntame que pasó–

–Pues... lo que te comenté por teléfono. Íbamos camino a tu residencia cuando un coche se cruzó sin respetar la señalética. Dando de lleno por el lado de tu madre, ella... Recibió un golpe en la cabeza y no despierta. Y a tu hermano lo han llevado para realizarle exámenes por una posible fractura. No despierta Heather y yo... –su voz comenzaba a quebrantarse cada vez más antes de caer sobre mis hombros con un llanto guardado lleno de miedo.

Yo por mi parte no me quede atrás. Eleve mis brazos para abrazarlo fuertemente, antes sin siquiera notar que teníamos un espectador si no fuera por la mirada confundida de papa al separarnos.

Seque mis lágrimas para componerme un poco dentro de lo que podía.

–Pa, él es Justin. Un amigo. –deje un mechón tras mi oreja tratando de verme menos frenética.

Mi padre se acercó estirando su brazo–Un gusto Justin, llámame Jack y gracias por traer a mi hija. –

Saludo que fue correspondido con un fuerte apretón de manos –No tiene que agradecer, el placer es mío. Lamento lo que está sucediendo. –

En ese momento decidí que él ya había hecho mucho y necesitaba estar con mi familia.


Now or Never ➳ j.b.Where stories live. Discover now