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Aquel pequeño momento desayunando con Hong JiSoo había sido simplemente de lo mejor que seguramente aquel chino viviría por el resto de la semana, sin embargo, se encontraba un tanto disgustado consigo mismo, la razón; lo que él realmente quería era saber más acerca del chico de sonrisa tan linda, pero, como de costumbre, la plática se había centrado en él.

Miraba decepcionado la comida que tenía en la bandeja sobre la mesa. No podía hacer nada acerca de aquel tema. JiSoo se había ido ya, muy probablemente, a sus clases, y él se encontraba allí, esperando a que su otro compañero chino regresara de entregar aquellos papeles que le habían hecho falta.

—Hyung, estoy aquí —anunciaba el menor, quien recién hacía acto de presencia —¿Todo está bien? —preguntaba MingHao al notar la mirada perdida que tenía su amigo.

Wen JunHui se encontraba totalmente en otro mundo, desde ese día por la mañana se estaba sintiendo como un adolescente que comenzaba a... ¿Enamorarse? ¿Obsesionarse? ¿Cuál era la palabra correcta para describir su situación? Es más, ¿existía una que realmente pudiera hacerlo?
Tenía que ordenar sus prioridades. Él y MingHao habían llegado a Seúl con el objetivo de estudiar, y, muy posiblemente, hacer una vida allí, pero Dios, casi podía jurar que desde que había cruzado la mirada con Hong JiSoo en aquella cafetería había mandado muy lejos sus prioridades. No sabía si estaba yendo muy rápido, de hecho no sabía a ciencia cierta qué era lo que estaba intentando hacer exactamente respecto a aquella situación, llevaba conociendo a Hong JiSoo por tan poco tiempo que casi lo podía contar, y, aunque sabía que era total y humanamente posible el hecho de que una persona capturara tu corazón desde el primer momento, no sabía aún si era así totalmente.

—¡Hyung! —Xú MingHao llamaba al pelinegro por segunda vez mientras chasqueaba los dedos para que este despertara de su "trance".

—Qué... ¿Pasa algo? —preguntaba el de mirada perdida.

—Te encuentras extraño desde esta mañana, ¿todo va bien? —preguntaba el rubio más calmado.

—Descuida MingHao, todo va genial —mentía el pelinegro.

...


Las clases de Hong JiSoo finalmente habían terminado. Se encontraba aún en el aula en donde había tenido lugar la última materia del día; tenía uno de sus libros fuera, parecía que se encontraba leyendo la misma página hacía varios minutos ya. No podía concentrarse, más bien le era totalmente imposible; la mirada de aquel chino se le había quedado en la mente, se le hacía imposible borrarla.

Sacudía la cabeza mientras, ya rendido, guardaba el libro de vuelta en la mochila. Caminaba tranquilamente hacia la salida de aquel salón, eso hasta que alguien se lo había impedido.

—Shua, ¿te vas ya? —preguntaba aquella voz tan familiar para Hong.

Kim MinGyu se encontraba recargado en el marco de la puerta mientras miraba fijamente a Joshua.
Dios, si tan sólo ese maldito tipo hubiera tenido la menor idea —o consideración— de que a los ojos de aquel castaño él era la persona más jodidamente hermosa del jodido mundo seguro y dejaba de mirarlo de aquella manera.

—Sí, quería ir a casa a tomar un descanso, intentaba repasar apuntes, pero me fue imposible —confesaba Hong.

—Eso quiere decir... ¿No habrá asesoría hoy? —preguntaba el rubio mientras se hacía a un lado para que JiSoo pudiera salir.

—Sí, pero tranquilo, el resto de la semana será dedicado a tus asesorías —respondía el mayor con cierto fastidio en la voz.

—¡Espera! ¿No estarás molesto conmigo, o sí? —inquiría el menor mientras tomaba al castaño por los hombros para detenerlo.

×insane feeling× // junshua (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora