quarenta e cinco

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Narra Alejo:

Abrí los ojos y vi la bendita hora, solo había avanzado un minuto.

Eran las 4:30 am y yo tenía náuseas y sudaba mucho, no tengo ni idea como es que me pasó esto si hace unas horas estaba bien.

Salí de la habitación, dejando a mi novio sólo, y me dirigí a la sala.

—¿Por qué a mí?

Seguí caminando y me senté en el sillón.

Despertaría a Pedro para que me haga compañía pero no puedo, sé que se enoja si lo despiertan por tonterías. Además se durmió a la una de la madrugada ya que estaba editando un video.

—Voy a morir si sigo así.

Digo por décima vez en la madrugada.

Seguí caminando hasta que siento algo subir por mi garganta y voy corriendo al baño.

Alcé la tapa del inodoro y empecé a vomitar.

Escuché unos pasos acercarse y observe una sombra en la puerta del baño.

—¿Por qué no me dijiste que te sentías mal?

Terminé de vomitar y lo miré, estaba con los brazos cruzados.

—No quería que estuvieras incómodo.

Me entregó el vaso de agua que tenía y empecé a beber.

—Eso nunca me incomodaría, no digas eso.

Dejé el vaso de agua a un lado y empecé a cepillar mis dientes, seguro tenía mal aliento.

Sentí como Pedro acariciaba mi espalda mientras acariciaba mi cabello.

Terminé de cepillar mis dientes, limpié mi boca con una toalla y sonreí.

—Tienes una sonrisa de bebé.

Escuché la voz de mi novio y sus labios posarse sobre mi mejilla derecha.

—¿Tenés sueño?

—Un poco pero mejor me quedo despierto para que no te pase nada, no quiero que estés enfermo.

ibf; divalejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora