37.

399 19 1
                                    

Febrero

Harry bajó del auto que conducía y se acomodó la corbata antes de caminar, las puertas del lujoso hospital se abrieron.

Las visitas del Señor Harold, ahora eran diarias al hospital, lo cual tenia vuelto loco a todo el mundo en diferentes aspectos; las enfermeras suspiraban con su sola presencia, los doctores renegaban, pues sabían que el joven era duro con sus palabras y llamadas de atención, pero los más atormentados eran sus ahora hijos políticos, los cuales lo detestaban a muerte y Harry podría apostar a que esos tres ya habían planeado matarlo aun que sea en broma.

--Buenos días, Señor del Olmo.
--Buenos días ¿donde están mis hijos?

La recepcionista sonrojada, ojeo el intinerario de los doctores, mientras el chico la miraba fijamente, era imposible no sentirse intimidado ante el rizado con sus ojos progundos y su voz destilando sarcasmo.

--La ginecóloga, Eva, esta en quirófano, el pediatra Jorge Louis, esta en su consultorio y el doctor Sebastián, esta...
--Aquí estoy, Romina. --Le interrumpió el hombre con la mirada en el recién llegado. --Buenos días, niño ¿cuánto tiempo más soportaremos tus visitas?
--Hasta que me muera, hijo ...pero si no te gusta, puedes trasladarte a otro hospital. --Harry le sonrió y Sebastián fingió reír.
--Cres que tienes todo el poder ahora que mi mamá no está ¿verdad?
--No lo creo, pequeño... --Lo rodeó y continuó su camino en dirección al consultorio de Jorge Louis. --Lo tengo.

La señora Taylor había muerto un año despues de haberse casado con Harry, el día había llegado, el señor Harold del Olmo, era oficialmente millonario, poseedor de una cadena de hospitales importantes y de varias propiedades más, razón suficiente para ser odiado por cuatro de sus hijos, los tres que trabajaban en el hospital y el arquitecto que se encargo de reconstruir la vieja casa de su madre, el quinto hijo aun era un misterio, era un hippie que había escapado de casa cuándo se le obligaba a estudiar, también era el más joven de todos, lo unico que sabía Harry era que le pasaba por cinco años, mientras los de más le ganaban con más de veinte.

--Buenos días, señor Harold. --Saludó la recepcionista de Jorge Louis.
--Buenos días.
--Esta solo.
--Oh gracias, ya nos vamos entendiendo.

El rizado abrió la puerta y Jorge Louis le sonrió, era el hipocrita del grupo, siempre fingiendo agradar de su padrastro, hablando pestes a sus espaldas.

--Hola, Harry...
--Harold. --Corrigió y se sentó frente a él. --Sebastián te avisó que venía ¿no?
--Si, él me...
--Lo sabía, de no haber sido asi, estarías atragantandote con chocolates, como cada vez que vengo de sorpresa.
--Solo fue una vez...
--Lo que digas, obeso.
--¿Que quieres? Harold.
--Papá. --Le volvió a corregir y el pediatra lo miró con ojos entornados, Harry se echó a reír. --Amargado, solo venía a ver como están las cosas, ya sabes, mi esposa, que en paz descanse, dejó muy en claro que debo mantener todo esto bajo mi supervisión y tu sabes que cuando dejo de venir, las cosas se salen de control.
--¿De que hablas? Aquí todo funciona a la perfección.
--De los costos, Jorgito, tu y tus hermanitos esperan mi ausencia para doblar el presio de todo y la salud no debe costar mas que un pinche bolso de Chanel.

La puerta se azotó y Jorge Louis fue el unico en saltar del susto.

--Buenos días, Eva. --Saludó el rizado sin si quiera molestarse en mirarla, la mujer tomó lugar en la silla de alado.
--Sabes que soy yo aun sin mirarme...
--¿Quien no lo sabría? Tu apestoso perfume siempre llega antes que tú.
--Mira, estúpido mocoso...
--¡Hey! ¿que son esas maneras de dirigirte a tu padre? --La miró con enfado y antes de que ésta respondiera con algo irónico, el chico se levantó de su sitio y caminó hasta la puerta. --Me voy al colegio, nos vemos en la tarde para aclarar cuentas.

Pobre Mentiroso (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora