El día siguiente vino de golpe, como un chapuzón repentino. Tal cual si tuviese una alarma incorporada en su ser, se reincorporó de golpe, viendo a todos lados; como si estuviese explorando tierra inhabilitada.
Aún era muy temprano, el reloj mental de JongIn calculaba que serían las cinco de la mañana, máximo. Lo percibía, ya que aún todo estaba eclipsado pero el ambiente olía a esa característica brisa mañanera.
Se estiró un poco y vio hacia su lado, con ojos somnolientos. KyungSoo seguía plácidamente dormido, un hilo de saliva se le escurría de los labios, dándole un aspecto tierno.
Tomó su teléfono celular de manera torpe y entrecerró los ojos cuando el brillo de la pantalla empañó su visión. Cuando su vista se acostumbro a la luz artificial, se dio con la sorpresa, no grata, que tenía cinco llamadas perdidas de nadie más y nada menos que de su prometida, Seulgi.
Hizo una mueca de fastidio, odiaba ser controlado, probablemente si la llamaba en ese instante ella se pondría histérica, como de costumbre, despertaría a KyungSoo con los gritos salientes de su teléfono y su poca dignidad volvería a ser destruida.
No señor, no permitiría eso.
En lugar de la acción pensante, apagó su celular y volvió a acurrucarse en la alfombra y almohada. Debería estar incómodo, ya que dormir en traje y no en su pijama de algodón holgado era una gran diferencia, pero se sentía a gusto y placentero. Estaba seguro que se debía a ese alguien.
***
Un sonido estrepitoso resonó abruptamente, era el de una cartera encontrándose bruscamente contra la madera un escritorio. Ambos trabajadores dieron un salto desde su lecho. Atontados.
KyungSoo se rascó los ojos, y dio un gran bostezo con ojos lagrimeantes. No se esperaba lo que vio al frente suyo. Era una mujer, su aura altanera fue lo que le llamó más la atención, pues estaba mirando con tirria a su jefe.
JongIn, a diferencia de KyungSoo, se levantó de inmediato, era como una autodefensa que tenía, sus articulaciones tronaron, al hacer el movimiento brusco. Se colocó frente a la muchacha, que su mirada emanaba antipatía.
— ¿Qué haces aquí?
La de cabello marrón, dio una sonrisa cretina, parecía ofendida. Lanzó un suspiro sonoro, y se tocó el puente de la nariz, como sino se lo pudiese creer.
— ¿Qué, “qué hago aquí”? — repitió con ironía —. Te llame por toda la noche y no me dabas señales de vida. Obviamente iba a estar muy preocupada. ¿Acaso no lo notas?
JongIn estaba azorado por el espectáculo, así que intentó tirar del brazo de la chica para sacarla y llevarla a cualquier lado que no sea la presencia de KyungSoo, pero Seulgi plantó fuertemente sus tacones en el piso, nadie la movería de ahí, ni una grúa.
—Aquí estoy bien— advirtió , zafándose del agarre de manera engreída.
A estas alturas, KyungSoo ya se había reincorporado con la espada recta y hombros tiesos. Se encontraba sentado como un indio, viendo el panorama . Si su sentido no erraba, ya podía saber quien era la señorita furiosa.
— ¡¿Entonces qué quieres?! — respondió el otro al borde.
Seulgi palideció porque el moreno nunca le había alzado la voz, y es que desde que KyungSoo había vuelto aparecer en su vida, era un embrollado de emociones. Sus defectos y la poca paciencia, salían frecuentemente. Dejándolo mal parado.
KyungSoo solo quería unas palomitas de maíz y una gaseosa Sprite, porque eso se iba a poner bueno. La cara de la mujer lo abrumó, pero también le causó gracia, porque todo rastro de superioridad se le había extinguido de golpe.
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Por las alas del Ángel [KaiSoo]
FanfictionIrene es un alma en pena que se le asigna una misión, ayudar a KyungSoo a recuperar su antigua vida, si sale exitosa obtendrá sus alas. Pero... KyungSoo habría cometido muchos errores a lo largo de dos años ¿Podrá lograrlo? O una interrogante mejor...