vinte e três

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Narra Pedro:

Después de ver la película, fui a la habitación de Alejo y saqué un pequeño cuaderno de mandalas junto con unos lapices de colores.

Volví a la sala y me senté en el suelo apoyando mi espalda sobre la parte baja del sofá, puse el cuaderno junto a los lapices sobre la mesa pequeña que estaba en el lugar, lo abrí y empecé a pintar una nueva mandala.

Escuché un ruido y aparté la mirada del cuaderno, era mi príncipe con una manta entre sus brazos.

—¿Qué es eso? —preguntó curioso como un niño pequeño.

—Mandalas —dije y sonreí.

Él se acercó a mi y acarició mi cabello suavemente.—No sabía que a eso se les llamaba mandalas.

—Ahora ya lo sabes.

Dirigí mi vista de nuevo a los dibujos y seguí pintando sin salirme de la lunes; Alejo se sentó en el sillón en posición india y empezó a jugar con mi cabello.

—Alejo, me despeinas.

—Igual ya es de noche y ya es tarde para salir.

Tenía razón, creo que son las 11:40 pm y seguíamos despiertos.

Terminé de pintar una parte de la mandala y cerré el cuaderno.

—Hey, yo estaba viendo. —dijo él haciendo un tierno puchero.

—Eres muy tierno. —dije acercándome a él.

Él se sentó con los pies en el suelo y yo me senté en su regazo, empecé a dar besitos en sus mejillas hasta que estaba cerca de sus labios.

No sé que pasó pero en un abrir y cerrar de ojos, sentí sus finos labios sobre los míos.

Estaba en en shock, no reaccioné hasta que él se separó.

—Yo...

No lo dejé terminar y lo volví a besar, estaba muy enamorado de él.

ibf; divalejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora