Irene fue de gran ayuda para el castaño, pues le había resumido varios temas que adjuntaban su vida. En primer lugar, su trabajo consistía que era el ayudante de un arquitecto, por alguna razón que hasta la pelinegra desconocía, no terminó sus estudios en arquitectura. En segundo lugar, vivía solo en ese departamento, que no gozaba de ostentosidades o artefactos de última generación, pero vivía dignamente con su sueldo.
Era una vida “habitual” como se podía calificar.
Pero lo que le atormentaba y no dejaba de martillear en su sien una y otra vez, era que: ¿Por qué se sentía vacío?
Obviamente tenía la presencia del espectro, porque sí, a KyungSoo le daba igual todas las veces que la bajita le corregía y decía que era ‘un alma en busca de sus alas’. Para el castaño, ella era un fantasma y punto, un alma con poderes sobrenaturales, que hasta parecían irreales como su misma existencia, pero qué más daba.
—Debes volver al trabajo, Kyung — le lanzó un par de jeans celestes, junto a un jersey verde pastel.
— ¿Acaso estás vistiendo a tu hijo? — miró despectivamente las prendas coloridas.
La pelinegra se sobó los lados de su cabeza con ojos cerrados, ese chico era muy caprichoso y no colaboraba.
—Es lo más decente que encontré en tu guardarropa, así que póntelo.
KyungSoo negó ¿Acaso le estaba mandando?
—Nunca.
Irene lo observó ofuscada, haciendo una mueca de molestia y con un chasquido de dedos, el ayudante ya tenía las prendas coloridas impregnadas en su cuerpo.
— ¡¿Pero qué mierda?! — espetó mirándose la fisonomía con completo asombro.
—Nada de lisuras, Kyung ya te lo dije — fue hasta él y lo tomó del hombro — Debemos ir a tu trabajo, en el auto tendremos otra charla.
—P- pero aún no me siento apto, vamos mujer, no recuerdo los últimos dos años de mi vida ¿Cómo quieres que pedirme que vaya así no más, si no rememoro a nadie?
—Yo te ayudaré — trató de reconfortarlo.
***
Una vez llegados al estacionamiento del departamento, el joven se dio con la extrañeza que su viejo auto con que había tenido el accidente, estaba intacto, como si nada hubiese ocurrido.
Como si leyera los pensamientos del humano, la chica respondió —No preguntes.
Se encaminaron al viejo Kia color azul y se pusieron en los respectivos asientos.
— ¿Recuerdas cómo conducir?
—Aprendí a los dieciocho, no hay problema.
Prendió el motor que sonó como un férreo ronroneo, se ajustó el cinturón y pisó el acelerador orientándose a la labor.
—Quizá deberías ponerte el cinturón de seguridad — le pidió a la pelinegra que estaba desparramada en el puesto totalmente despreocupada.
—KyungSoo, estoy muerta.
—Oh rayos, lo siento, supongo que es una costumbre en mí.
Irene sonrió ladina porque el KyungSoo de hace un día jamás le hubiese dicho eso, o que se preocupase por la integridad de otra persona y mucho menos disculparse. Parecía que la pérdida de memoria le estaba ayudando a volver a sus anteriores costumbres, era un gran alivio.
—Y… — movió su mano elocuentemente, un gesto para que la casi ángel comenzará con la charla que prometió que daría.
—De acuerdo —se aclaró la garganta —Verás… puede que ya no tengas amigos y tampoco puedas decir que haz perdido la memoria.
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Por las alas del Ángel [KaiSoo]
FanfictionIrene es un alma en pena que se le asigna una misión, ayudar a KyungSoo a recuperar su antigua vida, si sale exitosa obtendrá sus alas. Pero... KyungSoo habría cometido muchos errores a lo largo de dos años ¿Podrá lograrlo? O una interrogante mejor...