Pobre Mentiroso (Larry Stylinson)

44.

Harry buscó a Louis en cada rincón del parque y sus alrededores, pensando que lo encontraría, no tomaba en cuenta ni el tiempo que estaba pasando ni el hambre que había resurgido en su estómago, quería encontrarlo y no había nada que lo detuviera.

--Uy joven, si me dieran veinte varos por cada vez que vienen a preguntarme si conozco a un guey chaparro de ojos azules... --El anciano levantó una ceja en dirección Harry y éste saco un Benito Juárez y se lo dió para que hablara. --Conozco a uno, es asi como usted dijo, siempre lo acompaña su mamá.
--¿Donde vive?
--Uy, mi chavo, si me dieran veinte... --Harold sacó un billete de quinientos y se lo dió sin pensárselo dos veces.
--Dime todo de una vez. --Exigió.
--Viven de bajo del puente del Papa, bueno, no exactamente ahí, pero ahí se juntan muchos de nosotros, luego luego se ven, lo vas a encontrar fácil.
--Bien, gracias. No te gastes eso el alcohol.

Regresó a su auto y condujo hasta donde el interesado anciano le indicó, esperando que no le haya mentido.

...

Había aproximadamente treinta personas reunidas, sentía impotencia de ver las condiciones en las que estaban viviendo, unos dormian bajo mantas viejas y llenas de hoyos, otros fumaban o bebían de una botella de alcohol barato, otros simplemente estaban ahi sentados, frotando sus manos para calentarse.

Todos miraban al desconocido a medida que éste iba avanzando entre ellos, entonces Harry vio a un pobre chico sentado sobre sus rodillas, esperando que una mujer dividiera un pequeño trozo de pan duro, para los dos.

Era él.

El corazón del rizado quería salirse de su pecho, se acercó lentamente, temeroso de asustar a los presentes con una actitud amenazante.

--Buenas noches. --Saludó a la señora de cabellos blancos y ésta le sonrió de inmediato.
--Doctor ¿Que hace usted aquí? Buenas noches... Cariño --Se refirió al castaño que le daba la espalda. --Saluda.

El bajito ladeo la cabeza lento y sólo miró los pies del visitante, no levantó la vista, volvió rápido su atención al pan y la mujer negó con la cabeza.

--Diaculpelo, es un niño muy timido.
--No importa. --Harry se acercó más a él y se sentó a su lado. --Hola. --Susurró y las pupilas azules del chico por fin miraron al ojiverde de frente.

Harry estaba cautivado con lo que veía, se relamio los labios y juró que ese chico era Louis, su Louis, sólo él podría tener esos preciosos ojos azules, esa respingada nariz chiquita, esos pomulos, esos bonitos delgados labios, esa mirada, esa mirada de cachorrito que solo el enano hambriento puede hacer.

--¿Como te llamas?
--Se llama Harry. --Intervino la anciana, el menor la miró sorprendido, ella le dió su parte de pan al chico y éste comenzó a comer como si aquello fuera el manjar más delicioso que había probado en toda su vida.
--Yo también me llamo Harry.
--No se su nombre, ya hablando en serio. --Confesó ella y acarició el cabello mal cortado de su hijo. --Pero cuando lo encontré, no hacía más que repetir "Harry, Harry" y decidí llamarlo así.
--Ya.
--No le volví a escuchar una palabra, nunca más.
--¿Como lo encontró?
--Estaba tirado en la calle, tenía un golpe en la cabeza y me dio mucha lastima verlo asi, mi amiga y yo lo subimos a nuestro carrito donde juntabamos cartón y lo trajimos con nosotras.
--Que buenas personas son ustedes.
--Ah, mi amiga murió hace dos años.
--Lo siento. --Harry no apartaba la mirada del mayor, éste tenía las mejillas llenas de pan.
--Ella lo quería mucho, fue su idea adoptarlo.
--Entonces ¿nunca habla?
--No, tampoco ríe, solo llora, mientras duerme.
--Vaya... ¿cual es su nombre? --Se dirigió a ella con ojos llorosos, todo ese asunto le estaba rompiendo el corazón.
--Lucinda.
--Señora Lucinda, este chico se llama Louis Tomlinson. --Pasó saliva y bajó la mirada. --Es muy importante para mi y... tiene desaparecido siete años, creo...
--¿Lo conoce? --Interrumpió con voz esperanzada. --Dios Santo, mi hijo volvera con su verdadera familia. --La mujer sonreía con todos sus dientes, tomó a Louis de la cara. --¿Escuchaste eso? Hijo, volveras a ser felíz.