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Tomaba unos cuantos sorbos de agua mientras observaba el semblante de preocupación que su madre poseía, sabía que algo la había estado atormentando desde hacía unos meses, incluso antes de que hubieran llegado a Seúl; no le había preguntado anteriormente, pues estaba segura que su progenitora hablaría cuando tuviera que hacelo, pero últimamente esto sólo la desesperaba más y más.

-Mamá...

-Mikoto... -Llamaron ambas al unísono.

-Lo siento... Habla tú primero -Accedía la chica.

-Mikoto... Sé que has estado preocupada por mí, mi semblante no es el mejor últimamente.

-Sí... -Aceptó esta con cierto nerviosismo -¿Sucede algo?

La mujer mayor desviaba la mirada, parecía estar pensando en lo que estaba a punto de contarle a su hija, pues la sensibilidad que poseía aquella chica era considerable.

-Escucha... Tu sabes que hemos logrado cierto renombre en Hong Kong gracias a nuestra cadena de tiendas, ¿cierto?

Ahora la nipona podía relajarse, al menos estaba casi segura de que podía quitar de la lista de preocupaciones de su madre el hecho de alguna enfermedad incurable.

-Sí, lo tengo en claro.

-Pues hace unos meses las relaciones que tu padre y yo manteníamos con aquella marca que se encargaba de abastecer nuestras tiendas... Se deshizo -Confesaba la mujer.

-¿Qué es lo que dices? ¿Hablas en serio? -Preguntaba la menor alterada.

-No tendría porqué mentirle a mi hija... -Decía decaída la contraria.

-Entonces... ¿Qué es lo que sucederá ahora?

-Mikoto, estamos aquí por una razón -Comenzaba a explicar su progenitora -El dueño de una pequeña marca que gana popularidad poco a poco... Tal vez podría beneficiarnos.

-¿Te refieres a que él estaría dispuesto a abastecer nuestras tiendas? -Preguntaba esta dudosa.

-No podría asegurarlo, pero como lo iba diciendo, su marca gana popularidad poco a poco, por lo que parece que por el momento no quiere involucrarse con nadie -Mencionó pensativa.

-No lo entiendo... ¿A qué te refieres?

-Ése hombre tiene un hijo, un hijastro en realidad. Ahí es donde tú entras, ¿lo entiendes?

-Te refieres a que... ¿Quieres comprometerme? -Preguntaba Kino insegura.

-Evidentemente sería una buena idea, tendríamos beneficios de por vida, por lo que tienes que encontrar a ese chico, y pronto -Habló con seriedad la mujer.

-Pero, y si yo... Y si no quiero... Ya sabes

-¿Te refieres a que te negarás? -Esta suspiró -¿Acaso no aprecias lo suficiente lo que tu padre y yo hemos hecho por ti?

Mikoto sabía que aquel método al que su madre siempre recurría para lograr algo era infalible, el chantaje funcionaba bien, no podía negarlo.

-Pero aun así... ¿Cómo voy a saber quién es él? -Preguntó con desánimo.

-Tenemos pistas, solía vivir en Hong Kong, pero desde hace un tiempo ha estado aquí, en Seúl. Según me dijeron es un chico alto, pelinegro, y al parecer bastante guapo, no tendrás porqué quejarte, ¿o sí?

La mujer la miraba fijamente, esperando por una buena respuesta por parte de su hija; ella quería negarse, a veces sentía que a su madre no le importaba nada más salvo que sus negocios prosperaran, incluso llegaba a pensar que ella no significaba nada para su progenitora.

×insane feeling× // junshua (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora