—¿Qué tal el Jenn’éz? Está en la otra manzana y tienen un patio, así que podemos sentarnos fuera.
—Pues al Jenn’éz —dijo él tomándola de las manos para ayudarla a incorporarse.
—Cuidado —protestó ______—, que todavía me duelen las muñecas y los brazos.
—Vaya, lo siento. No me he dado cuenta. ¿Te doy algo a ver si te alivia?
—No, no pasa nada —lo tranquilizó ella—. Con que no me tires de ellos es suficiente.
—De acuerdo. —Liam le dio unas palmaditas en el hombro—. Voy a vestirme. ¿Y tú qué vas a hacer?
—Vestirme, si es eso lo que quieres —dijo ella dirigiendo la mirada al pene de Liam, que, si bien no estaba totalmente empalmado, aún no había perdido totalmente la erección.
Él sonrió.
—Por una vez, tengo más apetito de comida que sexual. Suelo tomar desayunos más consistentes que el que me has preparado.
______ le devolvió la sonrisa.
—Esta bien, Esta bien, ya lo he pillado. Voy a vestirme.
—Ponte falda.
—¿Y eso? —______ frunció el ceño sorprendida por su tono imperativo.
—Es que me gustan tus piernas —dijo, y luego se dio la vuelta y se dirigió al cuarto de baño.
Aunque, encantada con el piropo, ______ se quedó mirándolo fijamente hasta que se distrajo con la visión de sus nalgas. «¡Madre mía! ¡Si es que está como un queso!»
En cuanto lo oyó cerrar la puerta, se levantó y se dirigió al armario. Le gustaba que él se hubiera fijado en sus piernas, que ella consideraba una de sus mejores bazas.
Liam reapareció con vaqueros, camisa y chaqueta. ______, por su parte, llevaba una falda de colores y una blusa blanca, de mangas anchas y holgada que le dejaba los hombros al descubierto.
—Muy, muy guapa —alabó él.
—Te has afeitado —apreció ______.
—Sí. Espero que no te moleste que haya usado tus cosas.
—¡Qué tontería! Aunque no me disgustaba ese look de chico malo que te daba la barba incipiente.
—Sí, claro, me lo cuentas esta noche otra vez cuando te raspe con ella. —Liam observó a
______ con detenimiento—. ¿Llevas algo debajo de la falda?
Ella sonrió, coqueta.
—Nada de nada. ¿Te gusta?
—Sí me gusta, sí —respondió él con una sonrisa—. Va a quedar estupendo con lo que voy a regalarte.
—¿Otro regalo?
Liam miró a su alrededor para buscar la venda de nailon, que encontró sobre la cama.
Luego se acercó a ______, que retrocedió.
—Ni en broma, Liam. Ya he tenido bastante.
—Pero si sólo es un regalo. Te prometo que va a gustarte.
No demasiado convencida, ______ accedió a que le colocara la venda sobre los ojos.
—Esta bien, ahora quédate ahí. Vengo enseguida.
Lo oyó salir del dormitorio y pensó que estaría rebuscando en la caja de juguetes sexuales.
Sin embargo, luego se dio cuenta de que estaba en su cuarto de baño. Al cabo de un momento reapareció, se agachó y le tocó una de las pantorrillas.
—Levanta la pierna, cariño —dijo. ______ subió la pierna derecha y le pareció notar que Liam le pasaba algo por encima—. Ahora, la otra —le pasó dos cintas por los muslos y, al hacerlo, le levantó la falda— sujétala, por favor —le pidió al pasarle la tela arrugada para que la sostuviera.