—Pero, ¿qué ha…? —Liam se quedó mirándola boquiabierto.
Ella le dedicó una sonrisa.
—Sólo estoy devolviéndote el favor. Te debo un orgasmo.
Entonces ______ enrolló la toalla de felpa a modo de cojín y se la colocó bajo las rodillas.
Libre de su envoltorio, había quedado totalmente desnuda y a los pies de Liam.
—¡Dios, nena…! —dijo él con la respiración marcada mientras se inclinaba hacia ella.
______ lo detuvo con un gesto.
—No. Ahora me toca a mí hacerte disfrutar —dijo, y empezó a acariciarle el bulto que se había formado en sus vaqueros y que, de inmediato, empezó a crecer. La mirada perpleja de Liam la hizo reír.
—Te gusta, ¿eh? —bromeó antes de bajarle la cremallera de los pantalones.
El pene apareció como una roca, dispuesto en el agresivo ángulo agudo que formaba con su cuerpo y brillante como una pieza de mármol de Carrara a la tenue luz que iluminaba el balcón.
Blanquecina, recubierta de venas de tono más oscuro que la recorrían desde la base hasta la punta, la po.lla parecía enorme. La erección había retirado el prepucio, de modo que el miembro aparecía desnudo. ______ descubrió una gota de líquido seminal a punto de caer de la punta en forma de seta, y la recogió con la lengua. Sabía salada y ofrecía una textura viscosa.
—¡Dios…! —dejó escapar Liam.
______ rió y se inclinó hacia delante. Abrió la boca y se introdujo la punta del pene en la boca.
Lamió la raja hasta que vio brotar una nueva gotita, lubricó la cabeza del miembro con la lengua antes de sacársela de la boca y chupó de nuevo la abertura, aunque esta vez por la parte inferior.
Liam temblaba y se balanceaba sobre ______, que, al acordarse del placer que él le había proporcionado media hora antes, se sentía encantada de poder corresponderle. Aunque ya les había hecho mamadas a otros chicos antes, nunca lo había disfrutado. Pero en esta ocasión parecía diferente. Liam resultaba tan excitante y tan generoso en la cama que le apetecía ofrecerle lo mismo. Alternó los lametazos con los movimientos de succión y se concentró en la cabeza hinchada del pene.
Liam la agarró del cabello con las dos manos para tirar de ella hacia sí y clavársela más. Ella se resistió y alejó la cara para extraerse el miembro.
—Todavía no, encanto. Aún no estás listo.
Convencida de que iba a regalarle la mejor mamada de su vida, ______ le levantó la po.lla y la lamió por debajo desde la punta hasta la base. A Liam se le tensó el cuerpo hasta tal punto que ella pudo notar la contracción de los músculos.
—Nena, me estás matando —murmuró él.
Encantada de pillarlo desprevenido por una vez, continuó aplicándole aquel dulce tormento.
El miembro permanecía erecto y en dirección hacia el cielo, de modo que ______ tenía acceso a los testículos.
Inclinó la cabeza y se acercó para empujar suavemente con la nariz los sacos recubiertos de vello mientras aspiraba su aroma almizclado y ligeramente amargo. Se introdujo una de las bolas en la boca y jugueteó con ella antes de atraparla con los dientes.
—Ten cuidado… —la voz de Liam sonó ronca.
______ separó los labios y movió la lengua alrededor del testículo para aliviarlo. Luego, mientras le rascaba delicadamente el interior de los muslos con la mano izquierda, trató de registrar todos aquellos datos en la memoria: la sensación era de extrañeza, al tacto resultaba áspero y blando, y el sabor era inconfundible.
La respiración de Liam iba aumentando los intervalos y era entrecortada.
—Mámamela, por favor —rogó.
______ le liberó el testículo y elevó la cabeza en busca del pene que tan desesperadamente la reclamaba. Sonrió y agarró el miembro que asomaba protuberante. Había llegado el momento de poner fin a los juegos.
Abrió la boca y se metió la po.lla hasta el fondo. Liam rugió de placer cuando casi rozaba la agonía.
—¡Sí…!
______ mantuvo la mano derecha en la base del pene para evitar que Liam le introdujera el pene hasta la garganta. Tenía la po.lla tan larga y tan gruesa que le asustaba la idea de ponerse a toser si se la chupaba demasiado deprisa.