18.

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La camioneta, amarilla y vieja, de Jaime, se estacionó, frente a una vieja casa en la colonia de los ricos y esperó a que todos sus ayudantes, bajaran del vehículo.

--Así que aquí es ¿no? --Preguntó el hombre con las manos en las caderas y la vista en lo más alto de la casona, Ed se situó a su lado y miró en la misma dirección, al igual que el resto.
--Aquí es. --Afirmó el pelirrojo. --Pero tiene que hablar primero con la dueña, dicen que es muy quisquillosa para esto y no confía con facilidad.

Jaime asintió y caminó hasta el portón, los chicos lo seguían, a excepción de Harry, ese vago prefería pasar la mayor parte de su tiempo, mensajeando con su amado novio.

"Entonces, soñaste con Gemma... hahah debería de sentir celos... creo"

"Idiota, la verdad es que tu hermana me pone muy nervioso y sabía que en la noche, tendría pesadillas con ella."

"No se porque el miedo, Gemma nunca te a hecho nada, ni te conocía."

"Yo tampoco lo sé."

Harry no entendía la actitud de su novio, respecto a su familia, pero no era algo que le preocupara, no era como que de un momento a otro, fuera a poner su imaginación en marcha y pensar "mierda, mi familia ya conocía a Louis y yo haciendome pendejo" no, eso nunca ocurriría.

"¿No deberías estar trabajando?"

"¿No deberías prestar atención en clases?"

"Bien jugado, señor Harold, bien jugado"

"Hahah... ¿ya te dije que me gustas demasiado?"

El rizado esperó la respuesta, cuando Liam lo interrumpió dandole un codazo en las costillas.

Harry levantó la mirada y vio como su jefe discutía con una ancianita que se rehusaba a abrir por completo el portón, dejando solo a la vista un ojo.

--Creo que no tendremos trabajo.
--¿Que le pasa a la vieja? --Harry no apartaba la mirada de la escena, Jaime le rogaba a la mujer que confiara en él y sus hombres, apoyado por Ed, mientras el resto no hacia más que mirar.
--Piensa que somos ladrones y la queremos matar para meternos a su casa a robar. --Sentenció Liam.

El menor frunció el ceño y guardó el teléfono, caminando en dirección a la escena dramática que ocurría frente a sus ojos.

--¡Haber, que pasa acá! --Gritó, dejando a todos en silencio, la anciana lo miro como mirando al cielo, y es que el adolescente quedaba gigante a lado de la pobre mujer.
--¿Quién eres tu? --Le preguntó
--Harry...
--Es uno de mis ayudantes, señora,  disculpelo, es joven y...
--¿Como? ¿también trabaja para ti?

Harry miró a ambos adultos, confundido, fijo sus pupilas en los ojos color celeste de la señora y ésta ¿se sonrojó? Le sonrió y la mujer le devolvió el gesto, abriendo la gran entrada sin quitarle los ojos de encima, al muchachito.

--Confíe en nosotros, señora, no somos...

Jaime dejo de hablar y miro cómo ella miraba a su albañil más trabajador, se rascó la nuca y sintió el brazo de Ed, golpear contra el suyo.

--¿Es mi imaginación o la viejita, se enamoro de Harry? --Susurró el pelirrojo.

El hombre lo reprendió con la mirada y aclaró su garganta para continuar hablando.

--Señora, nosotros...
--Pueden pasar. --Lo interrumpió ella, Harry sonrió mostrando todos los dientes y la mujer rió, bajito.

Todos se encogieron de hombros y entraron detrás de su jefe y de Harry, por supuesto, quién iba justo a un lado de la mujer que no llenaba de mirarlo.

Pobre Mentiroso (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora