Irene se encuentra en el lugar que inició toda esa travesía inesperada, en el cielo. Todo luce idéntico, a excepción que su corazón se percibe más calmado.Está en paz.
El supremo de todos, el Todopoderoso, está frente a ella, reposado en esa silla absurdamente grande, con un semblante sonriente en su viejo rostro. Se siente muy dichoso, porque no se equivocó, la elegida cumpliría su misión, y lo logró.
—Eres muy grande, Bae Irene. Felicidades.
La pelinegra al oír aquella voz grave, sintió que los vellos se me ponían en punta, se inclinó en señal de respeto.
—Gracias a usted, por darme esta oportunidad.
—Oh no, claro que no — corrigió, la sonrisa seguía intacta —. Estoy agradecido por lo que hiciste con ese joven. Puedo predecir que tendrá un futuro apacible.
A la bajita se le iluminaron los ojos al oír esa predicción — ¿Habla en serio?
—Do KyungSoo y Kim JongIn serán felices.
Un suspiro escapó de su garganta — ¿Qué hay de... Oh SeHun?
El de cabellos blancos lo meditó unos segundos y respondió — Le tomará algo de tiempo, sin embargo tendrá una vida digna. Adoptará a dos niños acá a un par de años.
¿SeHun será padre? Que locura, pero en el buen sentido de la palabra. El peso que cargaba sobre sus hombros desapareció por fin, el alto sería feliz, como ella se lo pidió y le hizo prometer, no podía sentirse más serena y contenta.
BoGum apareció de repente, al lado del Señor, Irene parpadeó por el destello repentino ya que su superior emanaba mucho brillo ciertas veces. Se acercó al hombre y le susurró un par de cosas en el oído, mientras éste asentía en respuesta, siempre escuchaba a su mano derecha.
En un santiamén, dirigió su diestra hacía el pequeño cuerpo de Irene y una luminosidad cegadora se posó sobre ella.
La joven cerró los párpados y apretó fuerte los puños, esperando alguna reacción negativa en su anatomía, una sensación de dolor insoportable o una extrañeza adherida a su organismo, sin embargo, nada ocurrió. La luz se esparció luego de unos segundos y después se ausentó de golpe, su sexto sentido le decía que abriera los ojos... Entreabrió temerosa un párpado y luego el otro. No había nada raro, tenía a los dos hombres en sus narices, observándola como si fuese una especie de experimento nuevo. Salvo que...
— ¡No puede ser, estoy volando! — exclamó con la mandíbula llegada hasta el piso. Examinaba sus pies que estaban a un metro elevados del suelo, los balanceaba en el aire sin poderlo creer. Ni siquiera sabía como lo estaba logrando.
—Te las ganaste — mencionó BoGum con su misma expresión de siempre, la indescifrable.
— ¡Estoy volando como pajarito! — vociferó nuevamente. Todo era tan insólito para procesarlo.
Sus grandes alas blancas se dejaron de agitar y al fin posó sus pies en tierra firme. BoGum se acercó a ella, junto a un espejo de cuerpo entero que no sabía de dónde había sacado, y lo colocó a unos centímetros de si, para que observará su nueva adquisición. Irene, atisbó su reflejo y era increíble como podía seguir igual, no envejecía, nada cambiaba en su aspecto, era como un eterno retrato. Una diminuta nostalgia se posó en su pecho, pero luego rápidamente la desechó. Giró sobre sus pies descalzos, para quedar de espaldas frente al espejo y girando su cuello lo más que le permitían sus vértebras cervicales, admiró las preciosas alas.
Eran más grandes de lo que ella alguna vez imaginó, eran demasiado majestuosas, que la dejaron sin habla porque lucían irreales. Su material parecía hecho de un plumaje blanco, su tamaño era como las alas de un halcón, sin embargo, no eran toscas. Se unían perfectamente a sus omóplatos. Como si Irene hubiera nacido para llevarlas puestas.
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Por las alas del Ángel [KaiSoo]
FanfictionIrene es un alma en pena que se le asigna una misión, ayudar a KyungSoo a recuperar su antigua vida, si sale exitosa obtendrá sus alas. Pero... KyungSoo habría cometido muchos errores a lo largo de dos años ¿Podrá lograrlo? O una interrogante mejor...