Por las alas del Ángel [KaiSoo]

Capítulo dieciocho

Cuando KyungSoo contó todo lo que ocurrió en su desdichado pasado y confesó el gran secreto que venía persiguiéndolo cada noche, se sintió... Extrañamente... Más calmado.

Pero eso no quitaba el temor que estaba esparciéndose por toda su anatomía.

El moreno se quedó sucumbido en sus intrincados pensamientos. Observaba las sábanas ampliamente sin parpadear, escuchando los sollozos estridentes del castaño. Únicamente se maldecía numerables veces, catalogándose como el ser más idiota del universo. Es que, nunca sospechó absolutamente nada. Mierda que había sido un estúpido, todos los acosos de Taemin sucedieron en su nariz, pero jamás imaginó esas intenciones retorcidas.

Si tan solo hubiera sido más avispado y astuto... Hubiera podido evitar la culpa por la que KyungSoo no puede vivir en paz... Si hubiera sido más inteligente y desconfiado... La vida de ambos no se hubiese visto oscurecida por esa neblina gris. Si tan solo...

Agitó su cabeza y se levantó de la cama.

KyungSoo contuvo al respiración, esperando alguna acción por parte del otro: Un grito, un lloriqueo, una maldición. Sin embargo, nada ocurrió. Sólo vio la silueta de JongIn yéndose de su habitación, para que finalmente, él se volviera a quedar solo en esas cuatro paredes.

KyungSoo quiso retroceder el tiempo y no haber abierto la boca, un nudo mucho más potente se le instaló en la garganta porque lo sabía...

Había perdido a JongIn para siempre.

***

JongIn no se dirigió a su hogar, ni mucho menos a un lugar donde poder relajarse y razonar con la cabeza fría. Aún oía claramente el "Yo maté a Taemin"  taladrándole los oídos hasta querer hacerlo sangrar. Sumado al "Él casi me viola" haciendo sentir impotente.

Se subió a su camioneta y cerró la puerta de un fuerte azote. Sentado en el sillón, sujetó el el timón hasta que sus nudillos se volvieron pálidos, reprimiendo toda la combinación de emociones que estaba viviendo. Tragó grueso. Giró la llave y emprendió un corto viaje hasta el cementerio de la capital.

Hacía tres meses que no iba a aquel lugar. Él normalmente visitaba la tumba del que creía su amigo cada dos meses, pero desde la llegada de KyungSoo nuevamente a su vida, desvió su rutina escrita. Cuando estaba allí, limpiaba los restos de césped de la placa donde se leía el nombre del fallecido, dejaba unas flores y permanecía unos minutos de pie, orando por la alma de su ex amigo que murió a una edad temprana.

Llegó. Estacionó. Respiró.

No saludó a la guardias de seguridad como acostumbraba y mucho menos compró flores para el nombrado. Solamente entró y guió a sus pies al lugar predicho.

El cementerio se encontraba demasiado pacífico y habían pocas personas alrededor. Todo lo contrario a la maraña de sentimientos que percibía JongIn.

Cuando sus pies pisaron el césped de la tumba que ya conocía de memoria y leyó el nombre "Lee Taemin"... no pudo más... Cayó de rodillas. Sus ojos le picaron y empezó a llorar sonoramente, cubriéndose el rostro con ambas manos, pero no eran lágrimas de tristeza, sino de ira, enojo y traición. Nunca conoció a Taemin en realidad. La persona que había estado visitando todos estos años, realmente era la que estropeó su vida y de la persona que amaba.

Dolía tanto... que su pecho se agitaba por las irregulares respiraciones. Le brindó unos golpes al césped, tratando de apaciguar su indignación, apretando los dientes y gruñendo lo que tenía guardado. Tiró de sus cabellos y negaba repetidas veces. No podía estarle pasando eso a él, por qué de las millones de personas en el mundo... Debía que sucederle justo a KyungSoo aquello tan enfermo. ¡¿POR QUÉ?!